El «contador de Auschwitz» pide indulto para evitar la cárcel

Campo de concentración de Auschwitz Foto: Michel Zacharz AKA Grippenn Wikipedia CC BY-SA 2.5 pl

Oskar Gröning, el ex miembro de las SS hitlerianas conocido como el «contador de Auschwitz» y condenado a cuatro años de cárcel por complicidad en el asesinato de 300.000 judíos, ha solicitado su indulto, su última maniobra para evitar ir a prisión.

Una portavoz de la fiscalía estatal de Lüneburg (norte de Alemania) lo confirmó en declaraciones a la televisión pública regional NDR 1, menos de un mes después de que el Tribunal Constitucional (TC) ratificase el pasado diciembre la condena de Gröning, de julio de 2015.

La petición de indulto -que estudia ahora la fiscalía- ha detenido temporalmente el procedimiento contra el condenado, de 96 años, que debería entrar en breve en prisión.

El fallo del Constitucional ya rechazó los argumentos de la defensa sobre el estado de salud del condenado y, siguiendo lo dictado por tribunales inferiores, aseguró que la sentencia no pone en peligro la salud o la vida del nonagenario.

El TC subrayó que los problemas de salud del acusado pueden ser tratados con las correspondientes medidas médicas y que en caso de registrarse «cambios negativos considerables en el estado de salud» del condenado durante su estancia en prisión es posible sustituir temporalmente la pena de cárcel por la de libertad condicional.

El proceso contra Gröning, nacido en 1921, fue exponente de los juicios tardíos por crímenes del nazismo, abiertos tras el precedente marcado por el caso del ucraniano John Demjanjuk, condenado en 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de exterminio de Sobibor, en la Polonia ocupada.

Gröning admitió en el proceso su «complicidad moral» en las muertes del campo de exterminio de Auschwitz, donde cumplió labores tales como la incautación y administración del dinero y las pertenencias de quienes llegaban como deportados.

El procesado mostró su arrepentimiento y pidió perdón a los sobrevivientes y familiares de las víctimas de la acusación particular, además de lamentar no haber actuado en consecuencia ante unos crímenes de los que, dijo, fue perfectamente consciente.

La condena a cuatro años de cárcel superó la petición de la fiscalía -que había solicitado tres años y medio-, mientras que la defensa pedía la libre absolución del acusado.

Gröning ingresó en 1941, con veinte años, en las Waffen-SS y dos años después empezó a servir en Auschwitz, donde asumió la función de incautar las pertenencias de los deportados y de hacer las correspondientes transferencias a Berlín.

La acusación se centró en su papel en la llamada «Operación Hungría», de mediados de 1944, cuando llegaron a Auschwitz alrededor de 450.000 judíos, de los cuales unos 300.000 fueron asesinados.

A Gröning, quien tras la caída del nazismo pasó por un campo de internamiento británico y luego volvió a la vida civil como contador en una fábrica de vidrio, se le había abierto sumario en 1977, pero quedó sobreseído en 1988.

Su juicio estuvo marcado por frecuentes interrupciones por enfermedad del procesado, lo mismo que había ocurrido con el de Demjanjuk, quien murió unos meses después de escuchar sentencia en un hospital geriátrico. EFE

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