Los socios de la coalición aún escudan a Netanyahu

22 febrero, 2018
Knéset -Foto Wikipedia

Jorge Iacobsohn

Las sospechas criminales vinculadas al primer ministro Biniamín Netanyahu están aumentando en número y grado, sus allegados entran y salen de las salas de interrogatorios policiales, sus partidarios están atacando ferozmente el estado de derecho, preparando el escenario para la deslegitimación de las instituciones gubernamentales, pero lo más preocupante es que los socios de la coalición de Netanyahu continúan respaldando al primer ministro.
Podría ser demasiado esperar una reacción crítica de parte del ministro de Defensa, Avigdor Liberman, cuyo partido Israel Beitenu fue diezmado debido a que sus integrantes fueron investigados o arrestados por corrupción, o de parte del ministro de Interior Aryeh Dery (Shas), un ex convicto que desde entonces ha estado implicado en nuevas acusaciones.

Pero el Ministro de Educación Naftali Bennett, que pretende ser ético, y el silencio del Ministro de Finanzas Moshé Kahlon, que se definió a sí mismo como “el defensor de los tribunales” y “el adulto responsable en el gabinete”, muestran una hipocresía inadmisible.

Kahlon y Bennett, cada uno por sus propias razones políticas, no quieren que el gobierno caiga o que Netanyahu sea reemplazado por otra figura del Likud. Es por eso que no están tomando una posición ética clara e inequívoca sobre los hallazgos impactantes que surgen de las investigaciones del primer ministro.

Tampoco se escucha nada de parte de los políticos ultraortodoxos, que solo están interesados ​​en las necesidades de su propia comunidad, ignorando el resto de la sociedad. En definitiva, nuestro gobierno se comporta como un grupo de individuos con intereses creados que están vinculados en una relación utilitaria, no de un gobierno que funciona correctamente en un estado democrático.
Después de que Shlomo Filber, el ex director general del Ministerio de Comunicaciones, aceptó ser testigo de estado, se informó que Nir Hefetz, un confidente cercano de Netanyahu, supuestamente ofreció el puesto de Fiscal General a una jueza a cambio de cerrar una investigación criminal contra la esposa del primer ministro, Sara Netanyahu, los socios de la coalición no pueden permanecer en silencio. Los argumentos habituales, sobre la necesidad de esperar a que el Fiscal General Avijai Mandelblit decida si se debe procesar o no al primer ministro, o apelar al derecho a la presunción de inocencia, no son muy convincentes. Sirven como una tapadera para privilegiar los estrechos intereses políticos sobre el bien común del país.

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