Jerusalén es más importante para Israel que Amona y Ofra

4 diciembre, 2016
Amona

Profesor Efraim Inbar
Israel debe finalmente reconocer el significado estratégico único de Jerusalén, así como abordar los retos demográficos de la ciudad de manera que manifieste determinación de mantenerla unida bajo la soberanía israelí. Jerusalén es el lugar donde se determinará el futuro del Estado judío.
El gobierno israelí está invirtiendo considerable energía en la prevención de la destrucción de viviendas en Amona, Ofra y en otros lugares de Judea y Samaria. Si bien es comprensible el deseo de resolver el problema humanitario causado por la inflexibilidad de la Corte Suprema de Justicia, la lucha por Jerusalén es mucho más importante. Es en Jerusalén donde se deben invertir los mejores esfuerzos del gobierno.
Corresponde al gobierno de Israel hacer de Jerusalén su máxima prioridad. La importancia estratégica incalculable de Jerusalén eclipsa la de cualquier otro lugar de la tierra de Israel. El gobierno debe actuar sobre el fuerte apego que los israelíes sienten hacia la ciudad eterna.
El peligro principal para asegurar una capital unida en Israel, es demográfico. El problema no es sólo la proporción de residentes árabes vs. judíos en la ciudad. La ciudad está habitada por un número creciente de residentes judíos ultra ortodoxos y un número decreciente de judíos seculares. En otras palabras, la mayoría sionista moderna entre los residentes judíos de la capital está siendo desafiada.
Los judíos seculares se van parcialmente porque no se sienten cómodos con la creciente presencia ultra ortodoxa. Mientras que los residentes ultra ortodoxos contribuyen significativamente a mantener una mayoría judía en la ciudad y tienen otros méritos, no se percibe que ellos comparten plenamente la visión sionista moderna y tampoco participan ampliamente llevando la carga de la defensa del Estado de Israel. Más aún, a largo plazo, su preeminencia demográfica podría erosionar el actual consenso significativo entre los judíos israelíes (que se sitúa en más del 70 por ciento) mantener la ciudad unida y retener el Monte del Templo.
Si Jerusalén es vista principalmente como una ciudad de judíos ultra ortodoxos (y árabes), es menos probable que se obtenga el apoyo de la población israelí en general en las difíciles luchas que se avecinan.
Con este problema en mente, el gobierno debe recurrir a incentivos económicos para alentar a los jóvenes que han completado su servicio militar a trasladarse a Jerusalén. Edificaciones masivas en todas partes de la ciudad deben acompañar tal esfuerzo para restaurar una clara mayoría sionista moderna.
El sector religioso nacionalista (probablemente el segmento más idealista de la sociedad israelí y el más fácil de movilizar para el quehacer nacional) también necesita cambiar sus prioridades y otorgar la prioridad de Jerusalén sobre otras partes de la Tierra de Israel.
La importancia religiosa e histórica de Jerusalén es evidente por sí misma para todos los judíos (no así, desafortunadamente para la UNESCO). Pero la ciudad también es estratégicamente vital.
El control de Jerusalén asegura la dominación de la única carretera desde la costa del mar Mediterráneo hasta el valle del Jordán, una ruta por la que las fuerzas militares pueden moverse con poca interferencia de las comunidades árabes.
De nuevo, si Israel quiere mantener una frontera defendible en el este, debe asegurar el eje este-oeste desde la costa hasta el valle del Jordán a través de una Jerusalén indivisa. La importancia militar de Jerusalén y el papel central de Jerusalén en la línea oriental de defensa de Israel no puede ser sobrevalorado, especialmente teniendo en cuenta el inmenso potencial de agitación política al este del río Jordán.
El diseño de fronteras estables y defendibles de acuerdo con las transitorias circunstancias tecnológicas y políticas de vanguardia, es estratégicamente absurdo. La agitación de los últimos años en el mundo árabe sugiere la necesidad de una gran cautela.
Otra fuente de peligro para Jerusalén es la comunidad internacional. Algunos partidos todavía están jugando con la idea de la internacionalización de la ciudad, mientras que otros han aceptado la noción de la “solución” de dos Estados con Jerusalén oriental como la capital de un Estado palestino putativo.
Desafortunadamente, líderes israelíes como Ehud Barak y Ehud Olmert contribuyeron a la erosión del tabú contra la división de Jerusalén (sin obtener nada a cambio).
Sólo un claro mensaje sionista respaldado por una afluencia significativa de judíos a Jerusalén puede revertir estas tendencias negativas.
Jerusalén, sin dudas, es un tema más conveniente para discutir con los Estados Unidos y la Comunidad Internacional que los asentamientos en otras partes de la tierra de Israel.
La población judía de Israel está en gran medida de acuerdo en discutir sobre Jerusalén, no en Amona.
Muchos cristianos de todo el mundo, en particular los evangélicos, comprenden y simpatizan con la lucha judía por mantener Jerusalén.
La judería mundial, con algunas excepciones sin importancia, mostrará su apoyo.
Después de la deplorable votación de la UNESCO, Israel debe dejar en claro, a todos, que cualquier intento de negar los vínculos judíos con el Monte del Templo en Jerusalén es totalmente inaceptable. No se debe titubear en cuestionar a países como Francia que se abstuvieron vergonzosamente en el voto de la UNESCO.
Se debe recordar a los franceses y a otros que cuando el pueblo judío oró en el Templo de Jerusalén hace 2.000 años, sus naciones no eran más que una colección de tribus bárbaras.
Ninguna negociación con los palestinos puede llevarse a cabo mientras continúe la campaña de reescribir la historia. Nadie que condone tal reescritura puede ser un socio para la paz. La negación de las raíces judías en Jerusalén es una fórmula para conflictos permanentes y continuos.
Es imperativo que Jerusalén se sitúe en la cima de las prioridades de Israel. De no hacerlo, Israel se debilitará por la ceguera estratégica.

Efraim Inbar: Profesor emérito de estudios políticos en la Universidad Bar-Ilan y director fundador del Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.

Fuente: BESA The Begin Sadat Centro de Estudios Estratégicos. ■

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