La Policía de Israel decidió que los detectores de metal, instalados en la entrada del Monte del Templo de Jerusalén, en respuesta al ataque terrorista del pasado 14 de julio, permanecerán en su lugar.
La decisión fue tomada tras una prolongada reunión del Gabinete de Seguridad en la que se resolvió delegar a la policía la responsabilidad de mantener o quitar los detectores de metal del sitio.
El jefe de la Policía del Distrito Jerusalén, Yoram Halevi, también decidió que otras medidas serán tomadas, tales como el envío de miles de policías de refuerzo para proteger el sitio en anticipación al “día de ira”, declarado por los líderes árabes de cara a las plegarias musulmanas masivas del viernes.
Entre esas medidas se incluye la prohibición de la entrada a la Ciudad Vieja y al Monte del Templo a los hombres menores de 50 años. Las mujeres de todas las edades tienen permitido el ingreso como de costumbre.
En una medida aparentemente orientada a inflamar aún más la histeria en torno al Monte del Templo y posiblemente para instigar más violencia, la Waqf (la entidad islámica encargada de la custodia del Monte del Templo) anunció que todas las mezquitas de Jerusalén sean cerradas el viernes, obligando a miles de musulmanes de Jerusalén oriental a sumarse a las protestas.
A pesar del masivo influjo de lo que feligreses probablemente encendidos, Halevi instruyó a sus fuerzas a que respeten a los creyentes que se acercan a rezar.
«El Monte del Templo, como todo lugar sagrado, está abierto y resguardado de acuerdo con el status quo en el sitio. La policía espera que los líderes y funcionarios públicos denuncien las expresiones y los actos de incitación y violencia. También espera que muestren responsabilidad y actúen para calmar los ánimos», expresó la policía.
«No permitiremos que nadie viole el statu quo ni dañe la santidad de los lugares sagrados, y los acceso a ellos, ni tampoco la libertad de culto», añadió la policía.