El presidente polaco califica de «acto vergonzoso» expulsión de los judíos en 1968

Andrzej Duda Foto: Rafal Zambrzycki Flickr Wikimedia CC BY 2.0

El presidente polaco, Andrzej Duda, pidió perdón a los miles de judíos que a partir de 1968 se vieron obligados a dejar el país ante la ola de antisemitismo instigada por el Gobierno comunista como respuesta a las protestas estudiantiles que vivía Polonia, lo que calificó de «acto vergonzoso».

«La Polonia libre e independiente de hoy, mi generación, no es responsable y no necesita disculparse, pero aún así me gustaría pedir a los que fueron expulsados y a sus familias que por favor perdonen a la Polonia de entonces por haber llevado a cabo un acto tan vergonzoso», dijo Duda durante un acto en la universidad de Varsovia en recuerdo de las protestas estudiantiles de 1968.

Antes, el presidente realizó una ofrenda floral en la placa ubicada en una estación de ferrocarril de la capital polaca donde se recuerda que desde ese punto comenzaron a salir los primeros judíos expulsados a causa de la campaña antisemita iniciada por el Gobierno comunista.

Los actos en los que participó Duda son parte de la conmemoración del 50 aniversario de las protestas estudiantiles contra el régimen comunista, que se convirtieron en detonante de una campaña gubernamental antisemita que desembocó en la expulsión de miles de judíos primero del Partido Comunista y de las instituciones y, posteriormente, del país.

El resultado de la campaña de antisemitismo fue el éxodo de cerca de 20.000 judíos en sucesivas oleadas a partir de 1968, entre ellos supervivientes del Holocausto e intelectuales como el filósofo Leszek Kolakowski y el sociólogo Zygmunt Bauman.

El presidente también tuvo palabras de reconocimiento para los estudiantes que protagonizaron las protestas contra el comunismo en 1968, «héroes por la libertad de Polonia» junto con el sindicato Solidaridad, dijo.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, culpó a Moscú de la campaña antisemita ya que en 1968 Polonia estaba bajo control soviético.

En marzo de 1968, los estudiantes de la universidad de Varsovia protagonizaron protestas masivas contra la censura y en apoyo de la libertad académica que fueron sofocadas por el régimen.

Parte de la jerarquía comunista polaca explotó esas protestas para reforzar su control sobre el partido y orquestó una campaña antisemita -oficialmente antisionista- que permitió expulsar de la formación a los miembros judíos, lo que hizo que muchos perdiesen su trabajo en instituciones públicas, universidades y escuelas y se vieran obligados a abandonar el país.

Cuando en 1989 cayó el régimen comunista en Polonia, solo quedaban en el país algo menos de 10.000 judíos, muchos de los cuales ocultaban sus orígenes, una cifra ínfima si se tiene en cuenta que antes de la II Guerra Mundial vivían cerca de 3,3 millones de judíos, el 10 % de la población total polaca.

El recuerdo de la campaña antisemita de 1968 se produce en plena polémica generada por la ley sobre el Holocausto aprobada recientemente por Varsovia, una norma que contempla penas de hasta tres años de cárcel por el uso del término «campos de concentración polacos» o por acusar al país de complicidad en ese genocidio.

Esta ley ha causado una crisis diplomática entre Polonia e Israel, que considera que la norma es una «vergonzosa falta de respeto a la verdad», y también ha motivado una advertencia por parte de Estados Unidos. EFE

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