Israel en Eurovisión, ¿triunfo o quebradero de cabeza?

Netta Barzilai Foto: Facebook

El triunfo de Netta Barzilai y su pegadiza «Toy» (Juguete) en Eurovisión en Lisboa fue celebrado como un gran éxito de Israel, pero ha sido seguido por un reguero de problemas que hacen temer que el concurso no pueda celebrarse en el país.

«¡La próxima vez en Jerusalén!», gritó una deslumbrante Netta tras hacerse en la capital portuguesa con el micrófono de cristal: una frase que recuerda una tradicional oración judía (el año próximo en Jerusalén), pero que no está aún claro que vaya a cumplirse.

El primer ministro, Biniamín Netanyahu, fue el primero en felicitarla y se apresuró también a prometer, exultante, «el año próximo en Jerusalén».

El logro musical llegó en un momento en que la diplomacia se esfuerza en hacer reconocer al mundo la soberanía israelí sobre toda la ciudad.

Israel recibió recientemente un espaldarazo en ese sentido de Washington, que reconoció Jerusalén como capital israelí y trasladó a ella su embajada en mayo, y trata de hacer extensiva esta actitud al resto de países.

Desde el primer momento, los organizadores no tuvieron tan clara esa decisión, y a los pocos días de celebrarse la final, su página oficial de Facebook advertía a los seguidores: «¿Están deseando ir a Eurovisión el próximo año?. ¡Nosotros también!. Pero no reserven aún vuestros pasajes: estén atentos a las informaciones sobre dónde y cuándo se celebrará».

La Unión Europea de Radiodifusión (UER), que huye de la politización del concurso, inició negociaciones con Israel y exigió que propusiese una ciudad «menos divisiva y controvertida».

La principal oponente es la ministra de Cultura y Deportes, Miri Regev, del partido Likud, que declaró que nadie puede dictarle a Israel dónde celebrar Eurovisión y dijo que debía hacerse en Jerusalén o fuera del país, dado que supone una gran inversión que debería utilizarse para promocionar la ciudad santa.

Regev sufrió recientemente un traspié tras impulsar que un amistoso de fútbol con Argentina que iba a jugarse en Haifa se trasladase a Jerusalén, lo que finalmente forzó la cancelación del partido tras una fuerte campaña de amenazas de los palestinos a los futbolistas y  por parte del movimiento que pide el boicot cultural y deportivo al país, que también ha pedido que no se celebre Eurovisión en esta ciudad.

Tras la intervención de Netanyahu, Cultura dijo que el Gobierno será ajeno a la decisión, que deberá tomarla la Corporación de Radiodifusión Pública Kan.

Finalmente, Israel propuso otras tres posibles sedes además de Jerusalén: Eilat, urbe turística a orillas del Mar Rojo, y Tel Aviv y Haifa, ambas mediterráneas.

Uno de los posibles productores del encuentro y enviado a las últimas cuatro ediciones, Yoav Tzafir, señaló que «hay muchas formas creativas de honrar a Jerusalén incluso sin celebrar el evento allí» y recordó que «muchas ediciones no se celebran en las capitales».

Otro problema es el hecho de que el concurso deba celebrarse en un lugar en la que haya transporte público en viernes, algo que no ocurre en buena parte de las ciudades, puesto que este se interrumpe a media tarde del viernes por el inicio de la jornada sabática de descanso judía, que finaliza al caer la tarde del sábado y en la que para los más ortodoxos no se debe conducir, trabajar ni operar ningún aparato.

«Eurovisión no es lo que era hace veinte años. Si no se permiten ensayos en viernes y sábado, no habrá Eurovisión en Israel. Esto es un hecho básico e unívoco», advirtió Tzafir, conocedor de los entretelones del popular concurso musical, que se celebró en Jerusalén en dos ocasiones, en 1979 y 1999.

Pero los problemas no se limitan a la ubicación, el más que probable rechazo de los ultrarreligiosos judíos y el boicot de los pro-palestinos, sino que también se extienden a la situación jurídica de Kan, a la que se permitió participar en Lisboa solo tras firmar un acuerdo que permitió su membrecía temporal.

El problema está en la nueva ley de radiodifusión aprobada por el Gobierno que dividirá Kan en dos canales, uno dedicado solo a las noticias y otro al entretenimiento, una decisión que ha sido apelada y que espera la luz verde de la Corte Suprema.

Si la Corte permite el cambio, Kan dejaría de ser miembro de UER y debería pedir su readmisión, algo que es posible que no lograse, lo que le impediría ser anfitrión y participar en el concurso, informó el diario económico The Marker.

El presidente de UER, Noel Curran, escribió recientemente a Kan advirtiendo que no tiene en su seno cadenas «que separen las noticias en una entidad diferente».

Netanyahu aseguró que el Gobierno actuará «de acuerdo a las normas de UER» y señaló que ha ordenado que se examinen «los aspectos legales», lo que podría indicar que, de producirse la escisión de las noticias, esta pudiera retrasarse un año para que el país acoja la próxima Eurovisión. EFE y Aurora

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