El ministro de Defensa de la República Islámica de Irán, Hossein Dehqan, anunció que su país recibió el sistema completo de misiles rusos antiaéreos S-300, de acuerdo con el contrato bilateral criticado duramente por Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.
En 2007, Moscú y Teherán sellaron un contrato por 800 millones de dólares para la venta de al menos cinco baterías de misiles S-300, considerados como unos de los más avanzados de mundo, y que han sido contemplados por los rivales de Irán –Arabia Saudita e Israel- así como por Estados Unidos como una amenaza, a la luz de la posible vertiente militar que podría desarrollar el programa nuclear iraní.
Sin embargo, en 2010, el entonces presidente ruso, Dmitri Medvedev, vetó la entrega del armamento a Irán a raíz de las sanciones internacionales contra Teherán por su programa nuclear.
No obstante, tras el acuerdo nuclear firmado por las potencias mundiales e Irán, el presidente Vladimir Putin, eliminó el veto, en abril de 2015, y prometió la entrega de los misiles a Irán. Además se desarrollaron negociaciones para actualizar el contrato y levantar la demanda que Irán interpuso ante un tribunal de arbitraje internacional por la suspensión del acuerdo.
Los misiles tierra-aire S-300, análogos a los norteamericanos Patriot, tienen un alcance de hasta 200 kilómetros, lo que según algunos analistas le permitiría a Irán defender sus instalaciones nucleares frente a un eventual ataque aéreo con aviones de tipo sigilosos, helicópteros, bombarderos y misiles balísticos.
Expertos israelíes temen que esas baterías les permitirán a Irán contar en breve con un formidable escudo antimisiles para defender sus plantas atómicas en el momento en que decida irrumpir hacia la bomba nuclear.