La nueva posición de China sobre el Oriente Medio

14 septiembre, 2016
Mapa de "Una zona, un camino" - Fuente Wikipedia

Roie Yellinek

En enero de este año, poco antes de la visita del presidente de China, Xi Jinping, a Oriente Medio, Arabia Saudita ejecutó el clérigo chií Nimr Baqr al-Nimr por «intentar implicar a potencias extranjeras en los asuntos del reino, desobedecer las leyes del Reino, y la posesión de un arma».

Irán, representante del poder chiíta y viejo rival de Arabia Saudita, denunció con amargura la ejecución. La tensión siempre presente entre los dos estados se acentuó aún más, poniendo en peligro la visita china.

Esta no era la primera vez que una planeada visita a Oriente Medio por el presidente chino había sido puesta en riesgo antes de tiempo. De hecho, se supone que la visita iba a tener lugar en la primavera de 2015, pero fue cancelada y reprogramada debido a los combates en Yemen entre Arabia Saudita y los protegidos chiítas de Irán, los huthíes.

Este año, a pesar de las tensiones chiítas y sunitas en curso, el viaje siguió adelante, con el presidente Xi visitando Teherán, Riad, y El Cairo. Desde que asumió la presidencia hace tres años, Xi había visitado casi todas las áreas del mundo, aparte de Oriente Medio. Una segunda cancelación podría haber sido vista como la expresión de una falta de respeto para la región, y podría haber afectado a los intereses económicos de China.

Esta no fue, sin embargo, la única motivación detrás de la decisión de seguir adelante con la visita – en particular durante un aumento en las tensiones entre los dos estados más fuertes en el Golfo, la sunita Arabia Saudita y la chiíta Irán. La visita representó una oportunidad para que los líderes chinos presenten su nuevo enfoque, que insta a «hablar con todas las partes y negociar con todos los estados.»

Las tensiones entre Irán y Arabia Saudita no produjeron la cancelación de la visita, pero dieron lugar a cambios en la programación. Una visita a los Emiratos Árabes Unidos fue sustituida por una visita a Irán, destacándose el hecho de que el presidente chino fue el primer líder en visitar Irán después del levantamiento de las sanciones. Al mismo tiempo, China expresó públicamente su apoyo al gobierno de Yemen – el aliado de Arabia Saudita – en su guerra con los proxis huthíes de Irán.

China está preocupada por el conflicto entre los países árabes entre chiítas y sunitas. La región del Golfo, habitada como está por miembros de ambas afiliaciones islámicas, ofrece a China con una tercera parte de su suministro de gas natural y el 52 por ciento de su suministro de petróleo, mientras que espera la duplicación de su uso para el año 2035. Cualquier agravamiento del violento del conflicto entre sunitas y chiítas, amenaza con paralizar la economía china.

El interés de China en la región también está reflejado en la intención de la presidencia de China. La iniciativa «Un zona, un camino», busca vincular China a Europa a través de las rutas más cortas posibles, incluyendo el Medio Oriente. El objetivo de la iniciativa es obtener acceso a nuevos mercados para los productos chinos. Este es uno de los proyectos más ambiciosos de la historia humana, y su coste se estima en varios cientos de miles de millones de dólares.

Cualquier conflicto violento en Oriente Medio podría dañar seriamente esta iniciativa y arrasar con la enorme inversión. El liderazgo chino entiende que no puede borrar los inmensos conflictos entre árabes que afligen a Oriente Medio, pero puede ayudar a preservar el status quo y evitar su deterioro. Parecería que la visita del presidente chino en este momento de tensión pretende transmitir este mensaje.

Más allá de dar seguimiento a la visita presidencial, China está tomando medidas para mantener la estabilidad y reducir las tensiones islámicas mediante la creación de vínculos entre las dos partes. Está promoviendo iniciativas conjuntas entre chiitas y sunitas, como el gasoducto de gas natural que pasa a través de Irán y Afganistán, que dan a cada una de las partes un interés común en la minimización de los conflictos. China ha tomado medidas similares en otros lugares, también, por ejemplo, mediante la vinculación de la provincia de Xinjiang en el noroeste de China, con la chiita Teherán a través de un tren de alta velocidad que pasa por los estados sunitas de Asia Central como Kazajstán, Uzbekistán y Turkmenistán.

Otro aspecto de la nueva política de Medio Oriente de China es la legislación aprobada en diciembre el año 2015 que permite al ejército chino llevar a cabo operaciones antiterroristas fuera de las fronteras chinas, con acuerdo del país en el que las operaciones se llevarán a cabo. Esta ley abre el camino para que China desempeñe un papel más significativo en la lucha contra el Estado Islámico o cualquier otra organización que perjudique la estabilidad internacional, en lugar de limitarse a proporcionar tropas para las fuerzas de paz de la ONU.

La ley podría haber sido pasada para permitir que China desempeñe un papel mucho más prominente en el Medio Oriente, pero esta motivación no puede ser asumida. La legislación podría ser poco más que buenas palabras a los esfuerzos internacionales para mantener la estabilidad global.

El anuncio de la creación del Foro de Paz en Oriente Medio, que se creará de forma conjunta por la Fundación de China Oriente Medio para la Paz y el Desarrollo (MEFPD) y el Foro de Cooperación China- Estados Árabes, es otro indicio de la nueva política china en el Oriente Medio. Qin Yong, el secretario general de MEFPD, expresó que este es un paso en el camino hacia el cumplimiento de la declaración hecha por el presidente de China a la asamblea general de la Liga Árabe en enero de este año: «Tenemos que promover la paz y lanzar el desarrollo en el Medio Oriente». Qi Qianjin, Ministro Consejero de la Embajada de China en el Cairo, amplió la idea: «la paz y el desarrollo están relacionados entre sí, y lo desean todas las naciones del mundo. Esta iniciativa [en inglés conocida como One Belt, One road -Una zona, Un camino] puede contribuir en gran medida al desarrollo de la región».

Todas estas acciones chinas apuntan a un cambio en su enfoque de Oriente Medio. La región sigue siendo sumamente importante para China, que sigue siendo profundamente dependiente de la energía. También es un escenario en el que China puede demostrar su poder y capacidades en el escenario global. Estas capacidades se expresan principalmente en el comercio y en el mantenimiento de las relaciones con los países en conflicto unos con otros, como Irán y Arabia Saudita o Israel y el mundo árabe. China también está tomando medidas prácticas, tales como la construcción del gasoducto Irán-Afganistán, para templar las tensiones entre chiíes y suníes.

 

Fuente: BESA Center

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