Los grandes Bancos de Israel son los responsables

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El poderoso millonario que dio vuelta la tortilla

Bernardo Ptasevich

Un dicho popular cuenta que los bancos te ofrecen un paraguas cuando hay sol y te lo quitan cuando llueve. Es solo uno de los tantos slogan que ilustran una muy mala relación banco-cliente, por lo menos cuando el cliente es una persona que trabaja o pequeñas y medianas empresas. Eso sí, cuando aparece un poderoso millonario, los bancos abren las puertas del tesoro cuyos códigos guardan bajo cuatro llaves y claves múltiples para postrarse a los pies del fabuloso cliente que “no representa ningún riesgo”, todo lo contrario de esos emprendedores que crean proyectos, dan trabajo a muchas personas, pagan impuestos y trabajan muchas horas al día tratando de llevar a buen fin su empresa.

Los banqueros genios no deben equivocarse tanto
“Los banqueros que todo lo saben”, gente tan inteligente y llena de asesores que tienen todo organizado, planillas para todo, libritos enteros para firmar sin leer cuando alguien necesita obtener un crédito, exigencias de todo tipo y ningún compromiso no pueden cometer semejante error sin un motivo razonable. Sin llegar a pensar mal, (suponemos que no se han quedado con una “puntita” de esos grandes créditos que otorgaron) por lo menos han hecho todo lo contrario a lo que indica la lógica. Mi padre llegó a Uruguay desde Polonia, sin idioma y casi sin estudio básico. No era inteligente como los banqueros mencionados, pero hasta él sabía y repetía más de una vez que “no hay que poner todos los huevos en una sola canasta”. ¿Cuál es el motivo por el que tanto el Bank Hapoalim como el Bank Leumi hayan entregado semejante suma de dinero a un solo cliente?

Bancos para poderosos que desprecian a los demás clientes
Eliezer Fishman, obtuvo créditos por aproximadamente 480 millones de dólares, una cifra descomunal que puede hacer temblar los cimientos de las entidades bancarias involucradas, no sólo por el monto sino por la inseguridad que demuestran en la administración del dinero de los inversores y ahorristas. Las acciones de estos bancos no tendrán ya la misma solidez que les permitía manejar a su antojo los capitales disponibles en el mercado e imponiendo su poder para manejar los parámetros. Los financistas no han sido en esta ocasión nada exigentes con el magnate que apenas aportó garantías por una pequeña parte de lo recibido. Hoy se sabe que esa garantía no fue cuantificada en valores reales por lo que su incidencia en la seguridad del préstamo es casi nula.
Podemos suponer que los gerentes o encargados de otorgar los créditos no siguieron todos los procedimientos habituales, aquellos que usan y abusan en exceso con otros clientes. A ese nivel de negociaciones califica más “ser amigo del poder” que presentar garantías, balances, certificados y documentación suficiente que lo acredite a recibir el dinero. Fishman tuvo los contactos, el estaba en posición de poner condiciones y exigir, pero algo falló y ahora se ven los resultados y la realidad. En los últimos años hubo un deterioro muy grande en la atención y el respeto del cliente por parte de estas instituciones, justo lo contrario a lo que se supone deberían hacer. Tienen todo el derecho a otorgar créditos o negarse a hacerlo con o sin diferentes razones porque es su derecho como empresas privadas pero no por ello pueden faltar el respeto o tratar despectivamente a las personas o empresas que solicitan alguna operación.
Los bancos viven de los grandes gastos por comisiones de todo tipo, algunas muy abusivas e ilógicas que nadie en el gobierno actual y los anteriores han querido corregir. Gozan de un privilegio que no deberían tener y de mucha impunidad. Viven también de los intereses que cobran y que son diferentes para clientes como Fishman que para los de mayor riesgo como puede ser el hijo del vecino, el panadero, el carnicero, el fabricante de cualquier producto, o los negocios de todos los rubros. Al haber colocado a este y quizás otros grandes clientes un porcentaje muy alto de lo disponible para créditos ya no tiene presión de otorgar préstamos en pequeñas cantidades. Los bancos de hoy no están al servicio del cliente sino que usan al cliente. Por eso la mayoría de la gente tiene una imagen muy negativa no solo de los bancos mencionados sino también de algunos otros.

¿Por qué no piden la quiebra? ¿Quién los detiene?
La ley debe cumplir con su cometido, aún si de esa forma favorece a este multimillonario para cancelar el 92 % de su deuda y sólo pagar el 8% restante. A los acreedores no les gustará y es lógico que así suceda, ellos creen que Fishman ha escondido parte de su patrimonio delegando las propiedades en miembros de su familia. De ser así, si se confirmará que actuó de mala fe o armó un esquema para no pagar y quedarse con los bienes, corresponderá una quiebra fraudulenta. Por otra parte mucha gente que ha tenido la necesidad de créditos o renegociar formas de pago se ha encontrado con muy mala voluntad por parte de los empleados de las instituciones financieras. Ellos pueden sentir esta confrontación judicial como una revancha. Ante tanta soberbia, ahora les toca perder y en grande. Por eso decimos que en este caso la tortilla se dio vuelta, el cliente presiona al banco en lugar de que el banco presione al cliente.
Pero esto sucede porque hay algo más que no puede salir a la luz. Al salir del juzgado, Fishman dijo a los periodistas “Ellos pueden declarar la quiebra. ¿Quién los detiene?, “No les aconsejaría que lo hagan; deben saber lo que es bueno para ellos”. Suena como una amenaza, pero deberíamos preguntarnos también nosotros ¿Quién los detiene? ¿Qué sabe el deudor que “perdido por perdido” pueda poner en el tapete?

La ley debe ser igual para todos
No puede haber una ley para poderosos y otra para los demás. Es cierto que las personas que deben dinero y no pueden pagar también pueden acudir a la justicia para hacer un trámite similar y para llegar o no a un acuerdo de lo adeudado. Pero las exigencias de documentación son grandes y es necesario demostrar que no se ha querido cometer un delito o daño. En la mayoría de los casos la situación del deudor lo deja en una debilidad absoluta para negociar. Mucho menos puede amenazar con “hablar” o sugerir que si me hacen tal cosa yo hago la otra. Claro que lo que tenemos hoy a la vista como tema principal es la disputa entre un peso pesado y otros poderosos.
Podríamos decir que no es nuestra lucha y que nos daría lo mismo quien salga vencedor o perdedor de la disputa. A primera vista parece un hecho injusto, pero si los acreedores o el deudor vencen deberíamos estar igual de preocupados. Recordemos que los problemas de los bancos y los millonarios generan problemas en los pobres ya que entre ellos manejan el dinero del público. Por último, sería interesante analizar cuál es la relación de Fishman, sus socios y sus amigos con el Primer Ministro, Bibi Netanyahu, aparentemente enfrentados por la disputa entre el gobierno y el diario opositor Yediot Aharonot. Hay que hilar fino y ver más allá de las informaciones porque es obvio que “no todo lo que brilla es oro”. ■

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