Las virtudes de Don Quijote (primera parte)

1 septiembre, 2016

Magdalena Arqueros Valer
Cuanto especial es el virtuosismo a lo largo de nuestra existencia, quizás bastaría ensimismarse en el paisaje, tal vez adentrándonos en el ambiente representado por el artista o explícitamente descrito en la literatura, citando quizás la extraordinaria novela de Miguel de Cervantes Saavedra, El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha. Relatos o pormenores acontecidos al más glorioso de los hidalgos, narrando escenarios de La Mancha y alrededores de la península ibérica, llevándonos a ensoñar el extensivo territorio español.
A esto, consecutivamente podría surgir una simple pregunta, a distancia de 400 años del nacimiento de la obra literaria y como personaje de la literatura clásica mundial. ¿Serían necesarios hoy en día Quijotes, impidiendo guerras, terrorismo, frenando tanta violencia…  no excluyendo a los más, reparando los infinitos errores de una civilización la cual no hubo amparado a los frágiles, sino así habiendo hecho énfasis en lo belicoso? ¿Han existido el noble Don Quijote efervescentemente bondadoso, idealista, amistoso, integro gentilhombre quién nos hubo transmitido estos principios, defensor de la gente humilde al mismo tiempo que concibió el encanto de la campesina Dulcinea del Toboso y Sancho Panza, el escudero que lo deseará gobernador?
Han pasado 400 años desde la muerte del literato Miguel de Cervantes Saavedra quien nos ha dejado esa huella sabia que habremos añorado y habiendo perpetuado tal como creación literaria, las aventuras del buen Quijano, recibiendo de este modo la pasión hacia la lectura, haciendo ímpetu existencial de los valores justos, sea que cabalgásemos en medio de idealismo y sensibilidad, combatiéramos contra molinos de vientos, ondas jubilosas de esperanzas… ¿Hoy nos enfrentamos a una ausencia de Quijotes? No obstante, reclamaríamos a voces o acaso a gritos de tenerlo entre nosotros, siendo un personaje ejemplar a seguir…
Quizá eclipsándonos con bondad esa palabra agasajadoramente generosa en virtud, abnegada lealtad, valores que nos atañerían antes, ahora y siempre. Así releyendo, percibimos lo importante que nos ha donado la literatura española en esta figura noble enjuta, del trastornado idealista, que nos propuso enseñanzas que fueron relatadas bajo el ámbito fantástico utópico.  El valeroso Quijote, Don Alonso Quijano, recorrió cabalgando España, como lo habría experimentado Cervantes, quién había viajado por buena parte de la península ibérica, exploró Italia, Grecia, Túnez, Argelia y ambientes del Mediterráneo, allí percibió parajes auténticos semejantes a sus personajes.
Y allá a lo lejos, vislumbramos fortalezas y castillos, anhelando detenerse en aglomeradas posadas, calmando su sed Rocinante y Rucio, el caballo y el asno, ambos simbolismos y personificaciones del protagonista y su escudero. Serán propios estos lugares, en los cuales congeniaría con gente simple, rústica, manchegos, moriscos o hidalgos inclusive requiriéndole el ánimo combativo, bastaría recordar la lucha con el caballero de los espejos, personajes que derrocharían irrealidad idealista. Es esta sátira adonde resaltan los defectos de aquel tiempo y los de todos los tiempos. El autor además ha aportado esa sabia pureza envuelta no obstante en sacrificio solidario, él ambicionó resucitarlo así realizará una verdadera crítica existencialista relatada a modo de humor, ironía y armonía.
Alonso Quijano, el bueno, va entregando desilusiones junto a su vez con razonamientos siempre de una amistad noble. Será la imaginación aquella que ha logrado que esta pieza de literatura española, haya alcanzado el supremo nivel universal, tanto para extraerlo de personaje modelo entre muchos escritores del mundo. La figura del Quijote encarnaría el paladín de lo inalcanzable, sin embargo obtendrá la liberación del bien. Sí, algunas naciones serán cautivadas por el espíritu quijotesco, como Inglaterra y Rusia, especialmente devotos fueron zares y zarinas quiénes en fiestas recitan los refranes de Sancho. Es el arte narrador de Cervantes, primera novela moderna y polifónica en España, totalmente crítica hacia las novelas de caballería y pastoriles de Félix Lope de la Vega. Afianzará Cervantes el amor fiel a Dulcinea, las justicias de los personajes se escuchan y se comprenden hasta finalizar… un Quijote Sanchifica y un Sancho Quijotiza.
El idealismo sacude al realismo, proclaman los filósofos alemanes ya que Don Quixote es un luchador libre hasta alcanzar lo irrealizable, no obstante, su compañero Sancho Panza divagará en idealismo abandonando sus deseos y moldes vulgares para concluir bondadoso y justo. Esta sátira fue traducida al inglés por Thomas Shelton y John Bowle y también fue traducida al francés, al alemán, no obstante, en Italia solo aparece en 1922 y en Holanda sale la primera edición ilustrada en 1957.

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