Excelente film

1 marzo, 2017

Toni Erdmann (Alemania, 2016). Dirección y guión: Maren Ade. Fotografía: Patrick Orth. Actores: Sandra Hûller (Inés Corradi), Peter Simonischek (Winfried Corradi), Michael Wittenborn (Henneberg), Thomas Loibl (Gerald), Trystan Putter (Tim), Ingrid Bisu (Anca) Hadewych Minis (Tatjana) y otros

El protagonista de la historia es Winfried Corradi, maestro de música que tiene una vida solitaria y su único alumno le anuncia ya al principio del film que ha decidido abandonar los estudios de piano. Su vida no es simple, tiene una madre vieja y discapacitada y un perro que le va a la par, todo esto le pesa y al parecer lo lleva a dar un paso a raíz de la visita de su hija Inés que trabaja en Bucarest como asistente de una gran compañía financiera alemana, tiene todas las características de la mujer de carrera, neurótica, estereotípica, que está completamente dedicada a su trabajo, es imposible desconectarla de su móvil y no está dispuesta a ninguna relación sentimental que la estorbe en su trabajo y en su modo de vida.
La relación con su padre es fría y distante, la tendencia de éste a manifestaciones diferentes, las acepta como chocheras o travesuras, su afición a las tomaduras de pelo que él cree graciosas la enervan en el mejor de los casos, lo mismo pasa con los disfraces, las pelucas o los dientes postizos.
Winfried decide visitarla sin preaviso en Bucarest y su conducta siempre imprevisible perturba la vida de Inés que de todos modos se consuela con el anuncio del padre de que su estancia será corta. Con todo hay una escena que tiene cierta emoción cuando ella lo mira de lejos desde su terraza entrando al taxi que lo llevará de vuelta, al aeropuerto y a Alemania.
Pero no será así como lo comprobaremos al poco tiempo, de nuevo sin avisarle a Inés que ya lo da como fuera de su vida que ha alterado con sus salidas y lo descubre de nuevo cuando está sentada con amigas y colegas bajo una peluca de cabello hasta los hombros y con esa prótesis de dientes sobresalientes.
22cineSe presenta ante ellos como un couch famoso que responde al nombre Toni Erdmann. Lo que se preguntará el espectador si su intención es de nuevo con premeditación y alevosía, un decir, alterar la vida de su hija, claro que tomando ese nombre es obvio que no se trata de su padre, si no está de acuerdo con su modo de vida o si lo hace para promover la travesura más grande de su vida de la cual se podrá enorgullecer.
Ambas posibilidades son factibles y de ahí surge esta comedia de situaciones, ingeniosa y alocada que ha construido la cineasta. Lo que logra Wifried es crear en Inés una serie de reacciones inesperadas. Por un lado está llena de rabia por las situaciones embarazosas a las que la somete, la vergüenza que la hace pasar ante sus jefes y sus pares. Por otro lado se cuestiona si la vida que ha elegido no es carente de felicidad ya que Winfried le pone esas preguntas de manera muy directa, por ejemplo “si ella es humana”.
Tal vez la escena más expresiva en ese sentido sea aquella cuando el la acompaña durante en una noche de juerga, se presenta como el embajador alemán y el resultado es la artificialidad patente de la vida de Inés y en cierto modo ella se deja llevar por sus desplantes, hasta canta una canción a toda voz acompañada al piano por Toni, la canción de Whitney Houston, “El amor más grande”, como una repetición del juego entre hija y padre antes que se lanzara a la carrera que a su criterio la deshumaniza.
Siguiendo ese transcurso subversivo lo que sigue es la fiesta de cumpleaños con sus locuras inesperadas, las de Inés para el caso, los dislates se suceden y preferiblemente no conviene relatar sino dejar que el espectador abra los ojos desmesuradamente ante lo que se le va presentando culminando con un disfraz completamente absurdo de Winfried, que lleva su locura a un paroxismo incontrolado e incontrolable.
Hay una especie de autenticidad a la que se entrega Inés ante ese gag descabellado de su padre, una muestra de afecto sorprendente, la escena del cumpleaños es realmente notable desde todo punto de vista y hay que reconocerle el crédito a los actores y a la cineasta por ese logro donde se acaban los superlativos. Lo cual no quita un tono melancólico subyacente, hay capas y capas que se van descascarando que tienen lo uno y lo otro.
Es poco frecuente que el título de un film lleve por nombre un personaje de fantasía, inexistente, un invento de la mente desquiciada del protagonista. Se trata de un film largo, pero como ha dicho Ade, ha tratado de cortar en el cuarto de montaje pero no le ha sido posible, una decisión muy justificada tomando en cuenta las cualidades de la película en todos sus aspectos.

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