Los clonados, escribirán poesía?

16 julio, 2018

Dra. Beja Rubin

Al elaborar un ideal podemos dar por
supuesto lo que deseamos,
pero es necesario evitar las imposibilidades.
Aristóteles

Qué fue en verdad el campo de concentración dado que sus efectos nos orientan en la vida política y la condición humana hasta hoy en día?. Vida y muerte, allí y acá, son conceptos biopolíticos y ya no más de un orden religioso. Desde que se da entrada a la politización en la “mera vida” hecho que dan pruebas el manejo que la política hace de la salud y enfermedad de sus ciudadanos, se da origen al concepto de biopolítica. Las democracias han entrado en un nuevo umbral que ni siquiera los “biopolíticos nazis se habían atrevido a decir”, o sea, de qué manera habían manipulado a los cuerpos con esos fines y que recién hoy vemos confirmar sus consecuencias.
En el año 1963, Lacan en su Seminario “La angustia”, en la clase del 27 de febrero, ve al campo de concentración como un hecho histórico no concluido sino como “un problema contemporáneo de la función del campo de concentración para la vejez”. La vejez será y es la mira de una segregación y a medida que avance la civilización y la extensión de la vida se haga más prolongada, el campo de concentración es visto por Lacan como un nuevo lugar de hacinamiento para una nueva segregación.
No leer este destino histórico, Lacan lo piensa como la apuesta encubierta “por la era de moralización cretinizante”. Se pensó que se podía “taponar el asunto” con una moral encubierta y hoy con una política feroz llamada globalización y Mercado Común. Entonces, el campo de concentración puso en marcha una política segregativa y sus efectos son puestos en práctica por el discurso de la ciencia y su estructura perversa.
El estudio del genoma humano no arroja ninguna respuesta ni fundamento en cuanto al concepto de raza. Resulta esto de una ironía total dado que la excusa para la creación de los campos de concentración, en una primera mirada, parecía que se habían erigido para la purificación de la raza aria. Es así como nos llegan los experimentos bajo el mando de Josef Mengele, el máximo asesino nazi, con su pretensión de limpiar la raza aria, buscaba con su ingeniería genética una respuesta que corone sus delirios en cuanto a la supremacía de los ojos celestes junto, así también, de sus cabelleras doradas. Pero en una lectura no tan ingenua, vemos que han sido los precursores de un gran laboratorio con cobayos humanos, fácilmente sacrificables, intercambiables y sin derecho a negarse. Es para inquietarse ver el furor de la moda hoy en día por los teñidos, todos iguales, en cabellos blondos y los lentes de contacto simulando tener ojos claros.
Se armó así una maquinaria no sólo de exterminio sino de experimentación: con gemelos, también qué efectos se producían sobre los humanos del Lager la despresurización a 12.000 pies de altura para que dichos resultados fueran aplicados en los aviadores alemanes, experimento por demás inútil ya que los mismos no volaban tan alto, operaciones sin anestesia y demás atrocidades.
Al haberse disuelto el parlamento alemán, el Führer era el soberano supremos donde cada una de las vidas del Volk le pertenecían y al no haber ley, al igual que en el estado de sitio, todo era posible, la excepción entra en una nueva regla: todo crimen deja de serlo ya que no había jurisprudencia que lo enjuicie y un cobayo humano está fuera de las leyes del hombre.
Giorgio Agamben dice: “nuestro tiempo no es otra cosa que el intento más o menos –implacable y metódico- de colmar la escisión que divide al pueblo…a la existencia de un pueblo de excluidos”. Ya con las cirugías estéticas se había inaugurado una medicina discriminatoria no erigida entonces, en el juramento hipocrático sino en sostener un mercado de consumo feroz. Este es entonces un primer borde que divide y diferencia un poder adquisitivo con el sólo fin de banalizar las imágenes y las apariencias.
