Lic. Samuel Leillen
Un intenso programa de conferencias al público destinado a dilucidar experiencias y conclusiones sobre identidad judía, bajo la conducción del Prof. Yossi Shein, se inició en la Universidad de Tel Aviv.
El Prof. Shein, docente de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, dirige la Escuela de Política y Gobernabilidad de la Universidad de Tel Aviv y dicta conferencias en Georgetown University, Washington D.C.
Considera el Prof. Shein que en una época en la que Israel se convierte en el centro de la atención en todas las esferas de la vida judía mundial, surgen serios interrogantes en cuanto a los contenidos contemporáneos del judaísmo y de los judíos.
El pasado siempre está presente en nuestra realidad. Al comenzar a formularse las aspiraciones sionistas, hubo quienes preferían desligarse -emocionalmente, intelectualmente- de esos lazos con el pasado. Pero en nuestros días el proceso es dramático: la soberanía se impuso al judaísmo. Todo lo que ocurre en el estado de Israel es de inquietud de todo el pueblo judío, y todo lo que ocurre en las comunidades de la diáspora se minimiza frente a los problemas de Israel.
“Israelización” es un término usado en sociología, en política y en la investigación social para señalar los procesos que se suceden en un grupo minoritario del estado de Israel. En esas circunstancias, las minorías adoptan, de una manera u otra, los estilos de vida, el lenguaje, la cultura política y demás características del grupo dominante en Israel: los judíos laicos nacidos en Israel. El término se utiliza a menudo para describir la integración de los inmigrantes a la sociedad local. Por extensión, se suele utilizar el término para describir conductas generadas por los israelíes que se desea aplicar en otras latitudes, como por ejemplo “la israelización de la muralla fronteriza” al querer construir la barrera fronteriza entre EE.UU. y México, o la “israelización de las medidas de seguridad” al querer aplicar iniciativas israelíes en la lucha contra el terrorismo.
En Israel, el término “israelización” surgió para describir los cambios en las formas de vida y en la cultura de los árabes residentes en Israel y en forma semejante se llama “palestinización” al proceso opuesto que conduce a tratar de alejarse de las influencias israelíes y fortalecer los lazos políticos y culturales con los palestinos que residen en Gaza y la Banda Oriental.
De todas maneras, Israel asombra a todos: somos un país con un desarrollo acelerado; la economía es estable y próspera; nuestra expectativa de vida es de las más altas del mundo (80.7 para el hombre, 84.2 para la mujer); las tasas de nacimiento israelíes son de las más altas del mundo occidental; la capacidad tecnológica israelí es objeto de emulación y reconocimiento; etc.
¿Somos una tribu, un pueblo, una nación, una religión, una civilización?
“Somos una tribu que al salir de Egipto se convirtió en un pueblo”, afirma el Prof. Shein. En nuestros días, al restaurar la soberanía, volvimos a ser una Nación con territorio que vela por los matices de sus peculiaridades a lo largo del tiempo y elige las formas propias de su funcionamiento.
¿Acaso somos una religión? ¿Si somos el Pueblo Elegido por la Divinidad, como explicar tanto sufrimiento a lo largo de nuestra historia? La recuperación de la soberanía sorprendió también al cristianismo: según sus creencias, la soberanía de lo celestial en la Tierra pasó del pueblo judío a los que siguieron las enseñanzas de Jesús y por lo tanto no es factible la soberanía del pueblo que dejó de ser el “pueblo elegido”. Esto nos explica porqué le llevó tantos años a la Santa Sede hasta que reconoció al Estado de Israel (30.12.1993). De aquí también la trascendencia histórica, política y teológica de la visita de los Papas a Israel y al Muro de los Lamentos a partir del presente siglo: Juan Pablo II en el año 2000; Benedictus XVI en mayo 2005; Francisco en mayo 2014 (la visita anterior, de Pablo VI en 1964, no incluyó a Jerusalén).
Prácticamente, el pueblo judío tuvo breves épocas de soberanía plena:
■ la primera, desde el Rey David (1000 AC) hasta la destrucción del Primer Templo, año 586 AC (aprox. 400 años);
■ la segunda, fue el reinado de los jasmoneos del año 140 al 63 AC, (aprox. 80 años). Este período fue fuente de inspiración de suma importancia para los propulsores del sionismo. Resulta que a lo largo de 2500 años este fue el único período de soberanía judía completa en Palestina, sin la dominación de otro imperio.
■ la tercera comenzó en 1948, después de 1900 años sin soberanía ni centro judío tras la destrucción del Segundo Templo en el año 70 DC.
¿Cuál es nuestro mundo demográfico?
Se estima que la población judía en el mundo alcanza los 14.6 millones de personas, de ellos 6.6 millones en Israel (45%) y 8 millones en la diáspora – de éstos 5.7 millones en los Estados Unidos (datos publicados por el Prof. Sergio de la Pérgola, Universidad Hebrea de Jerusalén, experto en demografía de las comunidades judías en el mundo).
Si bien el porcentaje de los judíos en el mundo declina constantemente (eran 5 judíos por mil terrestres en 1945, y ahora son 2 por mil), la tasa de judíos que residen en Israel va en permanente aumento y en pocos años serán el grupo mayoritario, esto significa que la proporción de judíos que residen fuera de Israel irá disminuyendo.
La vivencia judía en la diáspora se nutre de lo que sucede en Israel: los rabinos comunitarios estudiaron en Jerusalén, se capacitaron en Israel y aplican las costumbres practicadas por los israelíes; los maestros y educadores utilizan métodos dictados en Israel; las figuras relevantes de la cultura, la literatura, las artes, la ciencia, son israelíes; etc. etc.
Pero a lo largo del tiempo hay modificaciones: los “héroes” de la antigüedad fueron Moisés, el Rey David y la profetisa Débora; en épocas más cercanas, los judíos destacados fueron Maimónides, Baruch Spinoza y Sigmund Freud. En nuestros días los judíos más célebres son la actriz Gal Gadot (“Wonder Woman”), el magnate republicano y filántropo Sheldon Gary Adelson (propietario del matutino “Israel Hayom”), la hija del presidente americano Ivanka Marie Trump, etc.
Incluso entre los judíos ultrarreligiosos (“jaredim”) las normas de conducta se remodelan en Israel, ellos también atraviesan procesos de “israelización”, por ejemplo: el inmiscuirse en los esquemas políticos israelíes, la activa utilización de los medios de comunicación en idioma hebreo, la utilización del hebreo como idioma común en lugar del idish, su lenta pero permanente incorporación al mercado laboral local.
Al margen de todo esto, resulta que la soberanía israelí, que en sus comienzos se oponía a la religión y a los compromisos con el pasado, acentuó con el correr de los años la permanente controversia en cuanto a la superioridad de la Torá y condujo a un intenso activismo de las corrientes mesiánicas que procuran imponerse sobre la soberanía, – ¿cómo nos veremos dentro de 70 años más?