Las reacciones y las faltas de reacciones de esta sociedad

22 febrero, 2017

La continuidad del statu quo ya no está garantizada
Benito Roitman
La semana anterior, dos noticias irrumpieron en el panorama económico israelí: por un lado, el Ministerio de Finanzas anunció que por primera vez en varios semestres, el índice de precios de la vivienda en Israel se habría pronunciado a la baja; por el otro lado, la Oficina Central de Estadísticas revisó al alza sus estimaciones del crecimiento del PBI para 2016, en vista de un aumento de las exportaciones mayor al esperado durante el último trimestre del año. Se trata naturalmente de noticias positivas, siempre que puedan estar anunciando una tendencia que se mantenga más allá del corto plazo –tema que se trata más adelante.
Pero en todo caso, esas noticias han quedado opacadas por los acontecimientos políticos de esta última semana, centrados en la visita del primer ministro Biniamin Netaniahu al Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y sus conversaciones (y eventuales acuerdos) alrededor de la situación y de las alternativas de avance en las relaciones entre Israel y la Autoridad Palestina. Hasta el momento el estatus quo existente sigue prevaleciendo, aunque lo que estaría cambiando son las expectativas que se han ido formando alrededor del desarrollo futuro de los acontecimientos, desde que Donald Trump ganará las elecciones presidenciales.
En efecto, lo que parecería estarse imponiendo por el momento es la idea de que el establecimiento de dos Estados para dos naciones –una judía y la otra palestina- está perdiendo terreno frente a las propuestas de creación de un estado binacional entre el Río Jordán y el Mediterráneo. Y estas propuestas, a su vez, se dividen en dos: pueden estar acompañadas por la intención de otorgar –sin condicionamientos- la igualdad de derechos para todos los residentes de ese estado binacional, o pueden conducir a la plena instauración de un régimen de apartheid en el que los residentes tendrían derechos diferenciados, con base en consideraciones de carácter étnico-religioso entre otras.
Dadas estas circunstancias, el mantenimiento del estatus quo existente arriba mencionado, que podría interpretarse como una tercera alternativa, se iría descartando por el agravamiento de las presiones que de lado y lado (y especialmente por las fracciones más radicales de cada lado) se ejercen –y se ejercerán- para llegar a soluciones definitivas, aunque obviamente no coincidentes.
Este no el lugar para discutir el conjunto de consideraciones que se viene manejando con relación a estas alternativas contrapuestas (que abarcan, a título de ejemplo, temas ideológicos, demográficos, teológicos, sociológicos, educativos, así como planteamientos irracionales vinculados a corrientes mesiánicas pero también a interpretaciones literales del Corán). Aún así, me parece necesario señalar mi apoyo a las soluciones basadas en la existencia contigua de dos estados democráticos, y mi convicción que los asentamientos instalados en los territorios ocupados constituyen un muy importante obstáculo para negociaciones de paz que se sustenten en ese concepto de dos estados para dos naciones.
Sin embargo, en las circunstancias actuales, la sociedad israelí en su conjunto parece estar más inclinada a ser llevada a una solución de tipo binacional. Y digo ser llevada –y no que esté activamente promoviendo esa solución- porque gran parte de esta sociedad parecería estar como anestesiada (tal como se sugería en una nota anterior) y en tales condiciones estaría aceptando los hechos consumados sin demasiados cuestionamientos, a pesar de que un porcentaje apenas mayoritario de la población judía (53%, de acuerdo a la última encuesta mensual del Indice de Paz del Instituto de la Democracia de Israel) se opondría, por ahora, a la anexión de los territorios ocupados.
Escasa preocupación interna sobre los asentamientos: Un ejemplo reciente: la aprobación por la Kneset de la llamada Ley de Regularización, que “regulariza” retroactivamente las viviendas en asentamientos en los territorios construidas ilegalmente sobre terrenos que serían propiedad de palestinos, ha sido reprobada y condenada mucho más en el exterior, por una larga serie de países y organismos internacionales, que al interior mismo de la sociedad israelí. Y ello pese a que la propia Fiscalía Nacional considera esta ley inconstitucional y ha anunciado que se negaría a defenderla frente a eventuales demandas de derogación ante la Suprema Corte de Justicia.
En este contexto, cabe preguntarse nuevamente; ¿qué importancia tienen los acontecimientos económicos, del tipo de los que se comentan al comienzo de esta nota? ¿Cuánto preocupa a la sociedad israelí los avatares de la economía? Aunque no hay seguramente respuestas precisas a este tipo de interrogantes, es justo aceptar que esas cuestiones están de alguna manera presentes en la cotidianeidad de las familias israelíes. El creciente distanciamiento entre el costo de una vivienda y las posibilidades de acceder a ella, que afecta a un porcentaje cada vez mayor de jóvenes en el país, forma parte de esas preocupaciones, y éstas no disminuirán porque en un mes se registre una pequeña caída estadística de los precios de la vivienda, frente a una tendencia al alza que se prolonga en el tiempo.
Y en la última Reseña económica semanal de la Oficina del Economista Jefe del Ministerio de Finanzas de Israel, aunque se incluye la nueva estimación al alza del crecimiento del PIB en el 2016 (que comentara al principio de esta nota), se muestra también una gráfica en la que se ve claramente que las exportaciones se mantienen en el mejor de los casos estancadas a lo largo de los últimos años, cuando ellas constituyen el verdadero motor de esta economía. Y la creciente difusión de noticias sobre investigaciones y acusaciones –y también condenas- por repetidos actos de corrupción entre funcionarios alimenta esas preocupaciones, y aumenta el descreimiento en las instituciones.
Por cierto, un reciente estudio publicado en la ya mencionada Reseña,  referido a la forma en que se habría distribuido el crecimiento al interior de la economía entre los años 2007 y 2015, estaría mostrando que en curso de esos años el ingreso disponible de los 5 deciles inferiores habría crecido más, en términos porcentuales, que el de los 5 deciles superiores. De ello podría inferirse que el crecimiento económico estaría finalmente favoreciendo a los grupos más débiles de la población; sin embargo habrá que esperar a los resultados de los diferentes estudios que se llevan a cabo sistemáticamente sobre la pobreza y la distribución del ingreso, así como sobre la persistencia de las prácticas monopólicas y de las colusiones -cada vez más notorias- entre corporaciones y funcionarios, para formarse una opinión sobre el comienzo de una mejora real de los problemas sociales o por el contrario, sobre el mantenimiento y profundización de esos problemas.
Por cierto, se acaba de hacer pública la noticia de que hace casi exactamente un año tuvo lugar una reunión secreta en Aqaba entre el Primer Ministro de Israel, el Presidente de Egipto, el Rey de Jordania y el Secretario de Estado de los EEUU, para discutir una iniciativa de este último con el propósito de avanzar hacia un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos, con el apoyo de varios países árabes. Aparentemente, habría sido con base en las iniciativas presentadas en esa reunión que se llevaron a cabo conversaciones en el segundo trimestre de 2016 para conformar un gobierno de unidad nacional, con el eventual ingreso de Itzjak Herzog, jefe de la oposición, a la coalición de gobierno. Pero el resultado es conocido: en su lugar se incorporó Avigdor Liberman, como Ministro de Defensa y volvimos al mismo juego de siempre, sólo que esperando los resultados de las elecciones. Y ahora, con ese resultado claro y una nueva Administración a cargo…no se sabe cuales destinos nos depara el futuro. Pero tampoco sabemos cómo y de qué manera reaccionará la sociedad…si reacciona.

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