Historia de la Macabiá

Macabiá XVII, 2005

Este mes de julio, Israel es el anfitrión de más de 10.000 atletas de todo el mundo, para la Vigésima Macabiá. La Macabiá es el tercer evento deportivo más grande del mundo, con la participación de 80 países diferentes en 39 eventos deportivos diferentes. Los juegos han evolucionado enormemente durante los últimos 85 años desde su aparición. Los judíos han convertido a los deportes en un rasgo básico de la cultura judía y no hubiera sido así si no fuera por la Macabiá.

Macabiá IX, 1973
Macabiá IX, 1973

El primer juego de la Macabiá fue en 1932, 16 años antes que Israel se convirtiera en un estado judío y estando bajo control británico. Sin embargo, la idea de una “Olimpíada judía” se inició muchos años antes y llevó a muchas personas de gran convencimiento a comenzar este evento especial.
Las semillas de los Juegos Macabiá se plantaron en el siglo 19 en el Primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza. Gracias a un discurso pronunciado por Max Nordau, se inventó un nuevo enfoque al sionismo, que se denominó “judaísmo muscular”. La lucha detrás de este enfoque era que la educación física podría ayudar a cambiar la percepción del pueblo judío, y tendría un papel clave en el resurgimiento nacional del pueblo judío. El énfasis estaba en que la fuerza mental y física ayudaría a mejorar la agilidad y la disciplina, y también a deshacerse del estereotipo inexacto de los judíos como personas “débiles”. Esta idea logró concretarse, y los judíos empezaron a ver el beneficio de dedicarse libremente al ejercicio de la mente y el cuerpo. Los clubes deportivos judíos empezaron a aparecer en Europa, comenzando con la asociación israelita de gimnasia en Constantinopla, Turquía. Los fundadores de esta asociación establecieron este movimiento cuando fueron rechazados por los clubes deportivos locales debido al antisemitismo. De alguna manera, el origen de los Juegos Macabiá proviene de la exclusión que han enfrentado los judíos.

Macabiá V, 1957
Macabiá V, 1957

Siempre exiliados, empujados a guetos y obligados a convertirse. Había que hacer algo, y tal vez la creación de una nueva vía para la expresión judía ayudaría. La inclusión de los deportes en la cultura judía sería una herramienta en la construcción del pueblo judío, rejuveneciendo su cuerpo y espíritu, rompiendo con los estereotipos negativos.
La Macabiá ciertamente ha ayudado a mejorar estas percepciones sesgadas y todavía lo sigue haciendo hoy. Carol Benjamin del equipo de esgrima de EE.UU. había expresado su asombro de lo que viera en la Macabiá Nº 14. Benjamin le dijo a un reportero que, al crecer, había escuchado sobre estereotipos de hombres judíos pequeños y viejos, que leen la Torá o pasan la mayor parte de su tiempo estudiando. Todo cambió en la ceremonia de apertura en 1967: “toda mi impresión de lo que es un hombre judío ha cambiado”.
Max Nordau tiró la primera bola pero Joseph Yekutieli realmente puso el plan en marcha. Yekutieli era apenas un espectador de 15 años en los Juegos Olímpicos de Estocolmo en 1912 cuando descubrió su sueño. Su visión era una Olimpiada judía – una reunión de atletas judíos de todo el mundo para unirse en la tierra del pueblo judío. Un evento deportivo del pueblo judío serviría como una herramienta de unificación, reuniendo personas similares que de otro modo no tendrían la oportunidad de hacerlo. Yekutieli también sentía que los juegos ayudarían a revivir al pueblo judío y sería la respuesta a “la exclusión que los había plagado durante siglos”. Después de años de trabajo para promover la idea, Yekutieli pudo recolectar el apoyo para su sueño y en marzo de 1932 inauguró la primera Macabiá.

