Entrevista al brigadier general Avner Paz-Tzuk, Comandante en Jefe del Ala Educativa de Tzáhal

28 septiembre, 2016
Foto: Portavoz militar

Entrevistó: Jorge Iacobsohn

– ¿Podría realizar una breve descripción de su biografía?
Nací en el kibutz sureño Ein Hashloshá, un kibutz conocido por haber sido forjado por pioneros latinoamericanos, entre los que se cuenta mi madre. Entiendo el castellano pero no lo hablo.
Realicé mi año de servicio en la comuna de la Tnuá Hanoar Haoved veHalomed (grupo juvenil sionista, cuyo nombre traducido es Movimiento del Joven que Trabaja y Estudia).
Fui luchador en una unidad especial y fui liberado tras siete años de servicio. Luego estudié ingeniería agroindustrial en el Technion, y trabajé como ingeniero en la unidad tecnológica del cuerpo de inteligencia de la unidad 8200, ocupándome de la investigación, desarrollo y exportación de soluciones tecnológicas orientadas al campo de la seguridad, y actualmente establezco el puente entre éstas y el mundo de la cibernética.
Para el año 2013, fui nombrado Comandante en Jefe del Ala Educativa, un puesto que no existe en ningún ejército del mundo, sólo en Israel. Concentro todo lo que está relacionado con educación, y trato los temas de este campo con el Jefe de Estado Mayor.
La educación en Tzáhal (Fuerzas de Defensas de Israel) se divide en tres campos: Valores para todos los soldados de Israel, Empoderamiento de las poblaciones con necesidades especiales, y Preparación para el Servicio a la Sociedad. En el primero, se refuerza al soldado el valor de la pertenencia al Estado de Israel,  explicándole por qué vale la pena poner en riesgo su vida en su defensa. En el segundo, tratamos de que las minorías y los nuevos inmigrantes estén contenidos e integrados en el mismo marco que todos. Tenemos cursos de perfeccionamiento de hebreo para los inmigrantes y para las comunidades drusas y beduinas (que si bien hablan el hebreo su lengua materna es el árabe). Al mismo tiempo tenemos talleres de aclimatación cultural a la sociedad israelí, tanto para los nuevos inmigrantes como para la comunidad judía etíope, que tiene un bagaje cultural muy diferente.
– Interesante, debería haber algo similar en el país para los inmigrantes que no llegan con edad de servir en el ejército ¿qué enseñan en los talleres de «aclimatación cultural»?
– Enseñamos a tratar con las dificultades de comprensión de la mentalidad israelí, en especial su estilo directo, algo no muy común en otras sociedades.
Retomando el segundo punto, nos ocupamos de subsanar las brechas educativas y de atender a los jóvenes en situación de riesgo. Nuestro principio que es que todos deben servir a la sociedad como se debe y en las mejores condiciones.
Respecto del primer punto, el de la educación ciudadana, enseñamos que nuestro ejército no es un ejército de combate sino de defensa, no nació para ser un ejército marcial de conquista pero le damos todas las herramientas al soldado para que esté preparado en caso de una guerra, sea capaces de luchar, incluso ganar pero teniendo en cuenta la pureza de las armas, nuestro código ético. De acuerdo a este código, hay líneas rojas que no se deben cruzar, como la incitación al odio, y la preparación para satisfacer las metas del modo más ético posible. Las decisiones políticas las toma el gobierno y no el ejército.
– El caso del soldado Elor Azaria, que disparó hasta matar a un terrorista, divide a la opinión israelí respecto de si fue necesaria o no su acción. ¿En este caso habría transgredido el código ético?
– Este es un asunto que lo determinará el juicio militar que se está llevando a cabo.
Otro programa que está a cargo de nuestro departamento se aboca al tema de la identidad judía.
– La identidad judía es un tema muy complejo y que produce tensiones en la sociedad israelí. ¿Cómo logran encararlo?
– Aquí no hacemos política, nos ocupamos de lo que nos une a todos, de nuestra pertenencia a un mismo pueblo. No definimos qué es ser judío, nos ocupamos de la pertenencia a nuestro estado judío y democrático y de garantizar absoluta igualdad. Así, nos ocupamos de convertir al judaísmo a soldados que no son reconocidos por el Rabinato.
– Es común leer reportes de la prensa que alertan sobre el crecimiento de la población ortodoxa dentro de los soldados y de su posible copamiento de los valores democráticos dentro del ejército debido a su voluntad de imposición de sus puntos de vista. ¿Cuál es la situación?
– Es cierto que hay una tendencia de crecimiento demográfico del sector religioso, pero plantear que están cambiando la orientación del ejército es una mentira. Hay principios y pilares que sostienen su funcionamiento y hay líneas rojas que no se pueden cruzar, que rompen la convivencia y el pluralismo. Cada uno viene con una tradición o puntos de vista diferentes, pero aquí se las respeta a todas.
Nuestro departamento se ocupa de que cada soldado salga siendo un mejor ciudadano, que pueda aportar mejor a la sociedad israelí, siguiendo nuestro principio sionista «Am boné tzavá, tzavá boné Am» (el pueblo construye el ejército, el ejército construye el pueblo).

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