Mandelblit, el fiscal general elegido por Netanyahu que puede mandarlo a casa

Biniamín Netanyahu y Avichai Mandelblit Foto: GPO Kobi Gideon

Después de que el pasado martes la Policía recomendase la imputación del primer ministro, Biniamín Netanyahu, por cohecho, fraude y abuso de confianza, la atención está puesta ahora en Avichai Mandelblit, el reservado fiscal general encargado de hacer efectiva o no la acusación.

Mientras que los israelíes conocen los gustos de Netanyahu en lo que concierne a puros (cigarros), champán, decoración, y saben de las meteduras de pata de su hijo mayor, Yair, del agresivo comportamiento de su esposa, Sara, gracias al escrutinio mediático al que está sometido, poco se conoce de Avichai Mandelblit, el discreto jurista que tiene el poder de acabar con el incombustible líder israelí.

Mandelblit nació en Tel Aviv en 1963 y creció en una familia de derecha en una época en la que Israel era hegemónicamente de izquierda; su padre fue miembro del Irgún (organización sionista, especializada en guerrilla urbana y activa durante el Mandato Británico antes de la fundación del país entre 1931 y 1948) y militó en el partido Herut (predecesor del Likud), y su madre formó parte del Lehi (una escisión del Irgún, más militarista).

El joven Mandelblit estudió Derecho y se pasó los siguientes 27 años en el departamento legal del Ejército de Defensa de Israel (Tzáhal), ejerciendo diversos cargos como el de fiscal militar, abogado de oficio y juez.

A los 26 años dejó su laicismo y se convirtió en judío ortodoxo, seguidor del rabino cabalista y jasídico Baruj Ashlag.

Nunca ha hablado públicamente del motivo de esta transformación.

En 2004, al ser nombrado juez general militar, llegó al puesto legal más alto del Ejército y mientras ocupó el cargo dictó sentencias en casos controvertidos.

Por ejemplo en el uso de bombas de racimo por Israel durante la Segunda guerra del Líbano, en 2006 (decidiendo que los comandantes que las utilizaron violando la normativa del Ejército no serían procesados) o en la decisión de procesar al carismático brigadier general Chico Tamir por mentir tras un accidente automovilístico en el que estuvo involucrada su esposa y un vehículo militar.

Mandelblit ha sido criticado por la derecha, que argüía que su estricta interpretación de la legalidad internacional pone trabas a la actuación del Ejército contra sus enemigos.

En una infrecuente entrevista con el diario Haaretz en 2009, después de que se supo que integró a su personal legal en el comando central del Ejército durante la Operación Plomo Fundido, como asesores, dijo: «Es una doctrina internacional. A medida que el combate se vuelve más complejo, nuestro papel se hace más relevante».

En la misma entrevista, Mandelblit se alejó del mantra de Israel de poseer el «Ejército más moral del mundo»: «No me gusta eso. Yo digo que las Fuerzas Armadas israelíes actúan de acuerdo a la ley. No me creo un experto en moralidad. No me meto en comparaciones con ejércitos occidentales y digo que nosotros lo hacemos mejor».

Dejó el uniforme militar y vistió traje y corbata cuando se convirtió en el secretario de Gabinete de Netanyahu en 2013, para después ocupar su cargo actual al frente de la Fiscalía en 2015.

Avichai Mandelblit Foto: GPO

En los últimos años se ha vuelto a ganar las críticas de la derecha al considerar anticonstitucional la Ley de Regulación, que legaliza de retroactivamente viviendas en asentamientos construidos en tierras privadas de palestinos en Judea y Samaria (nombres bíblicos de Cisjordania), aduciendo que permite robar tierras de árabes. Y también es criticado desde la izquierda por no acelerar las investigaciones sobre Netanyahu.

Mandelblit sorprendió cuando se refirió a organizaciones de derechos humanos diciendo que su labor de transmisión de información era importante para el Ejército: «La cooperación con Betselem es el mejor ejemplo. Ayudan a que podamos hablar con los testigos y clarificar las quejas. Ellos hacen su trabajo y yo el mío».

En estos momentos el trabajo de Mandelblit es uno de los más delicados también para su propio futuro, si bien él mismo rompió su silencio sobre el asunto y dijo el jueves pasado que imputará a Netanyahu «sin dudarlo si es necesario», aunque los analistas ponen en cuestión si lo hará antes de que termine su mandato, a finales de 2019.

«No veo cómo Mandelblit puede evitar procesarlo sin ser visto como un encubridor. Si decide no hacerlo, esa decisión probablemente será rebatida por la Corte Suprema y podría tirar abajo las aspiraciones del fiscal general (servir en la Corte Suprema, como muchos de sus predecesores)», escribió el periodista Noam Sheizaf en la revista digital 972.

Sheizaf recordó que Netanyahu está ligado a otras dos investigaciones y que todo esto es «simplemente demasiado». EFE y Aurora

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