El poder de la mentira en la época digital

13 marzo, 2017
Foto Wikipedia

Fabio Rabinowicz

Goebbels sostenía que una mentira repetida se convertía en una verdad.  Fue así como logró, sin duda facilitado por el sentimiento antisemita inculcado en la población por las religiones cristianas, convertir a los judíos en los causantes de todas las miserias del pueblo alemán, y por tanto destinados, para la salvación de ese pueblo, a ser destruidos como ratas.

Nada tuvo que ver con la miseria del pueblo alemán la crisis mundial y las terribles guerras desatadas desde ese territorio por sus gobiernos militaristas, ni por el afán de expansión a costa de sus vecinos.

Un viejo chiste cuenta que un alemán ario le pregunta a un judío quienes fueron los responsables de la derrota alemana en la primera guerra mundial.

Fueron los generales judíos, los culpables del desastre, contesta el judío. Y pregunta el otro, pero si los ejércitos alemanes no tenían generales judíos y le contesta, pero los otros sí.

En aquella época, la mentira se difundía lentamente, puesto que requería el encuentro entre el embaucador y la gente, ya sea directamente a través de la oratoria en plazas y luego indirectamente a través de la difusión de medias verdades por medio de la radio o  en libros y artículos de prensa.

Hoy en día, con la llegada de Internet y de las redes sociales, todo cambió. Cualquier persona con mediana habilidad, tiene acceso a Facebook, Google+ whatsup, twitter, Instagram, etc.

Todos estos medios tienen la característica de la inmediatez. Quien los domina, domina al mundo. Las noticias falsan inundan el espacio. Un ejemplo fue aquella noticia de que Inglaterra había prohibido la enseñanza de Holocausto en sus escuelas.  Esta falsa noticia se dio por cierta durante muchos años, y aún algunos las siguen reenviando. De igual manera circula un video mostrando a un soldado israelí matando a sangre fría a un niño en brazos de su padre.  Se ha demostrado que el video fue manipulado y que no tiene nada que ver con la realidad, ¿pero a quien le importa?  Son muchos los que creen en lo que les informan sin cruzar la información con varias fuentes para intentar acercarse a una verdad mas objetiva.

Tal como me informan, las noticias de Fox de un lado, y de CNN o del New York Times, por el otro corresponden a dos mundos diferentes, pero ¿quién se toma el tiempo de compararlas y confrontarlas con su realidad?

El manejo de los medios siempre ha tenido un efecto muy importante sobre los individuos a la hora de decidir sobre su futuro, sobre todo en épocas electorales.  Pero quien escribe como periodista, tiene que reflexionar y procurar expresarse con claridad para ser comprendido por sus lectores.

En la medida que los medios se convierten en negocio y dependen de los anunciantes tienden a publicar noticias amarillas que distraen de los asuntos verdaderamente importantes. Pero que atraen al lector medio.  Los deportes y el espectáculo se convierten en el tema principal del periodismo.

Y sobre la política o el manejo económico del país tienden a perder la objetividad.  Por lo general las páginas de opinión tienden a ser más neutrales, en cuanto dan cabida a opiniones diferentes, manifestadas con alguna profundidad.  Lo grave es que la mayoría de la gente sólo lee los titulares.

Es mas, los medios escritos están siendo reemplazados por las redes sociales para compartir información, sin cuidado por la forma y menos aún por el contenido, y es tal el cúmulo de datos y noticias que nos bombardean diariamente en Internet, que es imposible asimilarlas y menos  aún, tratar de confirmarlas.

Últimamente se ha vuelto popular llamar al pueblo a decidir directamente sobre temas importantes, como la salida de Inglaterra de la Unión Europea, la ratificación de los acuerdos de paz en Colombia o el cambio de la constitución en Italia. En todos estos casos los votantes no contaron con suficiente ilustración y por lo tanto pudieron ser manejados por medio de informaciones falsas.

En el caso colombiano ganó el No por menos de 100.000 votos de un total de 13 millones.  Lo curioso es que el SI ganó en todas las zonas que sufrieron la violencia y el No en las grandes ciudades donde no se conoció el accionar de la guerrilla. La gran  excepción se dio en Bogotá, a donde llegaron la mayoría de los desplazados por la guerra interna.  El propio gerente de la campaña del NO declaró en una entrevista que había manipulado al electorado con informaciones tergiversadas o francamente falsas.

En Inglaterra el 52% de los votantes decidió la salida de la Unión.  Algo muy distinto sucede en Suiza, donde por medio de plebiscito, y con mucha información se vota sobre la construcción de grandes obras, pero aún allí el plebiscito sobre inmigrantes tuvo resultados no esperados, puesto que con una mayoría de 19.000 votos se cambiaron las reglas del juegos establecidas con el Mercado Común Europeo sobre la libre circulación de personas.  Allí la propagación del miedo contra el extraño logró su cometido

El más claro ejemplo de la manipulación de la información se dio en las recientes elecciones en los Estados Unidos.  Trump ha usado la mentira como su arma política, y ayudado por las redes sociales, difundiendo y maximizando esas mentiras logró llegar a la presidencia, aunque su rival obtuviera tres millones de votos más que él. Pero aún mas grave, la mentira demostrada se transforma por parte del poder en una verdad relativa.  Tal el caso del fiscal general de los Estados Unidos que le mintió al congreso mientras Trump señala que “tal vez (el fiscal) pudo haber respondido de manera más precisa». El mismo Jeff Sessions dijo que “en retrospectiva, debí haber contestado que ‘sí me reuní con un funcionario ruso un par de veces, el embajador’”.

¿Será que la democracia liberal, tal como la conocemos está llegando a su fin?

 

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