La religión en las Fuerzas de Defensa de Israel

Foto: Flickr Wikimedia Commons

Batalla por el espacio público israelí

Maj. Gen. (res.) Gershon Hacohen*

En los últimos años ha habido un aumento considerable de religiosos entre los soldados combatientes y comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel, un fenómeno que está afectando considerable la atmósfera en las unidades. La creciente oposición a la “kipá” no es sin embargo lo que impulsa la lucha contra la religión, es más bien el miedo a perder el carácter militar como espacio público nacional.

De acuerdo a la perspectiva de los que lideran esta lucha, un espacio nacional significa un espacio secular, o por lo menos uno neutral con respecto a la religión.

Una expresión pública de temas “judíos religiosos” en la conversación y el espacio que se supone contiene una variedad de opiniones multicultural, es considerado una violación a las reglas.

En resumen, esta es la explicación por la ola de críticas que surgió durante la Operación Margen Protector en el verano del 2014, el comandante de la brigada Givati, Ofer Winter, envió un despacho a sus subordinados que incluía motivos religiosos. Yagil Levy en su libro “El Comandante Divino” (en hebreo), aclaró la crítica comparando a dos soldados religiosos que comandan brigadas de combate de elite: Winter, el comandante de la brigada Givati y Eliezer Toledano, comandante de la brigada de paracaidistas.

Winter es un religioso que lleva su Dios al trabajo profesional, Toledano en cambio es un religioso que mantiene claramente una separación entre su identidad religiosa y profesional.

Levy interpreta las declaraciones de Winter como “un intento de dar un significado religioso a su tarea militar… y particularmente un intento de impartir este significado a todos los soldados”. Por el contrario, presenta a Toledano como ejemplar: “Le dio a la campaña un amplio sentido de protección a la vida de los ciudadanos, un significado no religioso conciliando el significado militar como una institución estatal.

Para Levy, estos dos comandantes ejemplifican “la diferencia entre un oficial para quien la religión da forma a su identidad profesional y un oficial religioso para quien la religión juega un papel secundario en su identidad profesional”.

Winter y Toledano pueden, en realidad, no ser tan diferentes uno del otro,ciertamente, la diferencia se podría limitar al hecho de que Toledano a diferencia de Winter, fue bastante considerado con respecto al código de Levy y sus amigos.

No obstante, la distinción de Levy es esencialmente correcta e importante: es más que entre oficiales religiosos y oficiales seculares, es una diferencia entre oficiales o servidores públicos que traen a su Dios al trabajo y aquellos que supuestamente logran mantener a su Dios y su fe dentro de la esfera privada o dentro de una sinagoga.

Las críticas emitidas por Levy obedecen a dictados que han prevalecido desde la Revolución Francesa: un servidor público debe mantener una separación estricta entre su experiencia profesional y su religión y fe; de lo contrario, será sospechoso de un conflicto de intereses y lealtad dual. De hecho, desde la Emancipación de Europa Occidental, incluso los judíos religiosos han logrado ajustarse a esta premisa.

Curiosamente, no fue otro que el fundador del Estado de Israel, David Ben Gurión, quien no usaba kipá (solideo) y quien llevó su fe judía con él a su trabajo público y gubernamental. Por ejemplo, en abril 1948, en tanto se desarrollaba la Guerra de la Independencia, explicó en un discurso ante el Comité Ejecutivo Sionista la razón por la cual estaba enfocando su principal esfuerzo militar en Jerusalén: “Ese juramento en los ríos de Babilonia es tan vinculante hoy como lo fue en aquellos días, de lo contrario, no seremos merecedores del nombre -pueblo de Israel-”. “Ese juramento” como todos lo entendieron en su momento, era “Si me olvido de ti, oh Jerusalén, que mi diestra olvide su astucia”.

Como responsable de dirigir una guerra en esa hora fatídica, Ben Gurión como líder judío se atrevió a vincular cuatro dimensiones: la nacional, la religiosa, la militar y la política. Parecería ser que con su retórica bíblica y su enfoque operativo, Ben Gurión podría haber sido denunciado junto a Winter como instigador religioso.

Desde esta perspectiva, la negativa de Winter a cumplir con los principios fundamentales del orden moderno es defendible. La crítica de largo alcance del sociólogo francés Bruno Latour sobre la modernidad y sus prácticas gubernamentales (“Nunca hemos sido modernos”) expone estas prácticas como una ilusión infundada.

Más allá del reclamo de que el orden liberal es necesario para un funcionamiento político adecuado, se argumenta que, en Israel, la mayoría de la población es secular y desea un espacio público con carácter secular. La participación de los soldados en oraciones antes de una batalla se ve como una estratagema religiosa que explota la ansiedad del combatiente. No obstante, es difícil negar la existencia de una necesidad auténtica de una oración, incluso entre soldados que no son regularmente personas religiosas, cuando la oración les es familiar desde sus hogares.

Los sociólogos israelíes concuerdan en que los judíos seculares son la mayoría de la sociedad israelí.

Un sin fin de luchas convergen en una lucha principal: es decir, sobre la naturaleza del espacio público en Israel como un Estado judío. Esa es precisamente la controversia: no solo quién constituye la mayoría y qué caracteriza su identidad, sino también qué tipo de espacio público quiere. Este es el contexto dentro del cual se puede entender, por ejemplo la lucha sobre el currículo en escuelas públicas. La escuela estatal en Israel, sin embargo, es antes que nada una escuela judía y no necesariamente secular. El hecho de que los padres decidan enviar a sus hijos a una escuela estatal no garantiza la suposición de que desean una educación secular para ese niño.

Parece que el nuevo líder del Partido Laborista, Avi Gabbay, con su sensibilidad hacia la mayoría israelí caracterizada como tradicional, capta estos puntos. Por lo tanto, puede ser que aquellos que lideran la lucha contra la religión representen una visión minoritaria, una que tenga peso, pero que sea marginal en comparación con el deseo de la mayoría, que al menos parcialmente se oscurece.

Fuente BESA Center

* Maj. Gen. (res.) Gershon Hacohen es investigador senior en el Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos. Sirvió en el ejército israelí durante cuarenta y dos años. Ordenó tropas en batallas contra Egipto y Siria. Anteriormente fue comandante de cuerpo y comandante de las Fuerzas Armadas de la IDF. Los documentos de Perspectivas del Centro BESA se publican a través de la generosidad de la familia de Greg Rosshandler.■

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