El mundo al derecho, el mundo al revés

27 septiembre, 2018 , ,

Juan Carlos López
La familia de un joven terrorista palestino de 17 años espera recibir casi 50 mil dólares al año como compensación por la despreciable obra de su muchacho. Ningún argumento moral decente puede sostener tal recompensa a uno de los actos más despreciables, pero es una política oficial de la Autoridad Palestina (AP).
Los fondos que cada día se captan de parte de la comunidad internacional, solicitados vehementemente para solventar la “urgente situación de necesidad que sufren los palestinos bajo la ocupación israelí”, se usan para pagar estas pensiones del terror que la AP asigna a las familias de aquellos que perpetran crímenes en contra de hombres, mujeres y niños de Israel, muchas veces alcanzando a nacionales de otros Estados que se cruzaron en el camino del terrorista.
Este retorcido ejercicio de ayuda, además de fomentar rampantemente el ejercicio de la violencia en contra de civiles israelís, se convierte en una salida rápida para individuos palestinos que sufren de algún trastorno mental del tipo antisocial o para aquellos que atraviesan una situación financiera difícil que afecta a sus familiares. Es así como millones de dólares recaudados se dedican a esta cuestionable práctica y simplemente no se usan en la construcción de las bases de una sociedad moderna, a través de la educación de sus jóvenes y niños o por medio del desarrollo de la infraestructura de salud, solo para citar un par de necesidades que se presentan en los Estados contemporáneos emergentes.
Esta práctica de recompensa a las familias de los terroristas habla muy mal de las verdaderas intenciones de los líderes palestino y su verdadera actitud hacia la paz.
Al otro lado de la frontera, un evento trágico y reciente nos encara a una realidad diametralmente opuesta. Ari Fuld, un padre de familia, sufre un ataque con un puñal que finalmente le causa la muerte, no sin antes perseguir y detener con su últimos alientos al terrorista para evitar daños a otras personas.
Ari fue atacado por la espalda mientras se encontraba en su habitual centro comercial, el mismo sitio donde llevaba a sus 4 hijos y esposa de compras, a pasear, a comer helados, con la certeza de estar caminando en un territorio civil protegido por la ley de un Estado moderno.
En una táctica usual en el terrorismo palestino, el 16 de septiembre de 2018, el joven Khalil Jabarin, de apenas 17 años, cambió su vida de adolescente para convertirse en un asesino. Videos de cámaras de seguridad en la escena muestran al perpetrador asechando a su victima, acercandose disimuladamente a las espaldas de Ari y con toda intención y determinación apuñaleando al americano-israelí. Cualquier observador pudo ver que no se trataba de una reacción en contra de algún acto de violencia en su contra, no se trató de la defensa de su vida o la de su familia. Este muchacho que se encontraba en su edad escolar, actuó con la sangre fría de un sicario.
Mientras el terrorista era atendido en un hospital israelí, donde los médicos cumplían su juramento profesional y resguardaban una vida humana, otros médicos no pudieron ayudar a Ari Fuld, quien fallecía a causa de las heridas recibidas. Posiblemente pudo haber llegado al quirófano en mejor estado si no hubiera perseguido a su atacante, acto que eventualmente evitó que, puñal en mano, el muchacho pudiera atacar a otras personas.
Era su derecho desplomarse y recibir ayuda, pero seguramente su moral y principios le infundieron el valor y la fuerza para evitar que el terrorista atacara a cualquiera de los hombres, mujeres o niños que allí se encontraban. Un verdadero acto de heroísmo que está reservado a espíritus de una calidad excepcional. Por este acto y por su vida avocada a la defensa activa de Israel y sus derechos más elementales, muchos le compararon con un león caído y, hasta sus detractores más vehementes, se cuentan entre las multitudes que han dado muestras de respeto y reconocimiento.
Esposa y cuatro hijos pequeños se han quedado sin la presencia ni el apoyo de un abnegado padre, en cualquier circunstancia es lógico pensar en la destrucción de una familia, pensar en una tragedia. Pero en este mundo correcto y justo, el mundo donde se ama y respeta la vida, el mundo donde salvar una vida es salvar al mundo, la ayuda llegó pronto y en abundancia. Esta vez los fondos que se dedicarán a garantizar el futuro de una familia caída en desgracia no serán extraídos de los presupuestos que debieran dedicarse a una escuela u hospital, no recortarán las pensiones de ancianos ni disminuirá la asistencia social.
Una campaña de levantamientos de fondos comenzó rápidamente al saberse las trágicas noticias. Una página web ha servido de repositorio de la bondad de muchos individuos e instituciones y atesora el reconocimiento a la labor con la que Ari Fuld compartió su tiempo familiar. Hasta el momento de esta nota unas 9 700 personas han hecho donativos en la respectiva campaña en GoFundMe (https://www.gofundme.com/ari-fuld) con aportes que varían entre los 20 mil y los 5 dólares, hasta alcanzar una suma de más de un millón de dólares en apenas 10 días. Esta actividad habla muy bien de ese mundo.
La política de la AP de recompensar al terrorismo está siendo cada vez más cuestionada por las naciones más importantes. Ya los EEUU han decidido cortar fondos destinados a programas de ayuda a los palestinos y han atacado abiertamente a la muy cuestionada Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA por sus siglas en inglés), que se ha convertido en un verdadero “elefante blanco” que reúne y proporciona descomunales fondos para actividades terroristas y de promoción al odio religioso y racial.
Argumentos del tipo de “¿Cómo vamos a ayudar a los hospitales palestinos mientras que las autoridades pagan estipendios a los criminales?” ya se esgrimen con vehemencia por voceros oficiales de la administración Trump, en oposición a una práctica considerada inmoral, que además elimina del escenario cualquier motivación para alcanzar un acuerdo de paz. Un sencillo conflicto de intereses en el que al eliminar el terrorismo se pone en riesgo la posibilidad de interesantes ingresos de algunas familias.
En lo que a Europa respecta, mientras algunas localidades se suman al movimiento BDS de manera particular, algunos países están comenzando a cuestionar los aportes y ayudas que hacen a los ruegos de la AP, recortando o eliminando las mismas y criticando abiertamente a la Autoridad Palestina por esa práctica.
El Estado de Israel, principal afectado por el terrorismo palestino y por el apoyo que las autoridades árabes regionales les proporcionan, ya ha decidido restar de los impuestos que recauda para la AP una suma correspondiente a los pagos que esta le haga a la familia del asesino de Ari Fuld.
Está claro que en un mundo al derecho las ayudas deben ir destinadas a los necesitados. En un mundo al revés, en la contraparte de la bondad y la ética, los criminales y sus familiares son recompensados.
Es en un mundo al derecho donde todos debemos aspirar vivir y donde debemos poner nuestros esfuerzos para evitar que la maldad lo voltee al revés.

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