Tampoco es ingenuo pensar que después del juicio de Nuremberg, a pesar de ser los médicos allí enjuiciados los que soportaron el mayor rigor de la ley, son los que han sido más solicitados en los laboratorios del primer mundo, sobre todo los EEUU, a que continúen con sus investigaciones (¿y sus experimentos también?) .
La vida y la muerte con el campo de concentración dejan de ser un hecho religioso o natural y entran a configurarse en un plano biopolítico, de decisiones jurídicas. A tal punto, que si un estado acepta la eutanasia, interrumpir una vida vegetativa, ese cuerpo le pertenece y sus órganos son carne de trasplante (caso Karen Quinlan).
Estamos ante un nuevo acontecimiento de la medicina: la definición del mapa del genoma humano. Se habla allí de letra y ortografía. Ya no hay un error en el decir, tema para los analistas, sino un fallo de escritura de un gen mutado en la cadena del ADN. Todo desde allí podría ser previsible. Ya no hay más ni azar ni contingencia: hay la fijeza real de la letra como si fuera el recorrido inmutable de un cometa. Sólo Dios podía cambiar ese recorrido, ahora será el hombre un aprendiz divino el que podría permutar un orden genético natural por una nueva escritura. El trauma dejará así de pensarse como un hecho de lenguaje para que devenga un acontecimiento de permutación genética, un cambio de ortografía de la secuencia literal del ADN. Desde las cirugías estéticas se ha accedido a configurar un imaginario acorde al fantasma en los sujetos. El primer paso estuvo dado en detrimento de lo natural. Se revierte así el dicho lo que natura non da Salamanca non presta. Es ahora la ciencia la que colma los anhelos allí donde la naturaleza ha fallado.
La ingeniería genética usa términos tales como cortar y pegar genes. Ya no es el corte del nudo RSI (Real, Simbólico, Imaginario) para aplicar un nuevo pegado y promover al saber hacer con el síntoma. Con éste pegado se pone al sujeto cada vez más lejos de sus deseos y la responsabilidad ética frente a ellos. La ética ahora queda en souffrance (a la espera, retenida) del lado de los laboratorios y de la política- no del síntoma- sino del mercado de consumo y su cotización en la bolsa de valores.
En vez de las cuatro letras: RSI plus Síntoma, tenemos cortes, pegados y permutaciones de otras cuatro letras: AGCT (adenina, guanina, citosina y tamina) con sus combinaciones y permutaciones entraremos en la era de la máxima segregación y discriminación: un hombre inmortal, un verdadero robot humano. Se habla de una posibilidad de vida de 1.200 años. Los científicos lo llaman: un organismo inventado. Cambiando la ortografía del gen se podrán cambiar o predecir las 5.000 enfermedades genéticas que porta el ser humano. Así se curará la diabetes, la esquizofrenia, la hipertensión arterial, los cánceres de riñón y se podrán tratar las enfermedades nerviosas.
Se subvierte de esta manera el concepto de invención del lado del arte y se lo pone más bien del lado de lo monstruoso al estilo de Frankestein. Con esta nueva invención toda ciencia ficción queda atrás. Cuando se ha traspasado el límite, ya todo es posible.
En cuanto a lo que había sido concebido como un texto fantasioso, hablamos de “Un mundo feliz”, escrito por Aldus Huxley en el año 1932, hoy con los bebes de probetas y la permutación de genes, lo vemos confirmar. También nos resulta asombroso el escrito de Walter Benjamin “Teorías del fascismo alemán”, del año 1930, donde allí prácticamente nos vaticina los acontecimientos históricos a partir de 1933. Leemos: “Si Alemania no logra extraerse de estas maniobras de medusa que la están envolviendo (referido a capitales financieros de la inflación y sus ofertas para poner en marcha al ejército del Tercer Reich dado que el Estado no podía garantizar nada), sacrificará su porvenir. Y sigue: No es en realidad más que la terrible y última oportunidad de corregir