Funcionario palestino: «La huelga de hambre de los presos podría generar violencia»

18 abril, 2017
Marwan Barghouti Foto: Youtube

Alrededor de 1.200 terroristas palestinos presos del total de 6.500 recluidos en las cárceles israelíes comenzaron una huelga de hambre en protesta por mejores condiciones. Se trata fundamentalmente de integrantes de Fatah, del Frente Popular de Liberación Palestina (FPLP), y de un pequeño número de reclusos de Hamás.

El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, instó a la comunidad internacional a “intervenir para salvar las vidas” de los huelguistas pero evitó cuidadosamente mencionar al líder de la medida de fuerza, Marwan Barghouti, que fue trasladado desde la cárcel de Hadarim al penal de Kishon y puesto en solitario.

Algunos palestinos señalan que Barghouti promovió la huelga de hambre para enviarle un mensaje a la dirigencia de Fatah -y al propio Abbas-, que excluyó a sus partidarios de los puestos de poder en la última reunión del Comité Central y no le dieron a Barghouti el cargo de vicepresidente de la Autoridad Palestina; a pesar de haber ganado el primer lugar en la lista del partido.

Barghouti, ex líder de los Tanzim, el brazo armado de Fatah y fundador del grupo terrorista las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, fue condenado, en 2004, por un tribunal civil israelí por cinco asesinatos y un intento de asesinato a cinco cadenas perpetuas y un adicional de cuarenta años de cárcel.

Por su parte, el ex ministro de Asuntos de Prisioneros Palestinos de la AP, Ashra f al Ajrami, le dijo al diario Yediot Aharonot que la huelga de hambre podría desatar violencia en la zona.

“Puede ocurrir, porque en definitiva  estamos hablando de Fatah, que es el movimiento más grande en Cisjordania. Cuando la gente se identifica con los prisioneros puede causar más simpatía pública que puede conducir a manifestaciones y confrontaciones”, apuntó al Ajrami.

Los palestinos exigen, entre otras demandas, que el Servicio Penitenciario les instale teléfonos públicos en sus alas, como los que tienen los presos comunes.

La segunda demanda está dirigida a la Cruz Roja. Piden recibir nuevamente dos visitas familiares mensuales. La Cruz Roja redujo hace nueve meses las visitas de dos veces por mes a una sola, aparentemente por cuestiones monetarias (el organismo financia los autobuses que trasladan a los familiares de los presos desde Gaza o Cisjordania).

Los presos exigen más canales de televisión en las celdas, estudios académicos y que no se le impida la visita de ningún familiar de primer o segundo grado. También quieren que las visitas se extiendan de 45 minutos a una hora y media, y que les permitan fotografiarse con sus familiares cada tres meses.

A Abbás, la huelga de hambre de los presos le cae en un mal momento, porque precede la reunión prevista con el presidente norteamericano, Donald Trump para el 3 de mayo. La dirigencia palestina en Ramallah no tiene interés en agitar la zona en este momento, mientras tiene aún sus esperanzas puestas en Trump.

Según el ministro Erdan, «la huelga de Barghouti está motivada por razones políticas internas palestinas y por lo tanto incluye demandas poco razonables respecto a las condiciones de presos”.

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