El error de Spicer y la reacción exagerada demócrata

13 abril, 2017
Foto Wikipedia

Alan M. Dershowitz

El vocero de la administración Trump Sean Spicer cometió un grave error al comparar a Bashar Al-Assad con Hitler, y para empeorar las cosas, se equivocó. Rápidamente se disculpó. No había indicios de antisemitismo en su error histórico y su disculpa debiera haber terminado con el problema.

Pero sus enemigos políticos decidieron explotar su error al querer quedar bien con los judíos. Al hacerlo, son ellos quienes están explotando la memoria de los seis millones durante la festividad de Pésaj.
El Comité Nacional Demócrata emitió un reproche con el titular: “No vamos a defender el antisemitismo”. Su contenido incluyó lo siguiente: “Negar las atrocidades cometidas por Adolfo Hitler y el régimen nazi es una táctica probada y verdadera utilizada por neonazis y grupos de supremacía blanca que se han envalentonado desde que Donald Trump anunció su campaña para la presidencia”. Al colocar a Hitler y Trump en la misma frase, el CND cometió un error similar al que criticaron justamente a Spicer. Por otra parte, el propio CND está copresidido por un hombre que durante muchos años “defendía el antisemitismo”, es decir, Keith Ellison, que militaba junto al notorio antisemita Louis Farrakhan, al mismo tiempo que niega que él fuera consciente de la gran influencia del odio público de Farrakhan a los judíos.

Es el epítome del atrevimiento el del CND acusar falsamente a Spicer de apoyarse en el antisemitismo, mientras que ellos son copresididos por un hombre que cometió ese pecado.
Nancy Pelosi y los líderes de la Casa de la Minoría, acusaron falsamente a Spicer de “minimizar el horror del Holocausto”. Pero al nivelar esa acusación falsa, Pelosi está explotando la tragedia.
Steven Goldstein, un radical de extrema izquierda que dirige una fraudulenta organización que se autodenomina “El Centro Ana Frank de Respeto Mutuo”, acusó a Spicer de “participar en la negación del Holocausto”. Él calificó el error de Spicer de “una maldad más malvada” contra el pueblo judío. Goldstein afirma hablar por el pueblo judío, pero sólo se representa a sí mismo y a unos cuantos puñados de seguidores radicales que no son en modo alguno representativos de la comunidad judía. Él explota repetidamente el Holocausto para ganar publicidad para él y su pequeño grupo de seguidores. ¡Me dan vergüenza ajena!
Estas últimas reacciones a un error histórico cometido por Spicer que no estaba motivado por el antisemitismo representan la explotación política del Holocausto. Spicer estaba equivocado al tratar de reforzar su argumento contra Assad al referirse a Hitler, y sus oponentes políticos están equivocados en explotar la tragedia del Holocausto para marcar puntos partidarios contra él.
La diferencia es que el error de Spicer no fue de ninguna manera premeditado, mientras que la explotación del hecho por sus enemigos fue cuidadosamente calculada para obtener ganancias políticas. Todas las partes deben dejar de usar referencias a Hitler y el Holocausto en el diálogo político. Las analogías históricas son generalmente erróneas. Las analogías con el Holocausto son siempre equivocadas, y a menudo ofensivas.
En la CNN la otra noche, Don Lemon me preguntó si estaba “ofendido como judío” por lo que Spicer había dicho. La verdad es que me ofendí como alguien que se preocupa por la exactitud histórica por la aparente falta de conocimiento de Spicer con respecto al uso de productos químicos como Zyklon B para asesinar a judíos durante el Holocausto. Pero nunca se me ocurrió que las declaraciones erróneas de Spicer estuvieran motivadas por el antisemitismo, la negación del Holocausto o la intención de “molestar” al pueblo judío. Tampoco creo que los que lo han acusado de motivaciones tan malas lo crean realmente. Ellos deliberadamente le atribuyeron un mal motivo para complacer a los oyentes judíos. Eso me ofende más que cualquier cosa que Spicer hizo.
El antisemitismo de extrema derecha continúa siendo un problema en muchas partes de Europa y entre un grupo relativamente pequeño de estadounidenses del movimiento “alt-right”. Pero la extrema izquierda y el antisemitismo extremista musulmán es un problema mucho mayor en los Estados Unidos de hoy, especialmente en los campus universitarios. Así que aquellos de nosotros que odiamos todas las formas de antisemitismo e intolerancia, independientemente de su fuente, debemos luchar contra este mal sobre una base no partidista. Debemos priorizar nuestras prioridades, centrándonos en los mayores peligros, independientemente de si provienen de la derecha o de la izquierda, de los republicanos o demócratas. La lucha contra el fanatismo es una cuestión bipartidista y no debe ser explotada para obtener ganancias partidistas.

 

Fuente: Gatestone Institute

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