Iberoamérica y la memoria de las victimas del holocausto judío

2 febrero, 2017

Recordando a los diplomáticos Justos entre las Naciones

Isac Gilksberg

El maldito Holocausto judío (prefiero expresar el término «Shoá») por el significado de uno y del otro, hizo que ni mis hermanas ni yo, todos nacidos en el continente americano, no conociéramos jamás, ni a nuestros abuelos maternos y paternos, ni a ninguno de nuestros tíos y tías, ni a nuestros primos ni primas. Ni que nuestros padres, inmigrantes polacos al Uruguay desde antes del estallido de la Segunda Conflagración Mundial, supieran jamás, dónde ni cómo perdieron sus ricas vidas sus padres, sus hermanos y hermanas y sus sobrinos y sobrinas.
Seguramente, muchos latinoamericanos han sufrido esta desgraciada experiencia humana que ha sufrido el pueblo judío.
Como seguramente saben los lectores de Aurora, el pasado viernes 27 de enero, cumpliendo con la Resolución de la 42ava. Sesión Plenaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que se celebró el primero de noviembre de 2005, se realizaron en diferentes países de Iberoamérica homenajes oficiales dando cumplimiento a esa Resolución de la Asamblea General de ONU que “condena sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o en las creencias religiosas, donde quiera que tengan lugar.”
El mundo está viviendo en la actualidad momentos muy difíciles con atentados violentos contra los judíos en distintos lugares de Europa, tanto en Polonia donde las propias autoridades nacionales reconocen el auge que ha tenido el antisemitismo en ese país en las dos últimas décadas, como en Ucrania donde se acaba de violar la tumba de un importante Rabino, en Holanda como en Alemania, y de los cuales nos venimos enterando diariamente, nos obliga a judíos y no judíos estar alertas y no permitir que se repitan los mismos lamentables y dolorosos hechos que trajeron aquella inigualable tragedia humana con actos como los que se llevaron a cabo en la semana pasada.
Es muy importante, sin ninguna duda, mantener la memoria y estar vigilante y prevenido. Y esto es lo que se ha hecho en estos días en América Latina.
En Uruguay, el viernes 27 pasado, la Comisión Permanente del Parlamento Nacional con asistencia del Canciller de la República Nin Novoa y de Embajadores y Diplomáticos de Israel, Estados Unidos de América, Rusia, Azerbaiyán y otras naciones americanas y europeas y un público asistente que desbordó las “barras” del Senado, donde se destacó la presencia de varias decenas de jóvenes judíos con sus uniformes jalutzianos, los parlamentarios de los tres partidos políticos principales del país, recordaron a las víctimas judías de la Shoá.
Pero quiero recordar también, en esta ocasión, al rol de España, Portugal y América Latina durante el Holocausto. Hubo naciones que, oficialmente, dieron refugio a muchísimos judíos que, de esa manera, salvaron sus vidas y otros los recibieron una vez que la tragedia mundial había acabado dándoles un lugar en sus respectivas naciones. Ello, sin desmedro, de las varias acciones emprendidas en la propia Alemania y en el resto de Europa con el nazismo y contra el propio Führer Adolf Hitler.
Quiero recordar, porque es de estricta justicia, a aquellos iberoamericanos que, poniendo a riesgo sus vidas y perdiendo muchos de ellos sus bienes y sus puestos de trabajo, salvaron miles de vidas judías, habiendo sido condecorados por Yad Vashem, como “Justos entre las Naciones”.
Algunos de entre ellos, salvaron más vidas judías que el propio Oskar Schindler, esto sin desmedro del valor que tuvo lo que Schindler realizó. Entre éstos, no puedo dejar de mencionar en primer término, aunque no era iberoamericano, a Raúl Wallenberg.
En Montevideo, la capital del Uruguay, hay una estela en su homenaje, en el popular Parque Batlle y Ordoñez, sobre la calle Jorge Canning, frente mismo a las residencias oficiales de las representaciones diplomáticas de Gran Bretaña y de los Estados Unidos de América.
En esta misma ciudad se le ha otorgado, por ley No, 17.646 el nombre de Raoul Wallenberg al liceo oficial No. 53.
En el hall de entrada al Aeropuerto de la ciudad de Punta del Este, Uruguay, fue colocado un busto de Wallenberg en su homenaje.
Paso seguidamente a mencionar, sin entrar en detalles de cuántos ni cómo salvaron a judíos durante la Shoá, incluso en la mayoría de los casos, costándoles la pérdida de todos sus derechos laborales como diplomáticos, en algunos casos sus títulos académicos oficiales y la pérdida de todos sus bienes. No obstante, como lo destacó el portugués Arístides de Souza Méndez, que salvó miles de vidas judías y perdió todos sus derechos y sus bienes porque prefirió, según sus propias palabras, “aunque me destituyan, yo solamente puedo actuar como cristiano, como me dicta mi conciencia. Si debo desobedecer órdenes, prefiero estar con Dios, contra los hombres, que con los hombres contra Dios”.
El ciudadano portugués, de Sousa Méndez desobedeció órdenes de su Ministerio de Relaciones Exteriores y salvó miles de judíos, falleció el 03 de abril de 1954 en un Convento franciscano en Portugal, donde vivió retirado sus últimos años de vida. Tras su fallecimiento, Portugal le honró con numerosos reconocimientos y hasta se realizó un film sobre su vida. Yad Vashem lo condecoró como “Justo entre las Naciones”.
El diplomático español Angel Saenz Briz, declarado “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem y cuyo sobrino es en la actualidad Cónsul y Secretario de la Embajada de España en Uruguay, falleció en Roma el 11 de junio de 1980.
El brasileño Luiz Martins de Souza Dantas. Salvó la vida de cientos de judíos durante momentos muy duros y muy difíciles.
Falleció en Paris en el año 1954. En el año 2003 fue condecorado por Yad Vashem como “Justo entre las Naciones”.
El diplomático salvadoreño Cnel. José Arturo Castellanos Contreras. Emitió alrededor de cuarenta mil certificados de ciudadanía salvadoreña para refugiados judíos en la Europa Central ocupada por los nazis, poniendo a riesgo incluso, su propia vida.
El Cnel. José A. Castellanos falleció en su país natal el 18 de junio de 1977 y en el año 2010, Yad Vashem lo condecoró como “Justo entre las Naciones”.
El español Eduardo Propper de Callejón, abogado y diplomático de su país natal. Falleció en Londres en el año 1972, y en el año 2007, Yad Vashem lo reconoció y condecoró con la orden “Justo entre las Naciones”. Recibió numerosas condecoraciones de España y de otras naciones por sus valiosas acciones durante la Shoá.
El diplomático mejicano Gilberto Bosques. Falleció en su país natal el 04 de julio de 1995.
Los diplomáticos españoles José de Rojas y Moreno, fallecido el 02 de marzo de 1973 en Madrid, Miguel Angel de Muguiro, Julio Palencia Tubau, Sebastian Romero Radigales, Bernardo Rolland de Miota, Juan Schwartz Díaz-Flores, fueron todos ellos diplomáticos condecorados como “Justos entre las Naciones”.
El diplomático salvadoreño George Mantello, salvó la vida de numerosos judíos.
El abogado y diplomático uruguayo Dr. Carlos Ma. Gurméndez, salvó la vida de numerosos judíos holandeses.
“Quien salva una vida, salva al mundo entero”. Lo expresa el Talmud de Jerusalén, Mishná 5.
Esta fue la otra cara de la Shoá. La de hombres que entendieron que la vida humana de miles de judíos, en este caso, era más valiosa que la suya propia y la de sus familias.
