Intercambiar ideas, no críticas despiadadas

12 marzo, 2017
Foto: Fuerzas de Defensa de Israel CC BY-SA 2.0

General (retirado) Yaakov Amidror

Los fracasos hallados tras la Operación Margen Protector en Gaza en 2014 demuestran que en la guerra, no hay nada tan importante como la división adecuada de roles. El Ejército de Defensa de Israel debe permanecer fuera de la política, y el Gabinete debe abstenerse de la planificación táctica.

El informe del Contralor del Estado, Yosef Shapira, sobre la Operación Margen Protector en la Franja de Gaza en 2014, que encontró fallas en la conducta de los militares, así como en el proceso de toma de decisiones del Gabinete de Diplomacia y Seguridad antes y durante la campaña, provocó controversias por razones obvias. Los que lo estuvieron criticando quieren defender sus reputaciones; en cambio, otros están dispuestos a utilizar los hallazgos para sus políticos ajustes de cuentas. No obstante, los israelíes se preguntan cómo es posible que una gran  cadena de «fracasos» se haya traducido en dos años y medio de tranquilidad en el sur de Israel.

No puedo comentar sobre el proceso de trabajo del Gabinete, debido a que a petición del primer ministro Biniamín Netanyahu, encabecé un comité que formuló recomendaciones sobre cómo se podría mejorar el mismo. Y si bien mi informe no es clasificado, creo que es más prudente que lo presente al Gabinete antes de discutirlo en público.

Sin embargo, dos cuestiones pueden ser ilustradas, ya que no se derivan de la labor del comité. La primera tiene que ver con el nivel de conocimiento de los miembros del Gabinete, y la segunda con la capacidad del Gabinete para mantener discusiones eficaces.

Foto: Fuerzas de Defensa de Israel
Foto: Fuerzas de Defensa de Israel

Sobre el nivel del conocimiento que los miembros del Gabinete que tienen sobre asuntos de seguridad nacional: he participado en las reuniones de Gabinete desde 1992, en mi calidad de director del Departamento de Investigación en la Inteligencia Militar, y he aprendido que es difícil de superar las brechas en el conocimiento de los ministros. La mayoría de ellos están preocupados por los asuntos de sus carteras durante muchas horas del día, y pocos tienen algún conocimiento o capacitación en temas de seguridad nacional.

Creo que lo mejor sería designar dos ministros sin cartera en el Gabinete con el único fin de mantenerse al tanto de estos asuntos. Eso garantizaría que en todo momento dado, al menos dos ministros estarían preparados para cualquier reunión de Gabinete. Estos ministros, que tendrían que ser personas con experiencia, servirían también como un equilibrio frente a otros ministros que son responsables de temas específicos, así como frente a los organismos profesionales pertinentes.

La crítica de que tener dos ministros sirviendo en este tipo de papeles del Gabinete «cuesta dinero» queda eclipsada por el beneficio que supondría para el foro entero. En cuanto a la capacidad del Gabinete para mantener discusiones eficaces, los primeros ministros anteriores a menudo juntaron pequeños foros de individuos con los que podían realizar consultas informales.

Existió, por ejemplo, el foro de ocho ministros, apodado «el octeto», que sirvió bajo Netanyahu hasta las elecciones de 2013. El secreto del éxito de este foro altamente efectivo fue el hecho de que sus discusiones eran a prueba de filtraciones, así como libres de minutas (actas).

Si el Gabinete de Seguridad y Diplomacia no puede mantener la discreción absoluta que requieren sus sesiones, no tiene ninguna esperanza de que pueda funcione apropiadamente. No se trata de política, y no hay ninguna diferencia, quien sea el primer ministro. Ningún primer ministro puede trabajar con un Gabinete que tiene filtraciones.

Dejando todo lo demás a un lado, sería prudente centrarse en la implementación de los hallazgos y conclusiones del Contralor tras la campaña de Gaza para mejorar la forma de cómo se gestionan futuros conflictos, en lugar de camorrear y buscar culpables.

