El cese al fuego de Hezbollah: ¿un nuevo equilibrio regional?

Barak Bouks
El Líbano es bien conocido por su capacidad para mantener un delicado equilibrio entre las minorías religiosas y las sectas. La guerra civil de 1975-1989 fue resuelta por el Acuerdo de Taif, poniendo fin al doloroso periodo.
La actual arena política en el Líbano presenta un frágil equilibrio entre Hezbollah (que promovió la elección del ex jefe del ejército pro-sirio, General Michel Aoun, a la presidencia) y una resistencia multi-sectorial definida como “La Alianza del 14 de marzo” (formada en 2005 y encabezada por Sa’ad Hariri, hijo del Primer Ministro Rafiq Hariri, asesinado por Hezbollah).
Cuando estalló la guerra civil siria, Hezbollah se adaptó a la nueva situación, viéndola como una arena en la que luchar bajo el patrocinio iraní contra ISIS junto a las milicias pro-Assad. El conflicto sirio permitió a la organización enviar tropas a complejos campos de guerra, recibir y usar nuevas armas e implementar nuevos métodos de combate. Como ha anunciado el Secretario General de Hezbollah Hassan Nasrallah en varios discursos, éstos serán utilizados contra Israel en enfrentamientos futuros.
Como Israel conmemora 35 años desde la Operación Paz para Galilea, se puede notar su larga historia de guerras y operaciones en el Líbano, que causó un número significativo de víctimas: la Operación Litani en 1978, la Operación Paz para Galilea en 1982, la Operación Responsabilidad en 1993, Operación Uvas de Ira en 1996. La retirada israelí del Líbano en mayo de 2000 condujo a un nuevo equilibrio que culminó con la Segunda Guerra Libanesa en julio-agosto de 2006 y el posterior rearme de Hezbollah.
Israel debe permanecer en alerta y está obligado a crear una disuasión creíble. La era de la guerra posterior a 2006 se ha caracterizado por los desafíos a Israel de varios grupos terroristas, de los cuales la amenaza de Hezbollah reina suprema. El umbral es resbaladizo. Las fuerzas de seguridad israelíes realizan juegos de guerra y maniobras del ejército, preparan el comando del frente de origen y alertan al público israelí sobre la posibilidad de una tercera guerra en el Líbano.
Israel debe estar preparado para una guerra a gran escala, y debe tratar de calcular las probabilidades de un brote de hostilidades. Si Hezbollah terminara la lucha en Siria -como posiblemente ha sido señalado por su acuerdo de cese del fuego con Fath al-Sham- el peligro aumentará.
Jerusalén también debe prestar atención a aquellas voces en Líbano que critican la participación de Hezbollah en la guerra civil siria. Esta es una oportunidad para revivir los principios básicos acordados en el acuerdo de paz entre israelíes y libaneses de 1983. Los que promovieron ese acuerdo cubrían todas las disputas pertinentes entre los dos estados. Uno sólo tiene que reconocer la necesidad de cooperación con la oposición libanesa contra Hezbollah, una oposición que no está interesada en verse obligada a ayudar a promover las ambiciones regionales de la organización.
Dado que el mandato de la FPNUL (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano, UNIFIL en sus siglas en inglés) está a punto de expirar a fines de agosto de 2017 (tras una prórroga por el Consejo de Seguridad), hay que examinar las ventajas que puede tener la formación de un nuevo mandato de la FPNUL ante nuevas amenazas de seguridad. Si las hostilidades de Israel y Hezbollah estallan, las redes políticas y militares tendrán que probar que aprendieron lecciones valiosas de enfrentamientos previos.
* Dr. Barak Bouks, Ph.D. (Departamento de Estudios Políticos, Universidad Bar-Ilán) se especializa en religión y terrorismo, Medio Oriente, seguridad (centrándose en el Líbano), y los medios de comunicación árabes, utilizando el análisis cualitativo y cuantitativo. Fuente BESA Center.