la incapacidad de los pueblos, de reestructurar sus relaciones de tal manera que les sea posible reinsertarse en la naturaleza gracias a sus medios técnicos. De fracasar esta corrección, millones de seres humanos serán corroídos y destrozados a gas y hierro –eso será inevitable- y aun así los fanáticos aficionados de las potencias del horror, con sus gemidos en bandolera, sólo averiguarán una mínima fracción de lo que la naturaleza promete a sus hijos más sobrios y menos discretos, que no ven en la técnica un fetiche del hundimiento, sino una llave para la felicidad”. Palabras visionarias tanto como las de Freud cuando escribe su texto “Malestar en la cultura” también en el año 1930. Ninguno de los dos fue testigo de lo que nos habían anunciado por anticipado ya que Freud muere en el año 1939 y Walter Benjamin, al no poder emigrar a los EEUU, se suicida en 1940.
El desciframiento de la piedra Rosetta por Champollion era aún un hecho de escritura, jeroglíficos que tendían una mano literal dentro de una cultura humana. Pensamos que el desciframiento del mapa genético es crear un nexo entre el hombre y los dioses oscuros. Es develar el nombre improferible de Dios Yhvh entonces, acceder a la letra-cifra impronunciable, es exterminar al hombre es su condición de deseante.
Si Clinton ya nos advierte (diario Clarín 27-6-2000) “que no debe ser utilizado (el gen) para segregar…”, este sólo no ya es una afirmación. Ya queda inscripta de esta manera una diferenciación tajante “entre los salvados y los hundidos” donde la discriminación no es ahora tan sólo entre primer y tercer mundo, sino entre mortales e inmortales.
El campo de concentración no quedó atrás. Debemos recordar las palabras de Primo Levi cuando dice: ¿hasta qué punto ha muerto y no volverá el mundo del campo de concentración?. ¿Hasta que punto ha vuelto o está volviendo?. Apenas desde hace unos años se está comprendiendo que las matanzas nazis han sido tremendamente “ejemplares” y que si no ocurre algo peor en los años próximos, serán recordadas como el hecho central, la mancha de este siglo” (Los hundidos y los salvados).
Entramos en una era de super-hombres, de la raza de los nuevos dioses. Y Dios no es humano pues no sabe del deseo y de la falta. Su nombre es Soy el que Soy. Ya los enciclopedistas del siglo XVlll nos anticipaban rascad al hombre civilizado y aparecerá el salvaje.¿ O acaso no nos lo advierte Rabelais con su ironía cuando hace homenaje a la Diva Botella, como él solía llamar a la novel ciencia?.
El personaje por él creado, Pantagruel es el que dice “Bebed!” como una inmersión en el saber científico. Rabelais criticó la sociedad francesa del siglo XVl y también la jerga escolástica medieval que intentaba mantener una gran distancia entre los estratos populares para continuar conservando un código culto e infranqueable. De la fusión entre la lengua hablada y la retórica escolástica brota este libro, nos referimos a Gargantúa y Pantraguel. Su geografía es atópica, llana de islas ficticias y de ninguna ubicación fiable. Rebalais se burla de los latinismos escolásticos y sus formalismos ideomáticos. Realiza un gran intento de burlar el saber científico cuando se le otorga el lugar de una nueva deidad. Rescata la risa como la más genuina creación humana ya que no puede ser inventada por ninguna ciencia. Tomamos algunas de sus palabras para ilustrarlo. En el prólogo del libro él advierte a los lectores diciendo: De risa y no de lágrimas quiero escribir / ya que reír siempre es lo más humano.
Ahora, volviendo al mapa del genoma humano con su intento de crear nuevos seres, estos nuevos individuos, la próxima raza de inmortales, ¿harán metáfora con sus letras? o habremos de esperar ese tiempo para dar por confirmada la sentencia de Adorno cuando dice “después de Auschwitz ya no habrá más poesía”.

Compartir
Subscribirse
Notificarme de
guest
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios