Varias semanas antes de asumir el cargo de presidente de Estados Unidos, el equipo de transición de Donald Trump, según los informes, lanzó una intensa ofensiva diplomática para tratar de impedir la votación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condena los asentamientos israelíes.
La revista Foreign Policy revela que el teniente general (retirado) Michael Flynn, que entonces había sido designado por Trump para que sea su futuro asesor de Seguridad Nacional, y otros miembros del equipo de transición presionaron a la Administración Obama para que ejerza su derecho de veto en el Consejo de Seguridad con el fin de bloquear la resolución. También presionaron a Egipto y a Gran Bretaña para que se opongan a la resolución.
De acuerdo con Foreign Policy, el día de la votación en el Consejo de Seguridad, el equipo de transición de Trump solicitó la información para contactar a los embajadores y ministros extranjeros de los países que eran miembros del Consejo de Seguridad. Un ex funcionario del Departamento de Estado reconoció que la petición que en última instancia denegada, por temor a que el equipo de transición dañara los objetivos diplomáticos (de vapulear a Israel).
Un funcionario estadounidense apuntó a la revista que Nikki Haley, quien ahora sirve como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, trató de contactar a Samantha Power, que se desempeñaba entonces como representante de Washington en la ONU, llamando a su oficina y a su teléfono celular. Los asesores de Power sospecharon que Haley intentarían persuadirla para que vete la resolución, y eventualmente ella no tomó las llamadas.
Flynn, que renunció al cargo de asesor de Seguridad Nacional hace algunos días, en medio de la controversia sobre sus contactos con Rusia, también llamó a los embajadores extranjeros en el Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo a los de Uruguay y Malasia, este último fue uno de los cuatro países que impulsó la resolución de la votación.
La resolución fue aprobada el 23 de diciembre de 2016. Catorce de los quince miembros de Consejo votaron a favor de la resolución, ninguno votó en contra, y Estados Unidos optó por abstenerse en lugar de vetar la iniciativa.
En el momento de la votación, Trump salió públicamente contra ella, diciendo que la resolución «debería ser vetada».