¿Fuente de la juventud?

27 diciembre, 2017
Foto: células senescentes. Instituto Weizmann

Veintiuno es el número típicamente asociado con la edad a la que una persona entra en la edad adulta. Pero gracias a una nueva investigación que se realiza en el Instituto Weizmann, podría tomar la connotación opuesta: la de la designación de una molécula que controla el envejecimiento en los tejidos del cuerpo y, cuando se ajusta, puede servir como una verdadera “fuente de la juventud”.

Un trabajo reciente del Prof. Valery Krizhanovsky del Departamento de Biología Celular Molecular ha revelado que una proteína llamada p21 podría desempeñar un papel de liderazgo en el envejecimiento al mediar los niveles de una clase especial de células asociadas a la edad que se acumulan en los tejidos corporales. Este descubrimiento conduce a una pregunta tentadora: ¿podemos manipular la actividad de p21 para retrasar el proceso de envejecimiento?
El poder de p21 está en su capacidad de afectar el ciclo de vida celular. El Prof. Krizhanovsky ha descubierto que p21 es esencial para mantener la senescencia, un estado “zombi” de las células del cuerpo en el que permanentemente dejan de dividirse, pero no mueren. La acumulación natural de células senescentes, algo parecido a la basura biológica que no se ha eliminado, es un sello distintivo de los tejidos envejecidos. También se asocia con una serie de enfermedades relacionadas con la edad, incluido el cáncer.
En un estudio publicado en EMBO Journal, el profesor Krizhanovsky informa que es posible utilizar técnicas genéticas para bloquear la síntesis de p21, y que esta manipulación “reinicia” la actividad biológica en células que han entrado en un estado similar al zombi. Significativamente, cuando se reduce la síntesis de p21, esto conduce a una acumulación de daño en el ADN, un desarrollo que conduce a la desaparición de estas células. Como resultado de la intervención del Prof. Krizhanovsky, las células “zombie” que obstruyen los tejidos y causan enfermedades relacionadas con la edad pueden finalmente morir de muerte natural.
Sin embargo, eliminar los tejidos de la acumulación de células senescentes es más que extraer la basura: también puede mejorar significativamente la salud del tejido. En los ratones deficientes en p21 utilizados en los experimentos del profesor Krizhanovsky, la eliminación de células senescentes en el hígado redujo la producción de colágeno y la fibrosis, fenómenos asociados con un mayor riesgo de cáncer de hígado y, en casos avanzados, implica la necesidad de un trasplante de hígado.

Células senescentes en cultivo

Estos hallazgos se suman al trabajo previo del Prof. Krizhanovsky, en el que avanzó en nuestra comprensión de la senescencia desarrollando el primer método para contar esas células en los tejidos. Su enfoque, que implica teñir tejidos para marcadores moleculares de la senescencia y luego visualizarlos con técnicas avanzadas, reveló un gran salto en las células senescentes con el tiempo. En ratones jóvenes, no más del 1% de las células en cualquier órgano dado eran senescentes; pero en ratones de dos años, el nivel de células senescentes en algunos órganos aumentó al 15%.
“Nuestros experimentos demostraron cómo p21 es responsable de mantener la viabilidad y la retención de células senescentes en los tejidos”, dice el Prof. Krizhanovsky. “Esto sugiere que la eliminación de las células senescentes mediante la inhibición de p21 representa una estrategia prometedora para promover la aptitud del tejido, mejorar la salud y aumentar la esperanza de vida”.

 

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