El I Congreso de Judaísmo y Democracia debate sobre las tensiones en el país

17 febrero, 2018
Primer Congreso Israeli de Judaismo y Democracia -Foto: Facebook

Políticos y expertos debatieron en Tel Aviv en el I Congreso Israelí sobre Judaísmo y Democracia sobre las conexiones y tensiones entre la identidad judía y democrática en el Estado y la sociedad de Israel.

«En el congreso, queremos encontrar un punto de resolución entre judaísmo y democracia», dijo a Shachar Lifschitz, organizador del evento y profesor de derecho democrático y judío de la Universidad de Bar Ilán.

Asegura que la sociedad israelí está inmersa en un conflicto entre identidad religiosa y democrática al que se debe buscar soluciones para compatibilizar ambas.

También apunta que si bien se desea «preservar la naturaleza judía del Estado de Israel para las siguientes generaciones, la libertad y los valores democráticos también son importantes».

Para Lifschitz, en medio del debate político o intelectual sobre la cuestión «están los ciudadanos normales», que muestran opiniones distintas sobre temas como el divorcio, género, matrimonios civiles, la observancia del Shabat (día de descanso judío) y su adopción en el espacio público, la conversión al judaísmo o la relación de Israel con la diáspora judía.

«Podemos hacer que la gente llegue a acuerdos si les sentamos en una mesa y se escuchan mutuamente», cree este experto, que ha impulsado reuniones entre israelíes con distintas perspectivas que debaten con el apoyo de mediadores profesionales para llegar a conclusiones conjuntas sobre algunas de las temáticas más controvertidas en el país.

Durante el congreso, uno de los debates más relevantes se centró en torno a la ley de identidad judía, que define Israel como el «hogar nacional del pueblo judío» y que el Parlamento (Knéset) aprobó en lectura preliminar el año pasado.

Según aseguró en el encuentro la ministra de Justicia, Ayelet Shaked, esta ley significa afianzar «la nacionalidad judía».

«Tenemos que mantener el carácter del Estado de Israel como un país judío, incluso si es un poco a expensas de la igualdad», dijo Shaked, quien señaló que «los valores del judaísmo y de la democracia deberían coexistir, ya que son paralelos».

También consideró que Israel «no es un Estado para todas las nacionalidades», y aludió a los miles de inmigrantes de Eritrea y Sudán en situación irregular que el Gobierno tratará de expulsar del país en los próximos meses.

Shaked ve esta inmigración como «una progresiva invasión desde el continente africano» y cree que es necesario «preservar la nacionalidad judía, que se basa en la igualdad civil, pero no en la igualdad nacional».

También resaltó que en la Galilea (norte del país) solo el 43 % de población es judía, por lo que apostó por judaizar la región y dejó claro que no quiere «una mayoría de palestinos en el Estado de Israel».

Frente a esta postura, la ex ministra de Justicia y Exteriores Tzipi Livni abogó por un «Estado-nación de los judíos con igualdad para todos sus ciudadanos». EFE

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