En el día de la recordación de las víctimas de la Shoá que, sin duda alguna, no debemos olvidar y debemos todos recordar con unción, es importante que, no solamente estemos alerta ante los peligros que nos acechan, sino que recordemos también la memoria de estos seres iberoamericanos que, junto a otros pares suyos europeos y asiáticos, salvaron las vidas de miles de judíos, sin medir los riesgos que corrieron. ■ El maldito Holocausto judío (prefiero expresar el término «Shoá») por el significado de uno y del otro, hizo que ni mis hermanas ni yo, todos nacidos en el continente americano, no conociéramos jamás, ni a nuestros abuelos maternos y paternos, ni a ninguno de nuestros tíos y tías, ni a nuestros primos ni primas. Ni que nuestros padres, inmigrantes polacos al Uruguay desde antes del estallido de la Segunda Conflagración Mundial, supieran jamás, dónde ni cómo perdieron sus ricas vidas sus padres, sus hermanos y hermanas y sus sobrinos y sobrinas.
Seguramente, muchos latinoamericanos han sufrido esta desgraciada experiencia humana que ha sufrido el pueblo judío.
Como seguramente saben los lectores de Aurora, el pasado viernes 27 de enero, cumpliendo con la Resolución de la 42ava. Sesión Plenaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que se celebró el primero de noviembre de 2005, se realizaron en diferentes países de Iberoamérica homenajes oficiales dando cumplimiento a esa Resolución de la Asamblea General de ONU que “condena sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o en las creencias religiosas, donde quiera que tengan lugar.”
El mundo está viviendo en la actualidad momentos muy difíciles con atentados violentos contra los judíos en distintos lugares de Europa, tanto en Polonia donde las propias autoridades nacionales reconocen el auge que ha tenido el antisemitismo en ese país en las dos últimas décadas, como en Ucrania donde se acaba de violar la tumba de un importante Rabino, en Holanda como en Alemania, y de los cuales nos venimos enterando diariamente, nos obliga a judíos y no judíos estar alertas y no permitir que se repitan los mismos lamentables y dolorosos hechos que trajeron aquella inigualable tragedia humana con actos como los que se llevaron a cabo en la semana pasada.
Es muy importante, sin ninguna duda, mantener la memoria y estar vigilante y prevenido. Y esto es lo que se ha hecho en estos días en América Latina.
En Uruguay, el viernes 27 pasado, la Comisión Permanente del Parlamento Nacional con asistencia del Canciller de la República Nin Novoa y de Embajadores y Diplomáticos de Israel, Estados Unidos de América, Rusia, Azerbaiyán y otras naciones americanas y europeas y un público asistente que desbordó las “barras” del Senado, donde se destacó la presencia de varias decenas de jóvenes judíos con sus uniformes jalutzianos, los parlamentarios de los tres partidos políticos principales del país, recordaron a las víctimas judías de la Shoá.
Pero quiero recordar también, en esta ocasión, al rol de España, Portugal y América Latina durante el Holocausto. Hubo naciones que, oficialmente, dieron refugio a muchísimos judíos que, de esa manera, salvaron sus vidas y otros los recibieron una vez que la tragedia mundial había acabado dándoles un lugar en sus respectivas naciones. Ello, sin desmedro, de las varias acciones emprendidas en la propia Alemania y en el resto de Europa con el nazismo y contra el propio Führer Adolf Hitler.
Quiero recordar, porque es de estricta justicia, a aquellos iberoamericanos que, poniendo a riesgo sus vidas y perdiendo muchos de ellos sus bienes y sus puestos de trabajo, salvaron miles de vidas judías, habiendo sido condecorados por Yad Vashem, como “Justos entre las Naciones”.
Algunos de entre ellos, salvaron más vidas judías que el propio Oskar Schindler, esto sin desmedro del valor que tuvo lo que Schindler realizó. Entre éstos, no puedo dejar de mencionar en primer término, aunque no era iberoamericano, a Raúl Wallenberg.
En Montevideo, la capital del Uruguay, hay una estela en su homenaje, en el popular Parque Batlle y Ordoñez, sobre la calle Jorge Canning, frente mismo a las residencias oficiales de las representaciones diplomáticas de Gran Bretaña y de los Estados Unidos de América.
En esta misma ciudad se le ha otorgado, por ley No, 17.646 el nombre de Raoul Wallenberg al liceo oficial No. 53.
