El golpe de estado en Turquía revela una democracia dañada

20 julio, 2016
Fetullah Güllen Opositor exiliado de Erdogan

Lee Smith *

El golpe de Estado contra el gobierno turco ha fracasado. Eso ocurrió casi un día después de que una facción del ejército turco trató de derrocar al gobierno mediante el cierre de los puentes, el envío de tanques en la calle, disparando misiles contra los manifestantes desde helicóptero, y deteniendo a varios funcionarios, entre ellos el jefe del personal del estado mayor conjunto. Los golpistas atacaron una estación de policía, matando al menos a 17 oficiales. La prensa informa al menos 250 muertes, pero el número de bajas final es probable que sea mayor. No está claro aún si el número de muertos incluye los muertos en el edificio del parlamento en Ankara, que los golpistas bombardearon.
Algunos de los oficiales detrás del golpe, un puñado de generales y de coroneles y oficiales de menor rango, ya han sido detenidos, y los reclutas que pueden no haber tenido ninguna idea de dónde recibieron las órdenes fueron también detenidos. El presidente Recep Tayyip Erdogan calificó de «traición» al golpe, todo el arco político, incluido el opositor, denunciaron el intento de golpe.
Ha habido cuatro golpes de estado exitosos (1960, 1971, 1980, 1997) en la historia de la república turca moderna, diseñados por el ejército con el fin de preservar la democracia secular establecida por el fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Atatürk. Los golpistas difundieron el mismo mensaje en esta ocasión, pero la mayoría de los manifestantes que salieron a la calle mostraron que el público cree que este golpe fue una afrenta a la democracia turca.
Para Erdogan, el golpe fue la obra de una de las facciones del ejército manipulada por una agrupación política opuesta a Erdogan- los seguidores del también islamista, Fetullah Gülen.
Gülen es un nacionalista turco que se exilió en Pennsylvania en 1999, habiendo enfrentado cargos en Turquía de conspirar para derrocar al Estado.
Los cargos se basan en un sermón de 1986, donde se escucha a Gülen declarando que «nuestros amigos, que tienen cargos en los órganos legislativos y administrativos, deben aprender sus detalles y estar alerta todo el tiempo para que puedan transformar y ser más fructíferos en nombre del Islam con el fin de llevar a cabo una restauración nacional». Un tribunal turco lo absolvió de todos los cargos en 2006. Eso fue apelado, pero la absolución fue reconfirmada en 2008.
Gülen es un rico hombre de negocios cuyo dinero proviene principalmente de las escuelas autónomas que ha fundado alrededor del mundo, incluyendo los Estados Unidos. Es un islamista moderado de la variedad sufí que aboga por la tolerancia y la aceptación de todos los credos. En una entrevista de 2010 con el Wall Street Journal, Gülen habló en contra de la flotilla turca enviada para romper el bloqueo naval de Gaza, que culminó en un enfrentamiento que dejó nueve ciudadanos turcos y un turco-estadounidense muertos, junto con siete marineros israelíes heridos, algunos de gravedad. La postura crítica de Gülen pulió sus credenciales moderadas. Y sin embargo, como informó Claire Berlinski, Gülen ha hecho algunas declaraciones de tinte conspirativo y antisemita, regularmente difundidas en Medio Oriente.
En un momento, Gülen estaba cerca de Erdogan, ya que su partido AKP se basó en un amplio apoyo de la organización de Gülen en toda Turquía para ayudar a ganar las elecciones. Además, estas dos corrientes islamistas colaboraron en los juicios Ergenekon, que fueron supuestamente destinados a erradicar al  «Estado profundo» de Turquía y sacar a la luz las malas acciones de los militares y sus aliados en los medios de comunicación y en otros lugares, y las conspiraciones que habrían tramado. Muchos liberales y secularistas turcos apoyaron los juicios en un primer momento ya que creían, no sin razón, que una gran parte del gobierno y la junta militar tenía un pasado oscuro y era necesario hacer públicos sus crímenes para que la democracia pueda tomar fuerza.

Erdogan y Gülen manipulan la democracia en su disputa
En realidad, Ergenekon fue sobre todo una colección de cuentos ficticios rebuscados con pruebas falsas que el gobierno de Erdogan utiliza para desacreditar y detener oponentes y posibles rivales, despejando el camino para que sus propios leales ganen espacios de poder. Muchos de los cargos contra jueces, periodistas y militares eran claramente sin sentido.
Gülen y Erdogan se pelearon hace varios años, en parte porque éste último trató de iniciar un proceso de paz con el Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK), a lo que el movimiento Gülen se opuso firmemente. Después de su caída, los gülenistas trataron de derrocar a Erdogan, cuando figuras del AKP, entre ellos el hijo de Erdogan, fueron puestos bajo vigilancia electrónica por la policía dominada por Gülen y enfrentaron cargos de corrupción. Erdogan respondió del mismo modo, purgando el poder judicial y la policía de los gülenistas. Así, la policía, ahora en gran parte libre de la influencia gülenista, se opuso al golpe y luchó contra los conspiradores en las calles.
Erdogan también fue tras los medios de comunicación bajo influencia de Gülen. En marzo, el gobierno tomó posesión del equipo de prensa del periódico Zaman. No puede haber ninguna excusa para arrestar a periodistas y cerrar medios de comunicación.  Erdogan ha hecho de Turquía el quinto peor carcelero de periodistas a nivel mundial. Sin embargo, es quizás más exacto pensar la prensa de propiedad de Gülen como una organización de inteligencia. Sí, este medio no merecía ser cerrado, pero los gülenistas habían jugado el mismo juego feo para su propio beneficio cuando utilizaron Zaman para lanzar ataques contra muchos de los periodistas procesados en los juicios Eregenekon.
El conflicto en los círculos políticos turcos durante los años de Erdogan en realidad nunca ha sido acerca de la dirección de la cultura democrática del país. Más bien, se trata de un muy desagradable enfrentamiento típico de Oriente Medio sobre la política del poder.
No hay buenos chicos aquí. Ninguno acudió al rescate de la democracia turca. Los partidos de la oposición están llenos de enemigos izquierdistas anti-estadounidenses, fanáticos de derecha, y todos son antisemitas. Si algunos analistas creen que los manifestantes salieron a las calles para defender la democracia, que no haya ningún error, las manifestaciones callejeras no son un índice de la democracia, sino más bien un agudo recordatorio de su déficit.
Los ciudadanos de una democracia manifiestan su voluntad política a través de la votación y otras formas de organización política, no desafiando las balas o utilizando el empleo de la violencia.

* Fuente: Weekly Standard

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