Uno de los principales problemas subrayados en el informe de Shapira fue que los militares, a pesar de tener toda la información necesaria, no lograron esbozar un plan operativo adecuado para contrarrestar la amenaza planteada por la red de túneles terroristas de Hamas. Este fue un fracaso fundamental; pero para el que ya se están implementando soluciones.

A decir verdad, el Ejército de Defensa de Israel enfrentó una situación muy similar en 1973. Los militares tenían información sobre el arsenal de misiles antitanque Sagger de Siria, incluso de incidentes en los que tanques del ejército israelí habían sido blancos del fuego de los Sagger en los Altos del Golán. En la Guerra de Yom Kipur, sin embargo, el Ejército de Defensa de Israel fue tomado por sorpresa y no tenía ninguna solución a la amenaza. Había fracasado en desarrollar contramedidas tecnológicas, y los resultados en el campo de batalla fueron nefastos.

Misil Sagger Foto: Srdan Popovic Wikipmedia GFDL
Misil Sagger Foto: Srdan Popovic Wikipmedia GFDL

En ese momento, surgió la pregunta de peso de por qué los militares no se había preparado para hacer frente a una amenaza clara y conocida. Parece que este es un fenómeno sabido -cuando se conocen los hechos, pero las conclusiones no son extraídas o su significado no es comprendido totalmente por la organización-.

Para superar este problema, después de la Guerra de Yom Kipur, los militares decidieron nombrar a un oficial, con el rango de coronel, cuyo trabajo consistía en «hacer sonar las alarmas» cuando parecía que el enemigo estaba desarrollando una nueva amenaza. Éste oficial había sido encargado con la tarea de asegurar que todos los sistemas operacionales relevantes fuesen conscientes de la amenaza y estuviesen trabajando para desarrollar las contramedidas.

Se hizo evidente después de un tiempo que el papel era redundante -o eso es lo que creyó el Estado Mayor en aquel momento- y fue anulado. No estoy seguro que la creación de ese rol era la mejor solución para el problema en cuestión, pero fue un intento válido para tratarlo de una manera práctica. Nuevamente, es el momento de buscar una solución para que el Ejército de Defensa de Israel no falle de la misma manera en el futuro. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que nadie esperaba entonces que la primera ministra, Golda Meir, concibiera una respuesta táctica y operativa para la amenaza de los misiles Sagger. Esa responsabilidad recaía sobre el establishment de defensa.

Los diversos desafíos deben ser tratados a escala para que el sistema funcione correctamente en todos los ámbitos. Si el Gabinete está ocupado delineando tácticas operacionales, tendrá claramente menos tiempo para delinear la estrategia.

La elección de un enfoque táctico más que de uno estratégico puede ser útil cuando se trata de incidentes específicos, pero al hacerlo se socava el objetivo mayor de las campañas militares o de las guerras a gran escala. Ambos llaman a mantener meticulosamente la división apropiada de funciones. Los militares deben concentrarse en cuestiones tácticas y operativas, y el ministro de Defensa debe proporcionar al Ejército de Defensa de Israel las herramientas necesarias para diseñar y aplicar soluciones, priorizando los objetivos formulados por el primer ministro y aprobados por el Gabinete.

La principal contribución del Gabinete al proceso está en el nivel estratégico. Sus miembros no deben ser distraídos por otras cosas, por interesantes que puedan ser. Por la misma razón, los militares no deben ocuparse de la política, ya que tienen que seguir focalizados en cuestiones tácticas y operativas. En cuanto al informe del Contralor: el juego de la culpa debe terminar, ya que no ayuda en nada ni a nadie. Toda esa energía debe concentrarse en reforzar los puntos débiles que quedaron en evidencia durante la ejecución de la Operación Margen Protector.

Fuente: BESA Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat

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