Foto: Policía de Israel

Bassam Tawil

La controversia en torno a la decisión de las autoridades israelíes de colocar detectores de metales en las puertas del Monte del Templo recuerda el famoso dicho árabe: «Él me golpeó, lloró, y luego vino a mí a quejarse». Esta inversión de la realidad es común entre los perpetradores que fingen ser víctimas.

La decisión de instalar los detectores de metales se produjo después de que terroristas árabes asesinaran a dos policías israelíes en el Monte del Templo, el 14 de julio. Los tres terroristas -ciudadanos árabes israelíes de la ciudad de Umm al Fahm- usaron una metralleta y cuchillos para perpetrar el ataque. Las armas fueron fácilmente introducidas clandestinamente en el Monte del Templo gracias a que los fieles musulmanes que no son obligados a pasar a través de detectores de metales o sometidos al registro corporal, por parte de los policías desplegados en las puertas.

Increíblemente, los palestinos han estado librando protestas diarias contra las nuevas medidas de seguridad israelíes, exigiendo que los detectores de metal sean quitados de las entradas al Monte del Templo. Como parte de las protestas, los líderes palestinos han instado a los fieles musulmanes a no entrar al Monte del Templo a través de los detectores de metales y en cambio rezar en los accesos al lugar sagrado.

La Autoridad Palestina (AP), Jordania y otros países árabes e islámicos están acusando a Israel de violar el statu quo en el Monte del Templo al instalar los detectores de metales.

Uno espera en vano una denuncia de los terroristas que asesinaron a los dos oficiales de policía israelíes -ellos fueron los responsables de contaminar la santidad del lugar sagrado-.

Tampoco escuchamos la condena del asesinato de los oficiales, que pertenecen a la comunidad drusa de Israel y a quienes se les encomendó la preservación de la ley y el orden en el Monte del Templo. Los oficiales asesinados estaban allí para garantizar la seguridad de los fieles musulmanes.

Foto: Policía de Israel
Foto: Policía de Israel

Por el contrario, muchos palestinos y árabes han aplaudido el ataque terrorista como una «operación heroica» contra el «enemigo sionista». Los tres terroristas, que fueron abatidos por policías israelíes durante el ataque, son aclamados como «mártires» y «héroes» que sacrificaron sus vidas en defensa de la mezquita de Al Aqsa.

Lamentablemente, muchos líderes árabes israelíes se han negado a condenar el ataque terrorista perpetrado por tres de sus conciudadanos.

Los detectores de metales tienen un objetivo: evitar que los terroristas ingresen clandestinamente armas al Monte del Templo. Ese es el acto que debe ser visto como una profanación de un lugar sagrado.

Sin embargo, en lugar de apoyar el intento de los israelíes de frustrar el derramamiento de sangre en ese suelo sagrado; los palestinos y otros árabes culpan a Israel por proteger el bienestar de todas las personas –por no decir de todos los fieles musulmanes- mediante medidas básicas de seguridad.

Los manipuladores de la información palestinos están tratando de desviar la atención del ataque terrorista haciendo que parezca como si la crisis comenzó cuando Israel instaló los detectores de metales y no cuando dos agentes de policía fueron asesinados.

Los palestinos y otros árabes están ahora gritando a la comunidad internacional que Israel está tratando de cambiar el statu quo en el Monte del Templo a través de una serie de medidas de seguridad. También están tratando de hacer que parezca que Israel está impidiendo que los fieles musulmanes entren y oren en la mezquita de Al Aqsa.

Los hechos, sin embargo, indican una historia bastante diferente.

Foto: Policía de Israel
Foto: Policía de Israel

En primer lugar, las medidas de seguridad, incluyendo la colocación de los detectores de metales, no fue una iniciativa israelí sino que vino como una respuesta directa y necesaria a un ataque terrorista específico. El gobierno israelí no se reunió y tomó la decisión de instalar los detectores de metales con el fin alterar el status quo o para impedir orar a los musulmanes.

En segundo lugar, fueron los palestinos quienes tomaron la decisión de no entrar en el Monte del Templo a menos que los detectores de metal sean removidos. Líderes palestinos y funcionarios de la Waqf (un fideicomiso religioso que administra el complejo del Monte del Templo) fueron quienes instaron a los fieles musulmanes a permanecer lejos del Monte del Templo y realizar las oraciones en las calles y plazas públicas en protesta contra los detectores de metales. Los fieles musulmanes prefieren orar en las calles y plazas públicas en lugar de entrar al Monte del Templo a través de detectores de metales. Pero ahora los palestinos y la Waqf están mintiendo al mundo diciéndole que Israel está negando el acceso de los musulmanes a sus sitios sagrados.

