Este domingo comenzará la tercera y última etapa del Giro de Italia 2018 en Israel, que atraviesa 226 kilómetros de desierto entre las ciudades de Beer Sheva y la sureña Eilat, a orillas del Mar Rojo, y que se espera sea especialmente difícil por las altas temperaturas.
Después de unos días de intenso calor, está previsto que los termómetros alcancen los 35 grados en el área meridional del país, lo que supondrá un reto para los 176 ciclistas de 22 equipos que se enfrentan a la última prueba en Oriente Medio tras dos días de competición.
«Con el calor que hemos pasado estos días, prevemos que las etapas en el desierto serán duras», adelantó el director deportivo del equipo sudafricano Dimension Data Team, Bingen Fernández.
Durante la prueba los corredores pasarán por la antigua ciudad de Ovdat, parte de la Ruta del Incienso, y muy cerca del espectacular cráter de Mitzpe Ramón en mitad del árido desierto del Néguev, hasta la ciudad costera de Eilat, entre las fronteras con Egipto y Jordania.
La Policía se encargará de garantizar el buen desarrollo de la competición con el despliegue de varias unidades y patrullas especiales, además de la presencia de la Policía de Fronteras, que protegerá la zona sur.
Un total de 4.000 agentes forman parte de este dispositivo de seguridad especial por el que se esperan cierres de varias calles, lo que dificultará el tráfico en algunos puntos durante una jornada que en Israel es laboral. EFE