Los dilemas de Irán, Trump y Hamás

24 mayo, 2018

Pablo Sklarevich

Irán está siendo hostigado en dos frentes: Estados Unidos le asedia con duras sanciones económicas en casa; mientras Israel le ataca militarmente en Siria.
El presidente norteamericano, Donald Trump, ha hecho una fuerte apuesta. El mandatario norteamericano busca mejorar la situación laboral de sus electores, y por ello tiene aversión a la guerra; sin embargo, eso no quita que pueda verse arrastrado por los acontecimientos.
Es muy probable que las sanciones tuerzan el brazo de la Unión Europea, cuyas compañías no pueden darse el lujo de sufrir el boicot norteamericano. El mercado iraní es por cierto tentador; pero la economía de la República Islámica podría ser como el tamaño del estado de Virginia. No es difícil suponer qué decidirán las empresas europeas si deben elegir entre Washington y Teherán. En cambio, las firmas rusas y chinas que están menos sujetas a la influencia norteamericana podrían aprovechar para pisar fuerte en el mercado iraní. En tal caso, si Irán no queda asfixiado económicamente, podría retomar a toda velocidad su programa nuclear, lo que aumentaría el riesgo de una conflagración.
Mientras tanto, la situación de Hamás en Gaza es calamitosa. No solamente ha perdido sus armas estratégicas (por ejemplo los cohetes -que han sido neutralizados por las baterías antimisiles Cúpula de Hierro-, y los túneles transfronterizos -detectados gracias al uso de alta tecnología israelí). También ha fracasado en el intento de reconciliación con el movimiento nacionalista Fatah, que lidera el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbás. El líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, pretendía entregarle el gobierno de Gaza a la AP. Pero Abbás, que no tiene un pelo de tonto, se niega aceptar el control administrativo de la Franja si Hamás no entrega las armas. Abbás rechaza la idea de Sinwar, que buscaba imitar el modelo de Hezbollah en el Líbano, donde el primer ministro, Saad Hariri, gobierna, pero el jeque Hassan Nasrallah y los iraníes tienen el poder.
Aislado política y económicamente del mundo árabe, Hamás se ha embarcado, en parte para canalizar el descontento, en organizar y promover manifestaciones y disturbios violentos en la frontera, lo que le ha permitido regresar al escenario internacional. Pero no es claro hasta qué punto esta estrategia le redituará.

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