La máquina de propaganda palestina está trabajando horas extras para vender la falsa impresión de que los detectores de metales forman parte de un plan israelí para provocar una guerra religiosa contra los musulmanes y destruir la mezquita de Al Aqsa. Parece, sin embargo, que todo lo contrario es cierto. La incitación de los funcionarios palestinos y la Waqf sugiere que son ellos los que están empeñados en desencadenar una guerra religiosa contra Israel y los judíos.

Esta incitación comenzó hace más de dos años, cuando los líderes palestinos y la Waqf comenzaron a decir a su gente y al resto del mundo que Israel planeaba destruir la Mezquita de Al Aqsa y que los judíos que visitaban el Monte del Templo estaban «contaminando con sus pies inmundos» un lugar sagrado islámico. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, fue el primero en pronunciar este libelo de sangre, que provocó una ola de ataques con cuchillos y atropellamientos vehiculares contra israelíes que continúa hasta el día de hoy.

Los tres terroristas que llevaron a cabo el ataque del 14 de julio estaban actuando precisamente de acuerdo con las instrucciones de Abbas y otros líderes palestinos y musulmanes: que es el deber de los musulmanes defender la mezquita de Al Aqsa de los judíos. En ese sentido, este ataque debe ser visto en el contexto de la ola de ataques terroristas contra Israel que comenzó a finales de 2015 y que se conoce como la «Intifada del Cuchillo».

Desde entonces, los palestinos han estado usando las visitas de los judíos al Monte del Templo como excusa para lanzar ataques terroristas contra Israel. Los funcionarios y los medios de comunicación palestinos continúan describiendo estas visitas pacíficas como «incursiones violentas de bandas de colonos judíos en la mezquita de Al Aqsa». La verdad, sin embargo, es que ningún judío ha puesto un pie dentro de la mezquita. Las visitas se limitan a recorridos por el complejo del Monte del Templo -algo que los turistas no musulmanes han estado haciendo desde 1968-.

En realidad, son los propios palestinos quienes profanan la santidad del Monte del Templo, utilizando el sitio para lanzar ataques violentos contra los judíos, y lanzando piedras contra los judíos que oran en el cercano Muro Occidental (Muro de los Lamentos).

También han estado ingresando clandestinamente varios tipos de armas en el Monte del Templo, para lanzar bombas incendiarias y piedras a los visitantes judíos y a los policías. La dirigencia palestina y los funcionarios del Waqf también han alentado a los musulmanes a hostigar a los visitantes judíos y a los oficiales de la policía lanzándoles insultos.

El año pasado, los palestinos frustraron un plan de Jordania para instalar docenas de cámaras de seguridad en el Monte del Templo. Se supone que las cámaras iban a refutar o confirmar las acusaciones palestinas de que Israel planeaba destruir la Mezquita de Al Aqsa. Los jordanos retiraron de su plan tras la intimidación palestina, incluyendo la amenaza de destruir las cámaras.

¿Por qué protestar contra el plan? Los palestinos temían que su violencia, hostigamiento y acopio de armas para atacar a visitantes judíos y policías fueran capturados en cámara.

Revisión: Los palestinos están distorsionando de nuevo la realidad, sólo que esta vez con detectores de metales. Les preocupa que los detectores de metales les impidan ingresar clandestinamente cuchillos y armas de fuego al Monte del Templo.

Uno se pregunta – si la atracción de la mezquita de Al Aqsa es la oración, ¿por qué preocuparse por los detectores de metales? Miles de palestinos pasan todos los días a través de detectores de metales en su camino hacia Israel, y todo lo que sucede es que llegan al trabajo. Del mismo modo, tanto los palestinos como los israelíes pasan diariamente a través de detectores de metales en centros comerciales e instituciones estatales, como la Oficina de Correos, el Instituto del Seguro Nacional, hospitales y centros médicos. ¿Dónde está el clamor?

La oposición palestina a los detectores de metales en el Monte del Templo significa sólo una cosa: que los palestinos están decididos a convertir el sitio sagrado en un escondite (alijo) de armas y utilizarlo como plataforma de lanzamiento para perpetrar ataques terroristas contra los israelíes. Si la mezquita fuera realmente destruida en el proceso, ¿adivinen quién será culpado? Posiblemente, incluso esa sea la agenda real. ¿Quién de la comunidad internacional desearía refrendar eso?

Bassam Tawil es un musulmán que reside en Oriente Medio.

Fuente: Gatestone Institute

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