Israel, Rusia, Siria y la crisis de los misiles S-300

Pablo Sklarevich
Desde el punto de vista Jerusalén, Moscú estuvo poco interesado desde un principio en la visita del comandante de la Fuerza Aérea israelí, Amikam Norkin, que venía con el informe de la investigación sobre el derribo del avión Ilyushin Il-20 por parte de las defensas antiaéreas sirias.
La dificultad del Ministerio de Defensa ruso a confrontar los hechos es vista en el marco de una tradición que va desde la negativa a reconocer en tiempo real el desastre atómico de Chernobyl, en 1986, al envenenamiento del ex espía ruso Sergei Skripal y su hija en Gran Bretaña,  pasando por las supuestas intervenciones en las elecciones estadounidenses de 2016. Se cree también que la aviación israelí es usada como chivo expiatorio.
Al menos resulta inexplicable que el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, afirmara que los ultra veloces  aviones cazabombarderos israelíes F-16 hayan usado como escudo, en el ataque en Latakía, al lento avión de recolección de inteligencia Ilyushin Il-20, diseñado como aeronave de transporte.
El ex subcomandante de la Fuerza Aérea y ex jefe de la Inteligencia Militar, general (retirado) Amos Yadlin, dijo a la radio estatal Kan que, según sus conocimientos, las Fuerzas de Defensa de Israel informaron del ataque a los oficiales rusos con al menos doce minutos de antelación, y no un minuto antes como puso de relieve Shoigu.
Los analistas notan que las diatribas del Ministerio de Defensa ruso (que parecen jugar el papel del policía malo), fueron dirigidas a los altos mandos de Tel Aviv y no al Gobierno de Jerusalén, lo que indicaría que el Kremlin prefiere dejar la puerta abierta para una posible resolución política de la crisis.
Los expertos israelíes creen que probablemente el Kremlin busca no solamente intentar disipar el engorroso incidente perpetrado por sus aliados; sino también aprovechar la oportunidad para cambiar la ecuación limitando las molestas incursiones aéreas israelíes en Siria. Todo esto mediante la introducción de los misiles avanzados S-300 y la guerra electrónica como peligrosos obstáculos.
Mientras tanto, un alto oficial norteamericano se quejaba de que las baterías pondrán el peligro a los aviones estadounidenses que operan contra el Estado Islámico.
«Traer más misiles antiaéreos a Siria no resolverá el lanzamiento no profesional e indiscriminado de misiles del ejército sirio y no mitigará el peligro para los aviones que vuelan en el área», expresó al Canal 10. Una preocupación que seguramente se extiende a los aviadores ingleses, franceses y alemanes en la zona.
De cualquier manera, Jerusalén adelantó a Moscú que no parpadeará y atacará nuevamente en Siria cuando los iraníes y sus socios vuelvan a violar alguna de sus líneas rojas. Lo que sugiere que se avecina un otoño caliente.