En el hall de entrada al Aeropuerto de la ciudad de Punta del Este, Uruguay, fue colocado un busto de Wallenberg en su homenaje.
Paso seguidamente a mencionar, sin entrar en detalles de cuántos ni cómo salvaron a judíos durante la Shoá, incluso en la mayoría de los casos, costándoles la pérdida de todos sus derechos laborales como diplomáticos, en algunos casos sus títulos académicos oficiales y la pérdida de todos sus bienes. No obstante, como lo destacó el portugués Arístides de Souza Méndez, que salvó miles de vidas judías y perdió todos sus derechos y sus bienes porque prefirió, según sus propias palabras, “aunque me destituyan, yo solamente puedo actuar como cristiano, como me dicta mi conciencia. Si debo desobedecer órdenes, prefiero estar con Dios, contra los hombres, que con los hombres contra Dios”.
El ciudadano portugués, de Sousa Méndez desobedeció órdenes de su Ministerio de Relaciones Exteriores y salvó miles de judíos, falleció el 03 de abril de 1954 en un Convento franciscano en Portugal, donde vivió retirado sus últimos años de vida. Tras su fallecimiento, Portugal le honró con numerosos reconocimientos y hasta se realizó un film sobre su vida. Yad Vashem lo condecoró como “Justo entre las Naciones”.
El diplomático español Angel Saenz Briz, declarado “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem y cuyo sobrino es en la actualidad Cónsul y Secretario de la Embajada de España en Uruguay, falleció en Roma el 11 de junio de 1980.
El brasileño Luiz Martins de Souza Dantas. Salvó la vida de cientos de judíos durante momentos muy duros y muy difíciles.
Falleció en Paris en el año 1954. En el año 2003 fue condecorado por Yad Vashem como “Justo entre las Naciones”.
El diplomático salvadoreño Cnel. José Arturo Castellanos Contreras. Emitió alrededor de cuarenta mil certificados de ciudadanía salvadoreña para refugiados judíos en la Europa Central ocupada por los nazis, poniendo a riesgo incluso, su propia vida.
El Cnel. José A. Castellanos falleció en su país natal el 18 de junio de 1977 y en el año 2010, Yad Vashem lo condecoró como “Justo entre las Naciones”.
El español Eduardo Propper de Callejón, abogado y diplomático de su país natal. Falleció en Londres en el año 1972, y en el año 2007, Yad Vashem lo reconoció y condecoró con la orden “Justo entre las Naciones”. Recibió numerosas condecoraciones de España y de otras naciones por sus valiosas acciones durante la Shoá.
El diplomático mejicano Gilberto Bosques. Falleció en su país natal el 04 de julio de 1995.
Los diplomáticos españoles José de Rojas y Moreno, fallecido el 02 de marzo de 1973 en Madrid, Miguel Angel de Muguiro, Julio Palencia Tubau, Sebastian Romero Radigales, Bernardo Rolland de Miota, Juan Schwartz Díaz-Flores, fueron todos ellos diplomáticos condecorados como “Justos entre las Naciones”.
El diplomático salvadoreño George Mantello, salvó la vida de numerosos judíos.
El abogado y diplomático uruguayo Dr. Carlos Ma. Gurméndez, salvó la vida de numerosos judíos holandeses.
“Quien salva una vida, salva al mundo entero”. Lo expresa el Talmud de Jerusalén, Mishná 5.
Esta fue la otra cara de la Shoá. La de hombres que entendieron que la vida humana de miles de judíos, en este caso, era más valiosa que la suya propia y la de sus familias.
En el día de la recordación de las víctimas de la Shoá que, sin duda alguna, no debemos olvidar y debemos todos recordar con unción, es importante que, no solamente estemos alerta ante los peligros que nos acechan, sino que recordemos también la memoria de estos seres iberoamericanos que, junto a otros pares suyos europeos y asiáticos, salvaron las vidas de miles de judíos, sin medir los riesgos que corrieron. ■

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