La guerra insensata contra el futuro embajador David Friedman

21 diciembre, 2016

El activismo radical ciega al campo demócrata en EE.UU.
John Podhoretz
“Lo personal es político”. Ese es uno de los grandes clichés de Washington sobre la selección del personal gubernamental (juego de palabras en inglés entre personal y personnel), y tenemos un ejemplo de esta verdad en la designación del abogado de quiebras de Nueva York, David Friedman que trabajó muchos años para Donald Trump, designado por este último para ser su embajador en Israel.
Mucho se hablará de las palabras muy duras de Friedman sobre los grupos judíos de izquierda y sobre el presidente Obama, y éstas serán utilizadas en un esfuerzo para descarrilar su nominación. Friedman escribió un artículo de opinión a principios de este año comparando a la organización judeo-estadounidense liberal JStreet con los kapos – los judíos que trabajaban para la vigilancia de los nazis de su propia gente. Fue un error de él hacerlo, pero es algo en el calor de un momento retórico que yo mismo he hecho en relación con un dibujante judío desagradable que utiliza imágenes de Der Sturmer para retratar los israelíes que no le gustan, así que se puede apreciar el impulso emocional de Friedman.
Ese impulso proviene de un profundo sentimiento de ira contra los judíos que usan su judaísmo como escudo y arma simultáneamente para deslegitimar las acciones democráticas de un estado judío democrático. Se trata de defender a su pueblo contra aquellos que creen que están del lado de los enemigos de su pueblo. En el caso de JStreet, el sentimiento de Friedman era merecido aunque su analogía estaba mal. (Y así como me disculpé por mi uso del término “kapo”, probablemente Friedman resarciría el daño si asume que había ido demasiado lejos en ese caso – para, dicho sea de paso, darle una segunda oportunidad a JStreet para expresarse y no alimentar su atribución como sinónimo del liberalismo en la comunidad).
Otros argumentos se adelantarán en contra de su candidatura, al igual que el hecho de que Friedman no tiene experiencia diplomática. Esto es falso. Cada administración nombra a embajadores sin experiencia diplomática, y aparte de la perorata generalizada, Washington oficialmente lo acepta en la práctica sin quejarse.
Además, una de las formas en que la gente obtiene experiencia diplomática es convertirse en diplomáticos. Es cierto que Friedman no es ni miembro del servicio exterior ni de la política exterior. Bueno, gran cosa. Trump es el presidente y no necesita encontrar a su embajador israelí en las filas de la burocracia permanente del Departamento de Estado o de la lista de miembros del Consejo de Relaciones Exteriores. Y a diferencia de muchos nombramientos de embajadores, no está siendo recompensado por su apoyo financiero.
De todos modos, toda esta campaña en su contra es un disparate. Lo que horroriza a los que se oponen a Friedman no es su opinión de JStreet o sus credenciales, sino el hecho de que es un opositor abierto de la solución de dos Estados, un partidario de los asentamientos de Israel, y un creyente de que la ley que se aprobó hace 20 años sobre mover la embajada de EE.UU. de Tel Aviv debe ser implementada.
Es axiomático para los liberales de América que cada una de estas cosas es al menos miope, o contraproducente, o va en contra de los intereses estadounidenses, o causará terribles problemas para los EE.UU. en el mundo árabe y musulmán.
Pero incluso esas objeciones palidecen ante la rabia moral que afirma es un acto de barbarie oponerse a la solución de dos Estados. Porque no sólo, a los ojos de sus partidarios, es la única salida posible del estado perpetuo de conflicto entre Israel y los palestinos, con Jerusalén dividida de manera que pueda servir como la capital de la nueva nación palestina, es la única manera de sanar la mancha moral de la “ocupación” israelí de Cisjordania.
No hay espacio aquí para discutir esto. Baste decir que si usted cree que el impasse palestino-israelí actual es una mancha en la posición moral de Israel en la región, es libre de creer en su propia creencia de que está en lo correcto moralmente, pero su perspectiva es increíblemente torcida. Sólo para tener en cuenta la última semana, hay un genocidio que ocurre cerca de 300 millas al noreste de Israel, una pesadilla de pseudo-califato está esclavizando a las mujeres otras 200 millas al este de esa región, y una teocracia barbárica amenaza con su persistente doctrina de “destruir el estado judío” acumula poder a otras 400 millas más al este. La idea de que Israel, en comparación con su región, está moralmente comprometido, no es nada menos que un blanqueamiento moral de los verdaderamente inmorales.
Como sucede, soy un partidario de la solución de dos estados en teoría; pero tengo ojos para ver y oídos para oír. Si eligen creer que habrá tal solución bajo condiciones actuales o futuras sin un cambio total en la mentalidad de los palestinos, por favor disfruten de su ilusión pero no molesten.
Pero volviendo a “lo personal es político”. La razón por la que Trump ha elegido a Friedman es que, evidentemente, ha decidido que quiere acabar con el enfoque convencional hacia Israel y los palestinos e ir en una dirección radicalmente diferente. Esto no era predecible a partir de la retórica de campaña de Trump, cuando habló de “ser imparcial” y con ganas de hacer un acuerdo de división como si fuera un acuerdo de bienes raíces. Es posible que él crea que puede desfibrilar el corazón ocluido del “proceso de paz” por acercarse a los palestinos desde una postura muy agresiva a favor de Israel.
Si realmente quiere hacer un trato real, seguir el enfoque totalmente desacreditado de tratar de arrastrar a los palestinos a la mesa en la que se niegan a sentarse es la peor estrategia posible de todos modos.
Los difamadores profesionales buscan la cabeza de David Friedman, pero si los demócratas deciden ir a la guerra contra esta nominación, ellos estarán embromados. Por un lado, el bloqueo o el descarrilamiento de Friedman es una cosa mucho más difícil de hacer ahora, porque los demócratas del Senado, viviendo en un mundo de fantasía en el que su partido siempre mantendría la presidencia, estúpidamente invocaron la opción nuclear en los nombramientos de ejecutivos en julio de 2013 y ahora han hecho del paso de dichos nombramientos una cuestión de simple mayoría de votos en el Senado. Por otra parte, los republicanos en el Congreso (con una mayoría de 52-48) son de repente calificados como los “sionistas de derecha” de la Nación y tratarán de seguir atacándolos. Y, por último, en caso de tener éxito en el descarrilamiento de su nombramiento, hay muchos otros estadounidenses prominentes que comparten los puntos de vista que Trump y que podrían ser nombrados por él.
Lo personal es político. Esta es la política que el presidente de los Estados Unidos quiere seguir. Conseguirá el embajador que quiera, y seguirá la política que quiere. ¿Saben por qué? Debido a que será el presidente.
Fuente: Commentary.

Compartir
Subscribirse
Notificarme de
guest

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

1 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios