Intensas medidas de seguridad en Barkan tras el ataque terrorista palestino

Más controles y la prohibición de acceder en coche privado son parte de las nuevas medidas de seguridad en el parque industrial de Barkan, en Samaria (norte de Cisjordania), donde un terrorista palestino, que continúa prófugo, asesinó a dos israelíes.
Las Fuerzas de Defensa de Israel determinarán las nuevas directrices a implementar después de ese ataque, el único registrado en las tres décadas de existencia de una de las mayores zonas industriales en Judea y Samaria, con 160 compañías israelíes y 7.200 empleados, la mitad de ellos palestinos con permisos especiales de trabajo.
La Policía, el Servicio de Seguridad General (Shabak) y las FDI continúan la búsqueda de Ashraf Waleed Suliman Naalwa, de 23 años, de la localidad de Shweika (cerca de Tulkarem), quien asesinó a una mujer de 28 años y a un hombre de 35, empleados en la empresa donde trabajaba en esa zona industrial.
Las fuerzas de seguridad han detenido en los últimos días a varios palestinos vecinos de Shweika, entre ellos a la madre y dos hermanas del terrorista, para interrogarles, indicó el portavoz militar.
El terrorista entró en las oficinas de la empresa Grupo Alón, ató con una brida a la administrativa, Kim Levengrond Yehezkel, de 28 años, y madre de un bebé, y le pegó varios tiros con una metralleta Carlo Gustav, además de herir a una compañera que había acudido al lugar al oír ruido.
Seguidamente, entró en la oficina de otro empleado, Ziv Hajbi, de 35 años, y padre de tres hijos, y le disparó provocándole la muerte, tras lo que huyó de la escena, momento desde el que continúa prófugo.
Según el director del parque industrial, Roni Juri, personal de servicios sociales ha estado reunido con los trabajadores israelíes y palestinos de la compañía, con el fin de que el «traumático incidente» no perjudique el «entorno familiar» del que se jacta este parque industrial.
Alrededor de 3.600 palestinos trabajan en este parque industrial, levantado cerca de la ciudad de Ariel y cuyos productos son objetivo de la campaña de la Boicot, Desinversión, Sanciones (BDS).
El empleado palestino Rasid Murad, de 50 años y domiciliado en Salfit asegura que ha conseguido costear los estudios de cinco hijos con su trabajo en una empresa de plásticos en Barkan y considera que el boicot contra las compañías en los asentamientos sólo perjudica a los palestinos, que no tienen posibilidad de conseguir empleos alternativos en la magra economía cisjordana. EFE y Aurora