El mundo judío celebra las festividades de Sucot

Foto: Kobi Gideon / GPO

Miles de cabañas cubiertas con palmeras se verán en las entradas de los edificios y balcones de las casas de Israel con motivo de la próxima celebración de la festividad de Sucot o fiesta de la Cosecha.
Prescrita en la Biblia como una de las tres ocasiones de peregrinación a Jerusalén junto con la de Pésaj (Éxodo de Egipto, abril) y Shavuot (Pentecostés, mayo-junio), la conocida popularmente en español como fiesta de la “cabañas”, en hebreo “Sucot”, recuerda el paso por el desierto de los israelitas hace más de 3.000 años.
Se refiere a los cuarenta años que, según la Biblia, sus antepasados vivieron en cabañas tras el Éxodo de Egipto de la mano de Moisés (Moshe), aunque en una interpretación más metafísica la fiesta también transmite la fragilidad de la existencia humana en el mundo material.
“Celebrarás la fiesta solemne de los Tabernáculos durante siete días, cuando hayas realizado la cosecha. Te alegrarás, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. Durante siete días celebrarás la fiesta solemne en honor tu D’s, en el lugar que D’s escoja, porque te habrá bendecido en todos tus frutos y en todas las obras de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.” (Deuteronomio 16:13-15).
En esta Fiesta solemne se entregaban todo tipo de ofrenda. Se celebraba en tiendas y enramadas con techo de hojas de palmas o cañas. Y en su diseño y celebración se usaban cuatro diferentes tipos de ramas: Ramas con fruto de un árbol hermoso de palmera(lulav), la toronja o cidro (etrog), de árboles frondosos y ramilletes de sauce (arabá). Se trata de cuatro elementos que según los sabios judíos contienen la esencia del pueblo de Israel, la diversidad en las cualidades humanas.
El Objetivo principal que D’s estableció para esta fiesta fue que el pueblo recordara que ellos habitaron en tiendas durante su travesía en el desierto; y que recordaran que D’s también habitó en medio de ellos en el Tabernáculo de Reunión (Lev. 23:42-43):
“En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo, Jehová, vuestro D’s”
Otro elemento central de la celebración es su relación con el peregrinaje a Jerusalén, una costumbre que comenzaron los israelitas bíblicos tras la conquista de Canaán para presentar ofrendas a D’s a través de la casta sacerdotal de los “Cohanim”.
En la actualidad esta costumbre se recuerda con multitudinarias bendiciones junto al Muro de los Lamentos, el lugar más cercano al sitio más sagrado para el judaísmo, ante el que los descendientes de esa casta bendicen al pueblo cubiertos con talit, un manto de color claro rallado en sus extremos con listones negros o azules.
El ambiente festivo generalizado, con vacaciones en las escuelas, se traduce rápidamente en gigantescos atascos por las carreteras y un aluvión de parrillas por todos los parques y bosques. ■

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