La aventura turca en Siria

30 agosto, 2016
Foto de la pantalla del Canal RT vía Youtube

Prof. Eyal Zisser

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se tomó unos días del caos en su país y su campaña de venganza política por el fallido golpe de Estado de hace casi un mes, mediante el envío de su ejército a la vecina Siria. Así, simultáneamente con los esfuerzos de acercamiento a Rusia e Israel, Erdogan eligió abrir un nuevo-viejo frente contra sus enemigos en Siria.

La operación militar fue denominada con el código de «Escudo del Éufrates» y tiene por objeto, de acuerdo con Erdogan y su séquito, golpear al grupo Estado Islámico, que ha realizado recientemente una serie de ataques terroristas devastadores en suelo turco. En el más reciente de estos ataques, hace aproximadamente una semana en la ciudad de Gaziantep, en el sur del país, un terrorista suicida de trece años se hizo detonar en medio de una boda, durante la fiesta, asesinando a decenas de personas. Qué bueno que existe el Estado Islámico, para darle una justificación a la intervención militar en Siria.

Sin lugar a dudas, los rusos y los iraníes también anunciaron que estaban enviando tropas a Siria para luchar contra el Estado Islámico; pero en realidad están combatiendo a los grupos rebeldes moderados que implican una amenaza para el régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, mientras ignoran en gran medida al Estado Islámico.

El Estado Islámico es de hecho una molestia creciente para los turcos; pero en la arena de Siria, ellos ven a los kurdos como una amenaza real. Por su parte, los kurdos están estableciendo poco a poco, con la ayuda de Washington, y con Rusia haciendo la vista gorda, una verdadera autonomía en el norte y este de Siria. Esta creciente autonomía también ha despertado sentimientos nacionalistas entre los kurdos, que Ankara teme que puedan extenderse a la propia minoría kurda de Turquía. Después de todo, el ejército turco está sumido en una escalada de conflicto con el grupo clandestino kurdo, PKK, al que está afiliada la mayoría de las fuerzas kurdas activas en Siria.

Al parecer, Erdogan cree que la mejor manera de prevenir la creación de un estado kurdo en Siria es mediante la intervención militar y quizá la ocupación en curso en el territorio sirio. Es la única forma para que las grandes potencias le tengan en cuenta cuando se dispongan a formular una solución a largo plazo para la crisis en Siria. Y es la única manera de conseguir que los norteamericanos -que apoyan, entrenar y armar a los kurdos para luchar contra Estado Islámico (algo que los turcos han evitado de hacer hasta ahora)- limiten el alcance de la actividad kurda dentro de Siria. De hecho, a falta de una mejor alternativa, a los kurdos les están haciendo tragar esa amarga píldora. Ellos dependen de la buena voluntad de Washington, que necesita a los turcos.

La operación militar turca apunta a la ciudad de Jarablus, desde donde el Estado Islámico ha enviado suicidas para sembrar el caos a lo largo de Turquía. La ciudad es importante, sin embargo, debido a que es el punto de encuentro entre las tierras kurdas en el este y el norte de Siria. Con la ayuda de sus tanques, Erdogan espera impedir a los kurdos que aúnen estas dos extensiones de territorio en un esfuerzo por establecer una región autónoma, y tal vez, con el tiempo, incluso declarar allí un estado independiente. Desde esta zona, Erdogan puede también influir en los acontecimientos en Alepo, donde los rusos, los iraníes y Hezbollah están metidos en una guerra total contra los rebeldes sirios, que por el momento, en contra de todos los pronósticos, han logrado resistir la embestida.

Sin embargo, a fin de cuentas, la campaña de Turquía tiene un alcance limitado. Se compone de varios cientos de tropas y unas cuantas decenas de vehículos blindados. Sin lugar a dudas, los turcos, y Erdogan, en particular, hablan mucho -como fue el caso con Israel- pero son conscientes de sus limitaciones y han mostrado mucha cautela en cada paso. Después de todo, ellos también quieren evitar hundirse en el pantano sirio.

Turquía se ha unido al juego en Siria; pero esencialmente ha estado ayudando desde hace mucho tiempo a los rebeldes. Sin embargo, tras la intervención de Turquía, un beneficiario ha surgido claramente de entre todos los jugadores, junto a los claros perdedores.

El gran ganador es, por supuesto Assad, que está todavía firmemente en el poder y disfrutando del hecho de que sus adversarios están luchando entre sí. Los perdedores, por su parte, incluyen Omran Daqneesh, el niño sirio de cinco años, que fue fotografiado cubierto de polvo, ensangrentado y en estado de shock después de un ataque aéreo, probablemente ruso, que convirtió su casa en escombros y mató a su hermano mayor. Por un breve momento, la imagen horrorizó al mundo entero. Daqneesh y otros como él están pagando el precio de la continuidad de Assad en el poder, del prestigio de Rusia y su líder, Vladimir Putin, y de los fracasos y impotencia total del gobierno de Obama.

Fuente: israelhayom.com

 

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