De Compostela a Ierushalaim – Otro éxito más

24 octubre, 2018

Pablo Veiga *
…y otro fracaso añadido a la cuenta de resultados del movimiento BDS y seguidores. Esta vez ha sido en Tailandia y los protagonistas, doce niños y un adulto, miembros del ya famoso y archi conocido equipo de fútbol Los Jabalíes Salvajes, que llevaban dos semanas atrapados en el interior de una cueva de complicada salida tras las torrenciales lluvias monzónicas. El final ha resultado de lo más gozoso, luego de rescatar sanos y salvos a todos ellos, lamentando eso sí, el fallecimiento previo de uno de los buzos participantes en el operativo.
La colaboración internacional ha sido con la máxima celeridad, aportando equipamientos y toda la técnica posible para lograr el objetivo. Se sabe de la presencia americana, australiana, incluso española, y de otros países, en los que, como no, se encuentra Israel. Porque ya es público y notorio el aporte de la empresa Maxtech Networks con sus avanzados dispositivos, que permitieron la comunicación desde el exterior con los atrapados. Un moderno sistema capaz de enlazar voz, datos y vídeos, a pesar de la inexistencia de cobertura, lo que ocurría en el interior de esa cueva.
Curiosamente, nuestros medios de comunicación generalistas, tanto prensa como televisión y radio, apenas se hacen eco de esta realidad. Se menciona a la comunidad internacional eludiendo citar el origen de la citada empresa, cuya actuación en este rescate ha sido decisiva y fundamental para salvar a los chicos y su entrenador.
Y claro, surgen las preguntas hacia aquellos que promueven ese absurdo, racista e inútil boicot a todo tipo de producto donde esté puesta la mano de Israel. Qué deberían haber hecho las autoridades tailandesas: ¿ negar la entrada al quipo israelí?… Si hacen caso a las proclamas de los amigos de BDS, sin duda alguna. Si uno de esos adolescentes fuera hijo de un miembro de tal siniestra organización, también rechazaría la ayuda al divisar la estrella de David en la vestimenta de los integrantes de Maxtech Networks… La pregunta, queridos lectores, es retórica, porque todos sabemos la respuesta.
Ese boicot, aparte de los calificativos ya señalados, se antoja ridículo. La sociedad europea y el mundo en general podría prescindir del vino fabricado en los Altos del Golán, de las bebidas preparadas por las máquinas de SodaStream, de las naranjas y dátiles cultivadas a lo largo y ancho de la geografía israelí o de cosméticos elaborados en un kibutz al lado del Mar Muerto. Y lo mismo podríamos decir de un libro, una película o un disco escrito, dirigido o compuesto en Israel. Pero lo que no podemos obviar ni tampoco boicotear es aquello que tiene una influencia decisiva en nuestra calidad de vida. Múltiples ejemplos, comenzando con los avances tecnológicos utilizados en la agricultura –riego por goteo- y continuando con los descubrimientos de cuna israelí que se desarrollan en nuestros hospitales a diario para la lucha contra enfermedades. Ni tampoco observamos la renuncia al uso del teléfono móvil o el correo electrónico. Por supuesto, cuando se dan situaciones como la acontecida en Tailandia con esos niños en peligro de muerte, las dudas se disipan por completo. Lo dicho, el enésimo éxito.
(Socio de AGAI-Asociación Galega de Amizade con Israel)
 

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