La degradación populista de la política

2 octubre, 2017 , ,

Tanto en Israel como en el mundo asistimos a un fenómeno inquietante, la degradación populista de la política. “Populismo” es un término conflictivo, disputado, tiene muchas acepciones dependiendo del uso teórico y político que se le dé. Aquí, le damos el siguiente y preciso significado: un modo de hacer política que apela a la pura emoción y menosprecia a la razón, y que divide el mundo en un “nosotros” versus “ellos”.

A lo largo del mundo, esta división permea todo el campo político, resucitando los extremismos de derecha y de izquierda. Lo mismo sucede en Israel, con nuestro primer ministro y su corte de bufones estigmatizando a cualquiera que muestre un desacuerdo de “traidor” e “izquierdista”. Y es de lamentar que nuestro primer ministro, alguien sin duda muy capaz, muy hábil y que ha cosechado logros diplomáticos importantes, se suba a esta ola decadente global.

Según estadísticas de terrorismo de las consultoras The Investigative Fund y The Nation Institute en Estados Unidos, hay un aumento de la violencia política y sus protagonistas más notables son la extrema derecha, la extrema izquierda y el terrorismo islamista.
Los gobiernos o partidos de centro derecha y conservadores utilizan el problema de la inmigración y el radicalismo islámico en Europa y Estados Unidos para explotar los miedos que generan en la opinión pública y apuntan contra las administraciones de izquierda o centro izquierda por los errores que han cometido, como modo de capitalizar o conservar votos.

Los gobiernos de centroizquierda, en cambio, suelen minimizar sus errores para enfocarse en una necesaria integración de la población musulmana, pero intentan desviar el problema generado por el extremismo islámico para concentrarse únicamente en las crecientes manifestaciones de la extrema derecha, como modo de capitalizar votos señalando el peligro de los gobiernos y partidos de derecha, igualándolos por sus valores compartidos contra los inmigrantes y el islamismo.

En este recrudecimiento de las divisiones políticas, era inevitable también un recrudecimiento del antisemitismo. Tanto la extrema derecha, la extrema izquierda y el islamismo han mostrado su cara antisemita. El genio fue liberado de la botella. Para la derecha, su odio al Islam es la ocasión para reflotar su racismo contra todo lo diferente, incluso los judíos. Para la izquierda, los judíos simbolizan la opresión imperialista de los pueblos. Para el islamismo, representan el pequeño Satán. Es urgente que Israel no entre en ese juego en el que será comido por todas las partes.
Jorge Iacobsohn. ■

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