Inianim Ishiim Israel, 2016. Dirección y guión: Maha Haj. Fotografía: Elat Debi. Actores: Sana Shawahdeh (Nabila), Mahmoud Shawahdeh (Saleh), Doraid Liddawi (Tarek), Maisa Abd Elhadi (Maysa), Hanan Hillo (Samar). Amer Halihal (George), Ziad Bacri (Hisham), Jihan Dermalkonian (abuela).
El film presenta una serie de personajes de una familia árabe palestina residentes tanto de Israel como de Palestina y hasta en Suecia. Ahí tenemos a una pareja de ancianos, Nabila y Saleh, en Nazaret, en la realidad son marido y mujer, algo que no tiene importancia en cuanto a la actuación. Han acumulado un distanciamiento, una alienación pronunciada, con los años y ni se escuchan el uno al otro y viceversa.
Èl está constantemente pegado a su computador móvil, enterándose de cosas que a ella no le interesan o hablando por Skype con su hijo Hisham radicado en Suecia, quien se ha ido del país a buscar oportunidades que aquí no tiene.
Nabila no se interesa para nada de lo que el marido le dice, está tejiendo un pulóver y quiere saber si la manga le va bien, de vez en cuando mira series en la televisión exasperando a Saleh que no puede concentrarse con eso que para él es mero ruido. Haj se fija en pequeños detalles para caracterizar las relaciones, por ejemplo, él le pide café, ella, desganada, le trae la ollita y luego que él se sirve en la tacita, ella le pone la tapa a la ollita.
Todo funciona en esa casa amplia y bien arreglada, pero en realidad nada funciona entre ellos. Hisham quiere invitarlos por una semana a su cabaña típica sueca en un ambiente pastoral a orillas de un lago, presentarles una mujer con la cual ha establecido una relación, pero ellos dudan y no se deciden a hacer el viaje.
El otro hijo, Tarek, vive en Ramalla y no tiene disposición para formalizar sus relaciones con su amiga/novia, Maysa que le echa en cara esa falta de compromiso, no está dispuesta a seguir de esa manera. Su hermana, Samar también vive en Ramalla con su marido George, están esperando un bebé y lo que le molesta es la falta de ambición de su marido, George, que trabaja en un taller mecánico reparando autos.
Tarek y Samar apoyan la insólita iniciativa de Hisham, esa visita tal vez los sacará de la rutina agobiadora que viven y les dará un nuevo contenido de lo que han perdido hace mucho tiempo. En la casa de Samar vive también la abuela que padece de demencia senil, a la que hay que cuidar que no salga a la calle, ella también se siente sola, la soledad es una característica de los integrantes de la familia, la abuela quiere contar una historia de cuando tenía ocho años de edad, iba con su padre y se perdió entre la muchedumbre pero nadie le presta atención, ha dejado de ser una persona y tal vez, se ha convertido en un estorbo.
Una vuelta inesperada en el relato, lo hace avanzar cuando George recibe una oferta de actuar en una película de Hollywood que se rodará en Israel. Su esposa y su cuñado le piden tomar en cuenta que no se le exija presentar a los palestinos en un aspecto negativo, se lo invita a una audición en Haifa, se tienta de participar en el proyecto, pero nada que ver con alguna ambición de convertirse de veras en actor.
En el camino en el auto de un amigo, Haj ofrece un momento emocionante cuando se cumple el deseo de George de ver el mar, algo que los palestinos pese a estar tan cerca nunca han visto, el auto se detiene a la vista del mar, a unos metros y ya no importa el asunto de la película en la mente de George, sus pies ahora desprovistos de zapatos, se ponen a chapotear en el agua, el horizonte es de repente inmenso, contrariamente a lo que se vive en los territorios.
El motivo ese de la libertad repentina se repite en la visita de la pareja de ancianos en el lago al que los lleva en un bote.
Los asuntos son realmente personales en la película, son también políticos, se trata de relaciones entre padres e hijos, esposos y esposos, hombres y mujeres o la realidad específica en cual tiene lugar la acción.
El tratamiento que Haj le da a los asuntos es sumamente delicado con un toque humano, fina ironía, manifestando ese tipo de encierre en el cual se encuentran todos los protagonistas y por supuesto no podía faltar la situación política de la ocupación pero eso está siempre en un plano como sobrevolando hasta que se produce la confrontación donde Haj muestra una escena de inesperado virtuosismo en el cuarto de la interrogación bajo los ojos de los funcionarios del otro lado del espejo unilateral.
Un melodrama cómico de notable calidad que merece admiración y respeto, más allá de la ópera prima, una creación cinematográfica excelente.