Descubren un dolmen de más de 4.000 años en la Galilea

5 marzo, 2017
Foto Autoridad de Antiguedades

Arqueólogos han descubierto recientemente un exclusivo y misterioso dolmen de más de 4.000 años en el norte de la Galilea, informó hoy la Dirección de Antigüedades de Israel.

El dolmen, de autoría desconocida, tiene unos exclusivos diseños artísticos que, según sus descubridores, son los primeros en su tipo en todo Oriente Medio.

«Este es el primer ejemplo de arte en un dolmen descubierto en Oriente medio», asegura un comunicado del organismo israelí, que ha participado en la excavación junto con la Academia universitaria Tel Hai y la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El misterioso dolmen ha sido hallado junto al kibutz Shamir, en un predio de otras 400 estructuras megalíticas, y su exclusividad radica en el diseño artístico que aparece en el techo del monumento.
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«Los grabados consisten en una línea recta que se dirigen hacia el centro de un arco. Hemos hallado quince de estos diseños en el techo del dolmen, distribuidos (a su vez) en una suerte de arco a lo largo de la roca», dijo Uri Berger, uno de los investigadores involucrados.

Pese a la claridad de los dibujos los arqueólogos e investigadores que han tratado de descifrar el conjunto artístico no han conseguido llegar a ninguna conclusión.

«No existe ningún otro ejemplo de estas formas grabadas en una roca en todo Oriente Medio por lo que su significado sigue siendo un misterio», agregó Berger.

La cámara en la que han sido hallados es relativamente grande, unos seis metros cuadrados, por lo que la roca que la cubre es inmensa y pesa unas 50 toneladas.

Según el comunicado, los investigadores han descubierto otros cuatro dólmenes más pequeños a su alrededor, en una suerte de jerarquización de las construcciones que también es inusual en la región.

El yacimiento del kibutz Shamir, en el norte de Israel, ofrece un inusual testimonio de la existencia de una cultura organizada en el Bronce Medio con un estructurado sistema de gobierno capaz de levantar semejantes monumentos, pero que colapsaría algún tiempo después porque no ha dejado otro rastro arquitectónico.

«El gigantesco dolmen del kibutz Shamir es sin duda una indicación de la existencia de construcciones públicas porque requería una gran cantidad de mano de obra a lo largo de mucho tiempo», asegura el investigador Gonén Sharón, el primero en distinguir los grabados.

Y explica que en ese período los obreros debieron tener alojamiento y alimentación, más allá de que se requería un cierto conocimiento en técnicas «ingenieras» que los pueblos nómadas de la época no solían tener. EFE

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