La España de las tres cabezas antisemitas

3 septiembre, 2017
Foto Ilustración de la Inquisicion Española (Wikipedia)

José Ignacio Rodríguez

El conocido poeta Antonio Machado se quedó corto cuando escribió su famoso poema que rezaba “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. La moderna España, con sus dos cabezas antisemitas, sigue dejando nuestro corazón helado. Todo parece indicar que los nuevos españolitos vienen con antisemitismo, judeofobia y antisionismo, valga la triple redundancia, ya incorporado de serie.

Qué nadie se confunda y crea que como escribo, lo que escribo, de esta manera no soy español. El consabido cántico popular dice “soy español, español, español” pues eso, que yo también he nacido en España. En realidad, tengo más razones, conocimiento y base emocional, para entender el rampante antijudaísmo, que recorre la llamada “piel de toro” en referencia a España. Quede claro desde el principio que no estoy diciendo, que todos los españoles son antisemitas, en absoluto. Las generalizaciones siempre han sido destructivas, injustas y dañinas.

En estas pocas letras trato de comunicar a mis conciudadanos en primer lugar y al resto de la humanidad, a la poca que queda, la cruel tragedia que supone la incitación al odio contra los judíos e Israel, en cualquier parte del mundo. Las dos Españas, las de izquierdas y derechas, se siguen odiando mutuamente. Además, por si fuera poco, los dos vástagos fratricidas también promueven e incitan al odio contra los judíos. Una rabia judeofóbica que se transmite de generación a generación y para la cual de momento no hay antídoto o vacuna.

Las recientes declaraciones del Rabino Jefe Meir Bar Hen, a raíz de los sangrientos atentados islamistas en las Ramblas en Barcelona, ponen de manifiesto el peligro que supone, para la Comunidad Judía Española vivir en este país. Las dificultades de los judíos en general para desarrollarse, prosperar y hacer prosperar a España son más difíciles cada día. Con todo, “Victor Sorenssen, portavoz de la Comunidad Judía de Barcelona rechazó las declaraciones del Rabino Jefe local, Meir Bar Hen”. El Portavoz Sorenssen hizo unas declaraciones “prometiendo que los judíos de la ciudad no la abandonarían tras el ataque mortal de terroristas islámicos”. Por un lado o por otro, el peligro sigue creciendo en este país para los judíos.

La Ley de Nacionalidad, por la cual se reconoce como españoles a los descendientes de los judíos, españoles también que no se nos olvide, expulsados de su propio país por el infame Decreto de Expulsión no resuelve o minimiza el odio arraigado, en el corazón de muchos españoles. La llamada de atención del Rabino Meir Bar-Hen expresa con absoluta veracidad el peligro real, que supone para los judíos asentarse en este país.

A esta España, además de sus dos vástagos enemistados con odio irredento, le ha crecido otra perturbadora rama de frutos venenosos como es el Islamismo. Una rama injertada en la extrema izquierda y en el rancio nacionalismo excluyente, que está cotizando al alza en el “parqué” del antisemitismo. La extrema derecha no se queda atrás y de cuando en cuando se hace notar con algún acto antijudío, que por lo general los medios de comunicación españoles obvian o simplemente disimulan. Los muertos son también objeto de persecución en una España donde los cementerios son mancillados, con pintadas antijudías. En mi memoria tengo aun grabado el recuerdo cuando en la puerta de nuestro apartamento, en un barrio de la capital de España, nos pintaron una “Estrella de David” para injuriarnos y atemorizarnos. Una anécdota para muchos, que para nosotros como familia supuso un despertar emocional, espiritual y que nos hizo tomar conciencia de nuestras raíces culturales. La asimilación total a la que estamos sometidos no impidió que algo maravilloso se despertara, en nuestro interior.

Las declaraciones de buena intención de Sorenssen, el Portavoz de la Comunidad Judía de Barcelona, no deben opacar la preocupación y el peligro, que supone ser judío o amigo de los judíos en España. La historia nos enseña que más años llevaban los judíos en la España de los Reyes Católicos y fueron perseguidos mortalmente. No debemos olvidar, ni obviar, esa dramática historia bajo ningún concepto. El futuro se empieza a construir en el presente. Un preocupante presente que debe darnos las señales de lo que podría ser el futuro. Una España con tres cabezas antisemitas es un riesgo que difícilmente deberíamos estar dispuestos a asumir.

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