«El último traje», una «historia de hoy» con el Holocausto de trasfondo

El último traje Foto: Facebook

Un sastre argentino de origen polaco de 88 años decide volver a su país para reencontrarse con el amigo que le salvó de los nazis. Es «El último traje», una coproducción hispano argentina con Miguel Ángel Solá como el hombre que intenta «no sufrir más allá de todo lo sufrido».

«No es una historia de malos y buenos, se trata de sus vivencias. De seguir siendo un hombre a pesar de todo, con todos sus dolores, con todas sus contradicciones, con todo su arraigo y desarraigo. De un ser que intenta no sufrir más allá de todo lo sufrido, pero que carga con ese sufrimiento», explicó el actor argentino.

«El último traje», el segundo largometraje de Pablo Solarz -guionista de «Un novio para mi mujer» y «Me casé con un boludo»-, es una «road movie» que sigue a Abraham, un sastre argentino y judío que, cuando sus hijas venden su casa y quieren internarle en una residencia, decide dejarlo todo y emprender viaje a Polonia.

Porque Abraham tiene una promesa que cumplir en su país natal. Al final de la Segunda Guerra Mundial, un amigo lo salvó de la muerte y juró volver algún día para contarle cómo fue la vida que vivió gracias a él, y, siete décadas después, sintiendo que para su familia solo es un estorbo, decide que es el momento de enfrentarse a sus miedos.

Un hombre que «ha continuado con la vida que no era la propia, pero que transformó en propia, fuera de su lugar de origen y sin sus familiares», apunta Solá («La puta y la ballena», «El corredor nocturno»).

«Abraham tiene muchas aristas. Es pícaro, seductor, necesariamente curioso. Va adaptándose a las circunstancias aunque intenta modificarlas. Pelea por ser un ser íntegro a pesar de los inconvenientes que porta consigo; un personaje que busca redención y la encuentra», apunta Solá.

En esa búsqueda del perdón y de perseguir la vida, Abraham estará acompañado de Ángela Molina, Natalia Verbeke y Martín Piroyansky interpretando personajes efímeros, pero que «contra viento y marea van ayudándolo a reconstruir ese puzzle que es su vida», para mostrar «esa parte solidaria de la gente», explica el protagonista.

«Me interesaba mucho contar una historia de hoy. Porque la película es actual, es algo que pasa hoy, no algo que pasó hace 70 años», resaltó, por su parte, Solarz, que debutó en la dirección en 2010 con «Juntos para siempre».

La historia de este segundo largometraje, que también escribe, está inspirada en sus abuelos, que eran polacos: «Es de donde viene la curiosidad por estos temas, porque ellos no querían hablar de esto. No quisieron explicarme nada, nunca me permitieron pronunciar la palabra Polonia», relata.

El director también resalta que ellos emigraron a Argentina antes de la Segunda Guerra Mundial y «no fueron sobrevivientes del Holocausto», aunque a raíz de ello, y de anécdotas de reencuentros que fue escuchando «durante muchos años», dio con la historia en la que se basó para «El último traje».

«Un hombre volvió a un país de Europa del Este, después de casi siete décadas, para ver si encontraba a un amigo que le salvó la vida durante la guerra. Por algún motivo me centré en esa anécdota, pero creo que están todas presentes», concluye el realizador sobre esta historia «positiva» que también tiene un lado «cómico». EFE

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