Jerusalén: ¿una movida genial o pura maniobra de relaciones públicas?

13 diciembre, 2017

Pablo Sklarevich

A corto plazo, la decisión del presidente norteamericano de reconocer a Jerusalén como capital de Israel ha servido evidentemente para rescatar al primer ministro, Biniamín Netanyahu, de la crisis política en la que se estaba sumergiendo, a raíz de las investigaciones policiales que lo salpican en casos de presunta corrupción.

Pero el primer ministro no es el único que le sacará jugo a la partida. La decisión del presidente norteamericano también le permite a la dirigencia palestina regresar a los titulares internacionales, luego que las violentas secuelas de la Primavera Árabe la había relegado casi completamente al ostracismo.

Por un instante, los árabes querrán olvidarse del caos tribal y sectario y también de la miseria y el fracaso que están barriendo la región y dejarse llevar por la fantasía de un enemigo común y una bandera detrás de la cual encuadrarse solidarios y unidos.

Irán y su socio menor, Hezbollah, probablemente buscarán blanquear su participación en las matanzas de la guerra siria y canalizar la confrontación entre sunitas y chiís en dirección a Jerusalén, para suprimir en el camino a sus rivales regionales sauditas.

A pesar de la exagerada histeria de los palestinos; la declaración de Trump no se les presenta tan negativa: indica que los límites de Jerusalén serán definidos en negociaciones. Además, una gran mayoría de países, en el concierto internacional –incluyendo algunas potencias–, acepta la idea de la división de Jerusalén.

De cualquier manera, fuentes interiorizadas con el proceso de toma de decisiones en Washington insisten con que el inquilino de la Casa Blanca está determinado a conseguir el “acuerdo último” entre Israel y los palestinos. Dicen que amor con amor se paga, y Trump, que ha tenido que soportar la tormenta internacional, tiene ahora el revólver cargado arriba de la mesa. Netanyahu ha quedado endeudado. En caso de que Washington renueve las negociaciones, al Primer Ministro no le quedará otro remedio que confiar en que a último momento, los palestinos vuelvan a escabullirse una vez más.

Foto: Embajada de EE.UU. en Tel Aviv Wikimedia Dominio Público

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