La era de los hombres fuertes

23 noviembre, 2016
Foto: Facebook

Pablo Sklarevich
El primer ministro, Biniamín Netanyahu, cuyo segundo mandato comenzó el 31 de marzo de 2009, superó el record histórico de su antecesor, David Ben Gurión, como el mandatario que más días consecutivos estuvo al frente del Ejecutivo. Este último, gobernó, en su segundo mandato, desde el 3 de noviembre de 1955 al 26 de junio de 1963.
No obstante, Ben Gurión aún mantiene el record como el primer ministro que sirvió durante más tiempo; porque su primer mandato duró cinco años y medio, entre mayo de 1948 y 1954.
Pero aún Netanyahu puede superar también ese record. Tiene 67 años y su primer mandato duró poco más de tres años, entre 1996 y 1998.
En el juego extremadamente competitivo de la política nacional, Netanyahu parece ser un gran sobreviviente. Los tiempos han cambiado. A diferencia de Ben Gurión, que solía apadrinar a los jóvenes talentos –tales como Moshé Dayan o Shimón Peres-; el primer ministro actual parece talar rápidamente con una enorme hacha el arbolito que le pueda hacer sombra en el futuro.  Así fue el caso del ministro de Finanzas, Moshé Kahlón, y los ex ministros de Interior y Educación Gideon Saar, y de Defensa Moshé Yaalón.
Evidentemente, el final del mandato del presidente estadounidense, Barack Obama, y el ingreso de Donald Trump a la Casa Blanca, parece significar para Netanyahu el fin de una era de complicadas relaciones con Washington, que ponían en jaque a su gobierno.
En una reciente reunión de su partido Likud, y acosado por la controversia alrededor de la compra de otros tres submarinos alemanes, Netanyahu aconsejó a sus adversarios, que están “apurados” por derrocarlo, que saquen el pié del cambio y desaceleren el motor.
“Pueden relajarse”, manifestó ante a las ovaciones de sus partidarios. “Voy a estar con ustedes aún por mucho tiempo”.
Netanyahu parece haber anticipado la era de los “hombres fuertes”: al Sisi, Putin, Erdogan, Trump, y otros.
Mientras la tecnología convierte el espacio en cero; jamás habían recibido las fronteras y los muros tanta atención. Paralelamente, la posición del Estado como garante de un cierto contrato social se ha visto socavada. El surgimiento de los hombres fuertes parece estar vinculado con el descontento social con las elites. Pero, si no se atiende los reclamos de los desaventajados, la inestabilidad persistirá.

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