Los ultraortodoxos judíos se oponen a la ley de altavoces en las mezquitas

16 noviembre, 2016
Yakov Litzman Foto: Dominio Público

La llamada “Ley Muecín», un proyecto legislativo cuyo objetivo es impedir que las mezquitas usen sus potentes altavoces para llamar a los fieles a la oración –sobre todo a las 4:30 de la madrugada-, está generando una fuerte oposición. Diputados y activistas árabes protestaron en la ciudad árabe de Sakhnin y la planean nuevas protestas en Yafo (Jaffa) y la localidad árabe de Baqa al Gharbiyye.

Sin embargo, una oposición algo sorprendente ha surgido también en la comunidad ultraortodoxa. El ministro de Salud, Yakov Litzman, del partido Judaísmo Unido de la Torá (Iahadut Hatorá), presentó una apelación para impedir que la “Ley Muecín” se vote en el pleno de la Kneset (Parlamento). De esta manera, Litzman envió de nuevo el proyecto de ley al Gobierno para una nueva revisión. Esto obligará al primer ministro, Biniamín Netanyahu, que ya ha expresado su apoyo al proyecto de ley, a reconsiderar e intervenir en el asunto.

Litzman indicó, en su apelación, la similitud entre las llamadas del muecín y las llamadas en los barrios ultraordoxos anunciando el inicio del Shabat. «Durante miles de años, diferentes instrumentos se han utilizado para este propósito, incluyendo el ‘shofar’ y la trompeta. Con el avance de la tecnología, ahora se usan altavoces para anunciar el comienzo de Shabat, respetando el volumen permitido y de acuerdo con la ley».

«El proyecto de ley en su redacción actual y las discusiones consiguientes que provocará pueden causar daño al status quo, y así, de acuerdo con el protocolo gubernamental, esta apelación es por lo tanto presentada para una mayor revisión», añade el texto de Litzman.

Litzman está preocupado principalmente por el rompimiento del status quo entre laicos y ultraortodoxos judíos. Sin embargo, el proyecto de ley ha enfurecido principalmente a los diputados y activistas árabes y al vecino reino de Jordania.

El responsable jordano de los Asuntos de la Mezquita de Al Aqsa y el Ministerio de Patrimonios Religiosos, Abdullah Al Awadi, expresó su objeción indicando que: «De acuerdo con el derecho internacional, el ocupante no puede realizar ningún cambio histórico en la ciudad que ocupa y se le requiere dejar las cosas como están», añadió. «Esto demuestra que cualquier decisión de Israel sobre Jerusalén es nula de toda nulidad».

La diputada Hanin Zoabi, de la Lista [Árabe] Conjunta se opuso también al proyecto de ley. «Esta es una ley en contra de la presencia palestina en nuestra patria. No es el ruido lo que es dañino, con sino la manifiesta presencia de la lengua árabe que hace hincapié en la identidad del lugar, junto con un nivel de control del espacio. Es una lucha sobre el espacio y el control del mismo. Si la aprueban, no la vamos a respetar. No vamos a bajar nuestra voz en nuestro propio espacio».

Otro diputado que elevó su voz contra el proyecto de ley fue el diputado Jamal Zahalka, de la Lista [Árabe] Común, quien  criticó al primer ministro. «Netanyahu ha mostrado claros signos de islamofobia crónica y necesita ayuda inmediata, porque sus episodios comienzan a volverse peligrosamente inflamables». Zahalka añadió que «esto no es Europa. Aquí es donde el muecín ha estado haciendo escuchar su voz por más de mil años, y donde los musulmanes seguirán viviendo … quien no puede soportar el sonido del muecín es bienvenido a regresar a donde no se pueden oír tales sonidos».

La Autoridad Palestina también rechazó el proyecto de ley. La Oficina del Presidente Palestino, Mahmud Abbás advirtió sobre las consecuencias de la votación del proyecto de ley y amenazó con acudir al Consejo de Seguridad de la ONU y a otros organismos internacionales, si se aprueba.

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