Macabiá XV, 1997
Macabiá XV, 1997

“A partir del 29 de marzo Tel Aviv, la pequeña ciudad de Palestina será testigo de algo nunca visto: unos juegos olímpicos judíos, en donde los judíos de todo el mundo demostrarán su destreza en los deportes” (Alcalde de Nueva York Jimmy Walker. 1932 ).
La primera Macabiá en 1932 trajo 390 atletas de 18 países. Los primeros juegos, como con la mayoría de los primeros ensayos, llegaron con algunos baches en la carretera. Muchas de las cuestiones tenían que ver con preocupaciones logísticas imprevistas y complicaciones con el estado de las instalaciones. El estadio fue completado por voluntarios el día antes de las ceremonias de inauguración, la pintura todavía estaba húmeda y no había suficiente transporte para llevar a los atletas a sus eventos. Pero estos problemas no impidieron que los juegos fueran un éxito. La idea primordial era que el pueblo judío se reuniera como una familia, una “mishpuche”, lo que ayudó a aliviar las complicaciones. Todos los involucrados estaban de buen humor y las dificultades se resolvieron. La visión de Yekutieli se convirtió en una realidad, y si hubiera podido ver que los 390 atletas en 1932 se convirtieron en 10.000 atletas en 2017, estaría encantado.

Macabiá II, 1935
Macabiá II, 1935

Con los años, los juegos de la Macabiá han traído a miles y miles de judíos a Israel. El número de atletas y el número de países involucrados ha ido aumentando. Los juegos de 1932 acogieron a 18 países. Este verano, delegaciones de más de 80 países de todo el mundo se reunen en Israel. El estadio Teddy Kollek tendrá una multitud estimada de 30.000 personas este mes de julio. Los juegos de la Macabiá se han convertido en un evento extravagante en que los judíos de todo el mundo sintonizan. Cada cuatro años el pueblo judío se reúne para celebrar el vínculo que se comparte internacionalmente, y los juegos son reconocidos universalmente por esto. Muchos líderes mundiales han tomado nota y extienden su admiración hacia el estado judío. Antes de la Macabiá 19, Obama envió un mensaje de felicitaciones al comité de los juegos y recordó al mundo el “vínculo inquebrantable entre Israel y los Estados Unidos”. Los juegos de la Macabiá no sólo son beneficiosos para el pueblo judío en su conjunto, sino que también han ayudado a establecer una vía suplementaria para que personas de diferentes países se conecten.
Uno de los principales objetivos de la competencia es ayudar a extraer los puntos comunes entre las personas. Para la Macabiá se trata de celebrar el vínculo subyacente del judaísmo y el amor común por el deporte.

Macabiá III, 1938/1950
Macabiá III, 1938/1950

A través de los años, el comité de la Macabiá decidió alojar a los atletas por deporte en lugar de por país; en un esfuerzo por minimizar las divisiones nacionales durante los juegos. En cualquier caso, la mezcla entre los atletas de los países de ultramar fue muy natural.
El deporte es una “lengua internacional”, una actividad reconocida que atrae a personas de todas las edades, géneros y orígenes. Es una manera brillante de enseñar a los jóvenes sobre la historia de Israel e inspirarlos a querer ser parte de organizaciones como la Macabiá. Los Juegos traen a muchos judíos a Israel, pero el caso es mucho más que sólo deportes
Las calles de Israel, llenas de atletas y espectadores, están todos aquí por la misma razón. Miles de judíos de todo el mundo bajo un mismo techo cantando el Hatikva en las distintas ceremonias. Cuando Yekutieli propuso originalmente su idea al Fondo Nacional Judío, la gente pensó que su idea era exagerada. Nadie habría adivinado que los juegos serían lo que son hoy. La idea de usar el deporte para promover el orgullo judío ha demostrado ser un éxito. A lo largo de los años, los juegos de la Macabiá han visto competir a atletas legendarios. Muchos comenzaron en los juegos y se convirtieron en competidores de clase mundial. Como organización, los juegos realmente han ayudado a alentar a los judíos de todo el mundo y a unirlos.
80 países, 1 corazón.

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