Film stars don’t die in Liverpool

28 febrero, 2018

Kojavim Lanetzaj (EE.UU., 2017). Dirección: Paul McGuigan. El mayor obstáculo para el éxito en las taquillas de este film, es que no se recuerda a Gloria Grahame, quien había ganado un Oscar y fue mayormente olvidada después de su muerte a principios de los ochenta. Alguien acota que ella fue un gran nombre en las películas de blanco y negro. Cuando ella se encontró con Peter Turner a fines de los setenta, su estrellato había quedado atrás y estaba tratando de recuperar algo actuando en el teatro en Inglaterra. Había una diferencia de veintiocho años entre ambos pero no fue ese romance el primero en llamar la atención.
Casada con el director Nicholas Ray tuvo un affaire con su hijo adolescente con el cual también se casó años después de su divorcio del cineasta. La película presente estuvo merodeando y buscando un camino durante años y está basada en las memorias de Turner sobre esa relación.
Sin duda se harán comparaciones con otro film de 2011 titulado “Mi semana con Marylin”, acerca de un hombre joven que tuvo un romance con Monroe cuando estaba filmando con Laurence Olivier “El príncipe y la corista”, pero aquel film tenía la ventaja de estar centrado en la estrella más famosa del siglo veinte, algo que sorprendentemente aún sigue en vigor.
Grahame fue justamente una actriz famosa en su tiempo porque su actitud la convertía en la buena-mala en numerosos melodramas. El film se mueve entre el presente y el pasado retratando el romance entre Peter y Grahame, es una narrativa conocida y el director la lleva a la pantalla de una manera elegante, despreocupándose del ocaso de la actriz, también se desentiende de sus ideas políticas entre las que figuraba un desprecio pronunciado por el presidente Reagan.
No es eso lo que interesa a McGuigan, sino que se ocupa con generosidad y compasión de la historia de Grahame, de ahí la parte sentimental del film. Hay numerosos flashbacks, sobre todo los que tienen lugar en Los Ángeles y Nueva York, en los cuales se usa colores artificiales que dan el ambiente el toque de una fábula que está llegando a su fin y que sucede cuando se desarrolla la acción.
Según lo narrado, estaba al final de su carrera suprimiendo preocupaciones respecto a su salud y algo después que su relación terminara, Turner recibió una llamada telefónica diciendo que había colapsado en su camerino y había pedido quedarse con la familia de Turner en Liverpool, convencida de que ahí se recuperaría, lo que está inscrito en el título original, como puede apreciarse.
Kenneth Cranham y Julie Walters encarnan a los padres de Peter, éste está bastante irritado con su imposible novia de antaño pero sigue estando enamorada hasta el final.
Hay una escena interesante cuento Peter la lleva a un pub para tomar unas cervezas y cuando ella se retira al tocador para retocarse el maquillaje, el dueño le pregunta a Peter, incrédulo, si se trata de la Grahame. Más adelante lo vemos a Peter en un cine rememorando episodios de hace veinticinco años. Alguna que otra falencia se ve compensada por la excelente actuación de Annette Bening y Jamie Bell, este famoso por su actuación en el papel de un niño, Billy Elliot, que quería ser bailarín y ella por numerosas intervenciones meritorias. . ■

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