Gran éxito en Italia

30 marzo, 2017

Henry Weich

Zarim mushlamim (Perfetti sconosciuti, Italia, 2016). Dirección: Paolo Genovese. Guión: Filippo Bologna, Paolo Costella, Paolo Genovese, Rolando Ravello. Fotografía: Fabrizio Lucci. Actores:Giuseppe Battiston (Peppe), Anna Foglietta (Carlotta), Marco Giallini (Rocco), Edoardo Leo (Cosimo), Valerio Mastandrea (Lele), Alba Rohrwacher (Bianca), Kasia Smutniak (Eva), Benedetta Porcaroli (Sofía)
El film de Genovese tuvo un inmenso éxito de taquilla en Italia, así como muchos premios, especialmente para el guión y sus cinco autores. El film empieza con los preparativos de Rocco y Eva en cuya casa se ha de celebrar una cena de amigos, en una amplia cocina y un comedor adjunto y una terraza enorme.
Se muestran los preparativos de dos parejas, Cosimo y Bianca recién casados, que dan pruebas de su amor por doquier y Lele y Carlotta cuyas relaciones adolecen de distanciamiento y tibieza. Asimismo está invitado Peppe, divorciado, corpulento, que se supone vendrá con su nueva novia, Luciana.
Es el último en llegar, dejando a todos con la curiosidad de conocer a su novia que, explica, no ha podido venir “por estar indispuesta”. Sofía, la hija de Rocco y Eva que no ha cumplido aún 17 años, tiene un altercado con la madre que ha descubierto en su bolso un paquete de preservativos y sale dando un portazo.
A Rocco no parece importarle el asunto y eso enfurece a su esposa. De todos modos sirve la comida, ñoquis que dejan al espectador con las ganas. Comienzan las conversaciones con salidas graciosas, sobre todo cuando Eva anuncia que tiene la intención de agrandar sus pechos, algo que provoca reacciones jocosas. Ella es terapista, pero como no puede consultarlo consigo misma se le aconseja hacerlo con alguien. Para Rocco, cirujano, ese anuncio no deja de constituir una sorpresa. Pero esa no será la primera ni la única.
Eva propone un entretenimiento que no deja de embarazar a los concurrentes. Propone que todos pongan su teléfono inteligente en la mesa y así nos vamos enterando de esa otra parte de su vida, especialmente la pareja. Una especie de juego de verdad y consecuencia que jugábamos de adolescentes.
Los comensales se miran, hay una cierta reticencia pero no se la puede manifestar porque ahí sugerían sospechas, acaso infundadas, así que cada uno pone su smartphone en la mesa, se han de leer los textos, se escucharán los mensajes con micrófono abierto.
Me recuerda una obra del dramaturgo inglés Priestley donde amigos se reúnen, hay un principio dramático en la radio, un anuncio de dejar a los perros acostados dormir, pero hay quien propone dejar la radio y seguir con el resultado dramático de la obra “Dangerous corners”. Aquí se comienza con un chiste de Rocco que ha salido de la mesa diciéndole a Lele que añora su cuerpo. Entretanto, desde la terraza se puede ver el principio de un eclipse de luna anunciado para algo más tarde.
Hay una llamada para Carlotta de un hogar de ancianos citándola para un encuentro respecto a la madre de Lele (que vive con ellos), éste reacciona ofendido al enterarse de que ella está tramando deshacerse de su progenitora.
Las cosas se ponen más gordas cuando Sofía llama al padre (Rocco), consultándole para ir a la casa de su amigo y ella entiende que él estaría de acuerdo, ya que le ha metido los preservativos en su bolso.
La reacción de Eva no se hace esperar, pero Rocco anda escondiendo algo más. Hay una llamada de Marika que anda buscando a Cosimo y la explicación de que ella es empleada en la estación de taxi para la cual él trabaja, le pone los pelos de punta a Bianca después de otra llamada con informaciones excesivamente precisas como para dejarlas pasar por alto.
Uno de los trucos cómicos del guión es cuando Peppe le pide a Lele intercambiar los smartphones que son idénticos pues necesita cubrirse. Las cosas se ponen difíciles cuando recibe mensajes de un tal Lucio y obviamente Carlotta trata de entender cómo su marido de repente resulta gay teniendo ellos dos hijos. Hay mucho revuelo porque Lele se niega a delatar a Peppe, siendo que obviamente los mensajes son para él, lo que también explica la ausencia de la esperada novia.
El tratamiento de Genovese de esa situación no deja de ser superficial, más bien como con otros sucesos que hacen salir a la terraza a uno que otro afectado, para observar cómo va avanzando el eclipse, el lado oscuro de la luna o, otra asociación, la excelente película de Subiela, con un Grandinetti joven en El lado oscuro del corazón. El papel simbólico de ese suceso astronómico está bastante claro.
La idea de esa “caja negra” como la de los aviones conteniendo verdades ocultas y ocultadas tiene la seguridad de algún remake teatral o hasta cinematográfico. Un film sobre una burguesía, la italiana, de crearle un entretenimiento fácil, lo que se dice un film para sentirse bien, lo que no está mal de tanto en tanto.

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