Los israelíes tardan un tercio más en llegar al trabajo

Foto Wikipedia

Le está tomando a los israelíes casi un tercio más de tiempo llegar a su trabajo todos los días en promedio y los tiempos de traslado van a empeorar a menos que el país logre abandonar los autos e invertir más en transporte público.

Esa es la conclusión de un informe del Banco Central de Israel recientemente publicado que mostró que entre 2005 y 2016, el tiempo promedio de tardanza en llegar al trabajo aumentó a 39 minutos en promedio desde 30 minutos.

La razón es que los israelíes dependen demasiado de los automóviles privados para ir a trabajar. En todo el país, el 69% de las personas con empleo usan un automóvil para ir al trabajo y regresar entre el periodo desde 2014 al 2016, según el informe.

Las cifras fueron más bajas en las ciudades más grandes: en Tel Aviv, fue del 62%, 64% en Haifa y solo 54% en Jerusalén. Pero eso aún implica una dependencia inusualmente fuerte de la utilización vehícular.

A nivel nacional, solo el 21% de los israelíes empleados usa un autobús, taxi o tren para ir al trabajo (el resto camina o anda en bicicleta). En Tel Aviv, el uso del transporte público es un 27% más alto y en Jerusalén alcanza el 34%. Pero en ciudades europeas como Barcelona y Bruselas el transporte público representa el 40% de todos los desplazamientos diarios y en París el 70%.

Además, el BCI encontró que los trabajadores que usan el transporte público, especialmente los autobuses, pertenecen a grupos socioeconómicos más bajos y no porque el sistema funcione bien sino porque no tienen otra opción.

“Cuanto mayor es el salario, menor es la tasa de usuarios de autobuses. Esta cifra respalda la creencia de que las personas en Israel usan el transporte público porque no tienen un vehículo privado”, dijo el informe.
El informe llega una semana después de que el Fondo Monetario Internacional dijera que la infraestructura de transporte de Israel era insuficiente y que amenazaba con convertirse en una carga para el crecimiento económico.
Craig Beaumont, jefe de la misión del FMI, sugirió que, dado que el marco temporal de los proyectos de infraestructura es largo, Israel debería adoptar medidas a corto plazo, como viajes compartidos, e incluso introducir sanciones por provocar congestión como lo ha hecho Londres.
El BCI se hizo eco de esas advertencias, diciendo que el gobierno debe aumentar la inversión para garantizar que los tiempos de traslado no crezcan más. Dijo que la inversión debe alejarse de la construcción de carreteras y enfocarse hacia el transporte público.

 

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