El mundo está en vuestras manos

29 marzo, 2017

Bernardo Ptasevich

Los gobernantes de las potencias nos pueden llevar a una guerra generalizada
¿Cuál es la distancia que separa la tensa calma de una guerra frontal? ¿Cómo un error podría desencadenar la guerra? ¿Es peligroso detener las armas para Hezbollah en terreno sirio? ¿Cuán fuerte es la alianza entre Rusia y Siria, cuanto entre Rusia e Irán? ¿Podrá Rusia mantener un equilibrio entre sus aliados y sus relaciones internacionales? Los ataques de Israel en suelo sirio ¿podrán ser suficientemente quirúrgicos y sin margen de error?

Un arsenal que explotaría acercando un fósforo
La presencia rusa en Siria es igual a un arsenal listo para explotar apenas se le acerque un fósforo. Uno de los problemas es que alguien puede acercarlo y culpar a Israel de ello. Es posible también un error que afecte blancos no queridos que se encuentran cerca del objetivo. Las fuerzas rusas están demasiado cerca de los terroristas de Hezbollah, tanto que hasta pueden tener contactos y relación con ellos. En definitiva, hoy Nasrallah lucha junto al gobierno sirio y al ejército ruso. ¿Quién puede creer que una caravana de explosivos y armas pueda atravesar cómodamente el terreno sirio sin que Rusia se entere o sin su permiso explícito? Es un juego de doble rasero en el que los rusos no definen su real postura ya que una definición en cualquier sentido los perjudica o los llevaría a la guerra. Israel ya recibió un aviso cuando Rusia llamó al embajador por el ataque al convoy que tenía como destino el Líbano y como beneficiario a las huestes de Nasrallah.

El enemigo es Irán pero el peligro inmediato es Rusia
¿Amigo o enemigo? ¿Confiable o impredecible? Rusia es hoy toda una incógnita. El poder absoluto en manos de Putin decide si va o no va a la guerra, si apoya o deja de apoyar. A pesar de sus reuniones con el Primer Ministro de Israel Biniamín Netanyahu aparentando buenas y cordiales relaciones, Putin no hará nada que le perjudique y mucho menos que erosione sus negocios.
Irán, Siria, y por su intermedio algunos grupos terroristas son los más importantes clientes que no solo compran sino que también deben. Asegurar la cobranza es uno de los objetivos que nadie nombra pero que la lógica indica. Es como un proveedor que ve a su cliente caer en quiebra y antes que suceda se mete en su empresa no para salvarlo sino para salvar lo propio en la mayor medida posible. Si Israel insiste en no permitir el tráfico de armas a los terroristas por terreno sirio, cosa que hará sin duda alguna, tiene dos opciones. La primera es que Rusia acepte tal situación para no blanquear su verdadera cara en el asunto y haga la vista gorda alejándose de los lugares que serán atacados. La segunda es desafiar a Putin, atacar por sorpresa sin alterarlo con el peligro de que un error de cálculo desate al fin un conflicto con Rusia.

No todas las decisiones se toman en el terreno
En este mundo complejo, globalizado pero totalmente intrincado, no todo lo que sucede en el terreno se gesta en ese lugar. La política y los negocios tienen absoluta implicación en lo que se hará o deje de hacerse. En este sentido, EEUU y el nuevo gobierno de Donald Trump, investigado por sus relaciones con personalidades, organizaciones y empresas rusas antes de las elecciones, tienen una gran incidencia. La realidad de hoy es que EEUU debe mantener con Rusia relaciones muy cuidadas y acertadas si no quiere quedar en la historia como el que apretó el botón de la tercera guerra mundial. Estados Unidos está inmerso en una guerra política interna “sin cuartel” y casi sin normas éticas o diplomáticas. Todos quieren desacreditar a todos, y como “nadie nació ayer”, cada uno tiene su historia.
Sabemos cómo funciona la política y quiénes logran llegan a ser candidatos de los partidos, con lo cual nadie puede creer que alguno de los gobernantes que llegan al poder (sean de cualquier partido) sean absolutamente “trigo limpio”. Será suficiente con escarbar un poquito, mezclar algo de saña con un poco de mala leche para crear una receta infalible que pueda salir en los medios y tener el éxito asegurado. Será difícil para Donald Trump gobernar en esas condiciones así como lo hubiese sido para Hillary Clinton o para cualquier candidato que llegara a ocupar el más alto cargo de gobierno de ese país. Cualquier decisión que tome el presidente estadounidense respecto a Rusia, en cualquier sentido, tendrá como sombra su posible relación anterior con ellos. Pero la diplomacia entre EEUU y Rusia es crucial para definir lo que pasará en Medio Oriente, más precisamente en Siria y sus alrededores.

Rusia y los enemigos cada vez más cerca de Israel
Aunque no debería ponerlos en la misma bolsa, lamentablemente están en bolsas tan contiguas que bastaría un pequeño orificio en ellas para que se mezclen. Rusia no es una visita nada agradable en las proximidades del Estado de Israel justo ahora, cuando se habla de coordinación entre Hezbollah y el Hamás para las próximas acciones bélicas, cuando el ISIS está cerca de la frontera norte en el Golán y se infiltra peligrosamente en Gaza, cuando el resucitado presidente Bashar Al Assad amenaza con tirar misiles Scud a territorio israelí, o cuando Irán interviene directamente aportando armas, explosivos y tecnología a los terroristas para posicionarse en la zona. La presencia de Rusia y sus misiles antiaéreos S-300 y S-400 potencian todo lo antedicho. Para Putin entre un sí y un no, entre un apoyo y un ataque, no hay mucha distancia y mucho menos demasiados trámites. El puede pasar de uno al otro sin anestesia, cambiar una mano extendida por la guerra. Rusia no va a permitir que uno solo de sus tanques o aviones peligre y eso es lo que sucederá si se generaliza hoy un conflicto en los frentes donde se encuentren sus tropas y sus armas.

El mundo está en vuestras manos
El próximo conflicto en el que Israel esté involucrado puede ser una guerra localizada o puede expandirse como reguero de pólvora. Los líderes deben ser prudentes y tomar en cuenta esta posibilidad cierta. Donald Trump y Vladimir Putin son la cabeza de esta realidad y tendrán responsabilidad en todo lo que suceda. El gobierno israelí no dejará de defenderse, pero debe saber también cual es el juego y la dimensión de cada decisión. Siria, ahora con un Assad que tiene más aire político, no dará un paso a lanzar misiles sin el permiso de Rusia. No puedo incluir en la prudencia a los grupos terroristas porque ellos no la tendrán nunca y harán todo lo posible para internacionalizar sus guerras y dar un marco a sus asesinatos. Pero en esas manos estamos, los ciudadanos del mundo que cada vez podemos incidir menos en nuestro futuro. Quede claro que el próximo enfrentamiento que deba afrontar Israel no tendrá nada de parecido a los anteriores.

Fuente:
Memoriasdelmundo.net ■

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